El gobierno uruguayo expresó este martes en una sesión especial del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) su “honda preocupación” por los acontecimientos de las últimas horas en Bolivia, “en momentos en que América Latina parecía haber conjurado el maleficio que le condenaba a la violencia y a los golpes de estado que avasallaban con frecuencia el orden constitucional”.
Tal como había expresado el Ministerio de Relaciones Exteriores en un comunicado, el embajador uruguayo ante la OEA, Hugo Cayrús, calificó la situación de Bolivia como un golpe de estado
“Que no queden dudas: esto fue, a todas luces, un golpe de estado cívico-político y militar y a pesar de la disposición del presidente Evo Morales para preservar la paz, la democracia, la justicia y la vida de sus connacionales, este hecho nunca podrá ser borrado de la historia”, afirmó.
Cayrús dijo que a pesar de los esfuerzos de Morales por mantener la paz interna, “la violencia siguió en aumento, dejando en evidencia que existían en Bolivia fuerzas movilizadoras con el único propósito de quebrar el orden institucional”.
El embajador uruguayo señaló que “no faltaron interpretaciones sesgadas de la realidad”, que intentan mostrar la salida de Morales como “una renuncia y que todo lo justifican en sus acciones previas”.
“Hasta se ha dicho, con desparpajo, que en Bolivia, las Fuerzas Armadas tienen la posibilidad de ‘aconsejar’ al presidente en una situación de extrema tensión. ¿Aconsejarlo a que renuncie? ¿Desde cuándo una sugerencia de las fuerzas militares y policiales puede ser realmente considerada como tal? El eufemismo en este caso parece una burla”.
Y también tuvo tiempo de criticar al secretario general de la OEA, Luis Almagro: “Resulta evidente para mi país, que la Secretaría General no supo ni anticipar ni acompañar apropiadamente la crisis. Acá hay un doble rasero que se aplica, en desmedro de las formas y las instituciones, de acuerdo a las simpatías o antipatías de signo ideológico que se profesan, aprobando aquí lo que se desaprueba allá, o a la inversa”.
Y continuó con su ataque a su excanciller: “Esto el Uruguay lo quiere expresar con meridiana claridad, en forma contundente, sin equívocos ni ambigüedades, con prescindencia de orientaciones o tendencias. Ese desprecio por las formas solo puede traer consigo un descaecimiento de las instituciones y las democracias, con nefastas –y previsibles- consecuencias. ¿Cómo puede quedar tan desprotegido un presidente legítimo que se allanó voluntariamente a las recomendaciones de la Secretaría General de la OEA? Con este antecedente, ¿qué tipo de garantías puede ofrecer la OEA a los Gobiernos de la región y a su población? ¿En cuánto hemos contribuido a la trágica situación que nuestra hermana Bolivia está viviendo?"
El gobierno uruguayo hizo “un llamado urgente” para que en Bolivia “se restablezca el orden social, la paz y la democracia por los mecanismos y en los plazos establecidos en su Constitución” y que se convoque a elecciones generales “fiscalizadas por observadores internacionales, que aseguren las más estrictas garantías de transparencia”.
“Bolivia necesita de un Gobierno legítimo, formado a partir de la voluntad popular. Exigimos el cese inmediato de la violencia y los actos de discriminación contra los indígenas y campesinos, así como la persecución política contra todos aquellos que se han opuesto al Golpe de Estado”, culminó.
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