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Guía para moverse en los mercados

Los inversores otorgan cada vez más posibilidades a una recesión global y están adoptando estrategias defensivas, lo que favorece al mercado de deuda y el oro
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17 de agosto de 2019 a las 05:02

Las alarmas han saltado esta semana en los mercados. Las bolsas han vivido uno de los periodos con más volatilidad del año y la búsqueda de refugio de los inversores ha profundizado el hundimiento de la rentabilidad de los bonos, inversa al precio.

 Paralelamente, el precio del oro prosigue su escalada y se ha llegado a cotizar a 1.528 dólares por onza, máximos desde abril de 2013.

La reducción de los volúmenes de negocio en las bolsas por la ausencia de muchos inversores en agosto contribuye a los movimientos bruscos en las acciones. Pero detrás de la inestabilidad de la renta variable y de la persistente huída del dinero hacia los activos considerados como refugio hay factores de más largo recorrido. ¿Qué está pasando en los mercados?

La amenaza de recesión suena cada vez con más fuerza. Hasta hace pocos días, los inversores se habían decantado por hablar de desaceleración y no de recesión, pero los débiles datos económicos publicados recientemente en Alemania, Reino Unido y China están cambiando la opinión de muchos inversores. Sin embargo, las sólidas cifras difundidas el jueves en EEUU distan mucho de anticipar un escenario de contracción en la primera potencia mundial.

Los expertos reconocen que el panorama no está claro, pero los inversores parecen decididos a ponerse la venda antes de la herida. "Nadie quiere que se repita la crisis que empezó en 2008. Este recuerdo pesa en los ánimos de los inversores, con lo que se están acortando en el tiempo los movimientos defensivos, por si acaso, y se están amplificando", sostiene Jesús de Blas, gestor de Banca Privada de Bankoa Crédit Agricole.

Señal de alerta en Estados Unidos 

El pasado miércoles, la rentabilidad de los tipos de interés de EEUU a dos años se situó en el 1,6%, y la del bono a 10 años, en el 1,62%. A esto se le llama inversión de la curva de tipos, y es una anomalía que se considera uno de los indicadores más fiables del mercado de deuda para predecir recesiones. Posteriormente se corrigió, pero la señal de alarma ya está activada.

La última vez que la curva de tipos de interés en EEUU se invirtió fue en 2005 y, dos años después, estalló la crisis financiera global.

Tensión por la guerra comercial 

La pugna entre EEUU y China por la hegemonía comercial mundial, que se prolonga ya durante más de un año, está añadiendo sobre todo volatilidad al mercado, con los continuos tira y afloja entre los contendientes. No se sabe cómo acabará el conflicto, por lo que es imposible cuantificar el impacto en el crecimiento global. El mercado da por hecho que las negociaciones se prolongarán hasta entrado 2020 porque Donald Trump parece interesado en jugar esa baza de cara a las elecciones presidenciales y China no tiene prisa por solucionarlo.

En esta larga batalla, los inversores vigilan estrechamente una de sus derivadas: la guerra de divisas. Una devaluación adicional del yuan, por encima de 7 unidades por dólar, reactivaría los nervios en los mercados porque podría provocar una salida de capitales del mercado chino y contagiar al resto de países emergentes. Al mismo tiempo, el mercado está pendiente de las presiones de Donald Trump sobre la Fed para que baje más los tipos de interés y lo haga más deprisa, lo que ayudaría a debilitar el dólar, que es su objetivo.

Otros frentes de incertidumbre

 Europa está lidiando con varias crisis no se acaban de cerrar. La llegada de Boris Johnson a la presidencia de Reino Unido aumenta las posibilidades de un Brexti sin acuerdo en octubre. Las desavenencias en el gobierno populista italiano tienen bajo presión a la deuda del país, y muchos bancos europeos que figuran entre sus tenedores. España sigue sin acuerdo de gobierno.

Por otro lado, el colapso de los activos argentinos tras la derrota de Mauricio Macri en las elecciones primarias del país recuerda la fragilidad de los mercados emergentes.

Dudas sobre el papel de los bancos centrales

Las reuniones de los dos principales bancos centrales en julio anticiparon políticas monetarias más expansivas, que se concretarán a partir de septiembre. En el caso de la Fed, los inversores tratan de anticipar cuántos recortes de tipos habrá en EEUUen un año: se esperan hasta tres bajadas del 0,25%. El BCE tendrá que definir el paquete de estímulos que anticipó el 25 de julio.

El mercado está poniendo sus esperanzas en el apoyo que puede venir de los bancos centrales pasado mes de agosto y el mercado de deuda así lo está descontando, con una fuerte escalada de los precios de los bonos y el consiguiente descenso de las rentabilidaes. Sin embargo, muchos expertos dudan de la capacidad del BCE para ser efectivo con las medidas que acabe adoptando. "Ahondar en la receta de abaratar más el dinero para que la gente pida crédito y se reactive la economía no parece que sirva porque el dinero ya está muy barato", apunta De Blas.

Desmesurado 'rally' de la deuda soberana. 

Nadie cuestiona en el mercado que los bonos del Estado están carísimos, y no sólo los considerados de más calidad, como el bund alemán, el bono a 10 años de EEUU o el suizo. Pero lo cierto es que sigue entrando dinero en estos activos. ¿Quién compra deuda helvética al -1,15%, o germana al -0,71%? Hay inversores que apuestan por estos bonos porque creen que pueden ganar por la subida de los precios, explica José María Luna, de la Luna Sevilla EAF.

De hecho, el importe de la deuda global con rendimiento negativo ha superado esta semana los 22 billones de dólares por primera vez en la historia, según Bloomberg.

Los inversores se refugian en el oro. 

El oro está siendo el gran beneficiado en el año por el cóctel de incertidumbres: tensiones comerciales, debilidad económica, agitación en los mercados emergentes y bajadas de los tipos de interés. El metal precioso se aprecia más del 18% en el año, y un 7% en agosto, una revalorización que refleja la creciente desconfianza de los inversores en los activos de riesgo. Los expertos ven más recorrido para el oro porque las dudas están lejos de despejarse.

Pérdida de confianza en las bolsas.

Los inversores llevan meses reduciendo el peso de la renta variable en sus carteras ante el empeoramiento de la escena global. El Ibex se lleva la peor parte porque muchos de sus grandes valores acusan fuertes pérdidas en Bolsa, ya que su elevada exposición internacional les hace muy sensibles a una desaceleración económica global, argumenta Darío García, analista de XTB.

El consenso de analistas ha rebajado sus perspectivas de beneficio para las compañías del Ibex un 6,5% de media por la presión de la banca, que pesa en torno al 24% en el selectivo, y se ve seriamente perjudicado por el escenario de tipos a la baja. Los pronósticos tampoco son halagüeños para las compañías europeas. Se espera que las que se integran en el índice Stoxx 600 muestren un crecimiento casi plano al final de año.

La volatilidad también ha llegado a la Bolsa de Estados Unidos, pero se muestra más sólida y, en todo caso, sus principales indices marcaron máximos históricos a finales de julio. El riesgo es que Wall Street tiene mucho margen para corregir, y ese posible movimiento salpicará previsiblemente a las más rezagadas bolsas europeas.

Fuente: Expansión - RIPE

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