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Héctor Liberman: su trabajo solidario con la fundación Pérez Scremini, los vaivenes del empresariado y su familia

El empresario y director de Paseo del Este fue entrevistado por Oscar González Oro para el ciclo Posdata
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07 de mayo de 2023 a las 05:04

El empresario Héctor Liberman - director de Paseo del Este y de Walmer - fue entrevistado por el periodista argentino Oscar González Oro en el marco del ciclo Posdata, que conduce para El Observador. 

Durante la charla, Liberman habló sobre la historia de su familia, los vaivenes de la compañía fundada por su padre y que ahora dirige, y también habló sobre su trabajo como colaborador para la fundación Pérez Scremini, que se encarga del tratamiento y apoyo a niños y adolescentes con cáncer. 

Este es un resumen de la charla, que podés ver completa en este video:

Colaborás con la fundación Pérez Scremini, y te pregunté de donde sacás el ánimo para estar con estos niños, entretenerlos, sabiendo que quizás mañana algunos de ellos pueden llegar a morir por la enfermedad.

Esos eventos que hacemos son muy fuertes, tanto así que nos turnábamos para llorar porque evitábamos hacerlo delante los niños, como decís vos muchos de ellos al año siguiente no los encontramos. Pero lo que hace esta fundación es magnífico, curan a un 80% de los niños hasta 14 años. Mientras que los de 14 a 28 tienen el 20% de posibilidades de sobrevida y ahora esta fundación agrandó el espectro de atención y llega a lo 28 años. Pero realmente hay que ser fuerte, enfrentarlos y admirarlos y a la familia, porque no es el niño que se enferma, es la familia. Este último enero que vinieron había una señora, ya grande, con una muleta, ortopédica, con dos niños que no eran sus hijos, eran sus nietos, y se hizo cargo porque el día que nacieron la mamá le dijo “ocúpate, mamá, no son míos” y esta abuela se ocupó. Vive en Piriápolis y tomó la responsabilidad de ellos. Y lo triste y el ejemplo que nos da es que tenía que operarse la cadera y le dijo al médico, “¿tengo riesgo de vida?”, toda operación tiene riesgo de vida, entonces no me puedo operar, porque estos chicos no pueden quedar solos, entonces cuando habrá que aprender. 

Hay un término que es la solidaridad empresarial, pero no todos lo aplican, teniendo millones y pudiendo ayudar a una fundación que por ahí les cuesta poco dinero.

Yo estoy de acuerdo, pero lo lindo, lo más importante sería que lo hagamos desde el corazón, no por figurar la empresa, o porque evito impuestos. Tiene que ser algo espontáneo. Nosotros tenemos un compromiso real, yo soy uruguayo, nací en Montevideo, vivo acá y tengo un compromiso real con la sociedad donde vivo, donde me rodeo. Y tenés que involucrarte, no hay otra manera.

¿Por qué lo haces, en el fondo, lo de ayudar a los niños?

Mirá, yo creo que la vida tiene que tener un sentido, o sea, no venimos a la vida a consumir, consumir, consumir, creo que venimos a la vida con alguna misión y desde que estamos con mi esposa, Julieta, abrazamos estas iniciativas y se hacen desde el corazón. Yo creo en una sociedad mejor. Yo creo una sociedad involucrada. Creo en una sociedad más igualitaria, pero no en lo económico, hablo en la vida diaria. Yo creo que tenemos que comprometernos más en el mundo.

¿Siempre fuiste así?

Yo creo que si, pero creo que lo descubrí no hace más de 10 años, pues venís abocado a otra cosa, yo digo siempre que la vida es como ir por la calle y de pronto estás tranquilo y empieza a caminar gente al lado tuyo, empiezan a empujarte, es una manifestación y vos querés salir, pero terminás gritando sin saber por qué. Entonces en un momento me pude salir de ese mundo de gente y ver la vida y como quería vivirla, y de qué manera.

Sos solidario con el que está cerca también.

Yo soy un agradecido la vida yo honro la vida, amo la vida, entonces a partir de ahí amo a los seres que me rodean y me involucro, y aparte es un como una onda expansiva porque arranca por tu núcleo más cercano, pero no puede detenerse, entonces estoy muy involucrado, a veces hasta de más, porque la emoción te juega fuerte.

¿Cómo empresario, sos igual con tus colaboradores?

Totalmente. Tanto es así que normalmente mis colaboradores en las distintas empresas tienen años conmigo y yo con ellos, porque creo que es mutuo, y los subcontratos que yo voy tomando para edificar el shopping, el centro comercial o el edificio, con todos tengo una afinidad importante, porque creo que antes que nada hay que rescatar lo humano y creer en la buena voluntad de la gente. Lo que pasa es que estamos tan quemados, que la gente ya cuando se pone a hablar, ya está la defensiva y creo que tenemos que tratar, por lo menos los que entendimos, de devolver a la parte humana de todos. No bajar los brazos

¿Qué es tu padre para vos, que además es el que empieza Walmer, la empresa que hoy dirigís?

Es un referente. Fue el que me encaminó en este tema. Yo después me abrí un poco del tema de la construcción y locales comerciales y casas y arquitectura y el centro comercial, pero
él me inició, Y aparte los valores. Que no son los dólares o el oro, es otra cosa.

¿Y mamá?

