Cattáneo en una de sus presentaciones
Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > ENTREVISTA

Hernán Cattáneo: "De los cien mejores artistas de la historia, hay noventa que son del 2000 para atrás, y es un bajón"

El DJ argentino se presentará el 19 de noviembre en Jacksonville con su espectáculo Sunsetstrip
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11 de octubre de 2022 a las 05:01

El DJ argentino Hernán Cattáneo encuentra muchas de las explicaciones de su actividad profesional en su infancia. Conecta su interés por los discos conceptuales y larguísimos de Pink Floyd y Yes que conocía a través de sus hermanas mayores con sus sets progresivos, en los que la música conforma un collage hipnótico. Conecta las invitaciones a amigos a escuchar música a su casa con los multitudinarios eventos que protagoniza desde hace ya décadas, en todas partes del mundo, en los que como en su niñez, trata de convencer a todos de que disfruten y se enganchen con la música que a él le gusta.

Cattáneo dice, por eso, que era DJ antes incluso de conocer el término. Antes de convertirse en uno de los integrantes de la primera línea del universo de la música electrónica. Antes de ser parte del cartel de festivales como Burning Man, Coachella o Creamfields, de llevar la música electrónica al Teatro Colón de Buenos Aires, de publicar un libro con sus memorias, El sueño del DJ, que se editó en 2021.

La línea conductora que el DJ encuentra en todo su camino vital es la pasión. En su caso, por la música. Fue la que lo llevó, dice, a oponerse a un padre que rechazaba el camino elegido por su hijo, a vender un auto para comprar un pasaje para ver a uno de sus ídolos, o a seguir pasando música electrónica para veinte personas en un país donde el género era mal visto por la mayoría rockera.

Ese camino ahora lo trae a Montevideo, donde el próximo 19 de noviembre presentará su show Sunsetstrip, una presentación al atardecer que tendrá a Jacksonville como escenario.

En la previa a su visita, Cattáneo conversó con El Observador sobre cómo prepara sus shows, su vínculo cotidiano con la música, y las razones por las que decidió contar su vida.

¿Cómo confeccionas tus sets y tus shows?

Pongo la música que me gusta a mí. Uno musicaliza un momento, yo arranqué siendo DJ desde antes de conocer el término, invitaba amigos a casa a mostrarles los discos buenísimos que tenían mis hermanas, para convencerlos, en plan idealista, de lo buena que estaba esa música. De forma naif lo tomaba como un secreto que había que mostrarle a todos. Después con los años me enteré de que había una profesión que era la de DJ, y que esa era la forma oficial de compartir lo que a uno le gusta con los demás. Y a partir de ahí, siempre mi idea fue esa. Desde ese punto de partida me acomodo a las circunstancias: si es algo de tarde, como lo que vamos a hacer acá, va a tener una impronta musical que no es lo mismo que poner música a las cuatro de la mañana en un festival en España o en Grecia. Va a cambiar la energía, el tipo de música, porque la gente va a cambiar. El tipo de público que va a un evento de día es muy distinto al que va de noche, y eso uno también lo tiene en cuenta. Y otra cosa es estar preparado para todo, porque no sabés que va a pasar. Uno puede tener una idea de lo que tiene ganas de hacer, pero después resulta que la cosa va para otro lado, por ahí ponés música suave y la cosa fluye, está todo perfecto, y a veces la gente tiene ganas de otra cosa, o no es lo mismo si hay tremendo sol que si se nubló.

 Y en eso de elegir lo que te gusta ¿vos también estás disfrutando, o estás alerta, preocupado porque todo funcione bien?

Durante años tenía que estar todo el tiempo en ese equilibrio de que todos se entretuvieran con la música que a mí me gustaba, pero tampoco ser un irresponsable y decir "pongo lo que quiera y si se aburren no me importa". Tengo una carrera larga en la que no siempre fue todo bueno, hubo años de ir contra corriente, de darse contra la