Era un ser de luz. Es un ser de luz. Porque sigue estando. Y tengo pruebas fehacientes de que está. Se fue muy joven, por un cáncer de útero. Era en la época en la que a las mujeres les daba pudor ir al ginecólogo. Entonces el cáncer que ella tuvo hoy es totalmente curable y se puede prevenir. Y mi madre realmente dejó en todos nosotros una magia, vamos a cumplir 32 años que se pone y la vigencia que tiene es brutal. Mira, mi hija tiene hoy 37 años y cuando mi mamá falleció tenía cinco, seis y la sigue extrañando y hablando de ella en presente y en sus partos en sus exámenes siempre va con el pañuelito con el perfume de ella, o sea, muy fuerte.

¿Cuando muere tu madre cómo quedaste? ¿Qué pasó?

Caí en un periodo oscuro, oscuro de verdad, ahí conocí lo que es la depresión, los ataques de pánico. Recorrí todos los psicólogos y psiquiatras de Uruguay y del exterior, pensé que era algo de tocar un par de de valvulitas, de cables, y quedaba. Hasta que llegue a uno, Daniel Naxon, un fenómeno. Me dice “¿qué te pasa?”, y le digo, “Te lo voy a definir. Me sentía que era Superman, que todo lo podía, no había nada que yo no pudiera. Y ahora me siento Clark Kent y con kriptonita en los bolsillos, esa fue mi definición. O sea, me quebré porque me di cuenta que en la vida no podes con todo. Y hasta ese momento yo me creía que sí, mi mamá fue al mejor médico de Estados Unidos, el mejor tratamiento, la luchamos, pero a los cinco años le volvió y caí en un pozo, ataques de pánico y depresión, no quería salir de casa y me duró mucho tiempo, y aparte tenía esa impotencia de ser padre y no poder hacer el rol de padre, porque no podía, no tenía fuerza. Entonces fue un periodo muy oscuro para mí, muy oscuro.

¿Y cómo te fuiste de ahí?

Porque una vez este psicólogo, que me decía pichón, yo le contaba que veía un niño enfermo y no podía evitar de ponerme a llorar, me conmueve, me entristece. Me pasó en París, estaba la Torre Eiffel de luna de miel, fiesta, todo bárbaro y veo un chico en el ascensor y me arruinó, o sea, me quedé muy mal. Y él me dice, “qué suerte que tenés, pichón”. No, Daniel, no entendiste, la paso muy mal. ¿Por qué, “qué suerte”? Porque sentís. Y así como sentís esa tristeza, tenés la facilidad de sentir alegrías, porque en definitiva la vida es como un electro, si un día te da así, estás muerto. Y ahí entendí y ahí apliqué sin saberlo la logoterapia, claro, sin saberlo remotamente, La logoterapia aparece en mi vida veintipico de años después. Fue muy fuerte.

¿Vas a seguir con el Polo del Este?

Si, a pesar mío. Ya tenemos el terreno y estamos proyectando un crecimiento comercial que ahora está en vías de que lo apruebe la Intendencia, porque estamos en vías de hacer viviendas de interés social, muy lindas, donde mi idea, y volviendo al tema del compromiso, es hacer viviendas dignas. Porque a veces uno dice vivienda social y agarra la raviolera, y palo y a la bolsa, es una ecuación económica. Y yo pienso de que la persona que trabaja en tu casa, el mozo que te sirve, la mucama, el cuidacoches, un montón de gente, los vendedores locales, no puede estar compartiendo en un lugar de lujo en Punta del Este y volver a su casa y que haya diferencias. O la mucama, que están en los apartamentos, y que ven un lujo total, de repente, ven mármoles y cosas y vuelven a su casa. Y eso crea una fisura en la sociedad, natural, inconsciente diría yo, entonces yo estoy convencido de que tenemos que tener un pensamiento y una actitud igualatoria sí, pero práctica, no política de palabra. Yo tuve oportunidad de meterme en política porque me han llamado y nada más lejano

¿Hubo alguna época mala para la familia?

En el año 81 fue “la tablita”. Endeudate en dólares que la tablita, “el que cree que el dólar va a devaluar es un marciano” y todas las frases que ya sabemos. Y nos agarró muy mal parados, pero muy mal parados, tanto que volcamos. Y yo estaba de luna de miel de mi primera mujer, un viaje fantástico, habiamos recaudado de regalos colectivos una fortun,a fue antes de todo esto y me fui a un viaje espectacular a Europa, Estados Unidos, divino. Y en medio del viaje pasa esto. Habló con mi padre, una voz lapidaria, aparte mi padre es muy dramático, muy aprensivo, era todo un drama, todo oscuro, todo gris. Y le digo, ¿Querés que vuelva? No, no. Y decidí terminar el viaje. Volví un sábado y vine con un vídeo. Traje un VHS y la máquina de vídeo que grababa que era un aparato enorme. Entonces le digo a mi padre un sábado, “papá, hoy no hablemos de trabajo. Hoy quiero compartir con la familia y mostrarles las fotos y los vídeos que sacamos, el lunes hablamos”. Llegué el lunes a la empresa y aquello era algo gris oscuro, tirando a negro, era algo tristísimo. Era un drama. Estábamos muy mal porque nos agarró endeudados en dólares, nosotros tenemos ingresos en pesos, la ecuación no da. Y le dije “Yo tengo una pregunta papá”, así tal cual, en su escritorio, los dos solos. ¿Tenés una mujer sana? Si. ¿Tenés hijos sanos? Si. ¿Tenés nietos sanos? Que todavía no eran míos. Si. ¿Vos te das cuenta de lo rico que sos? Imagínate que cualquiera de ellos, de nosotros tuviera problemas de salud. ¿No darías todo lo que tenés y empezarías de vuelta levantando bolsas en el puerto? Papá, vamos a salir. Tenemos todo. hubo que empezar no de la lona, de abajo de la lona, menos 10, pero no importa. También sirvió. 

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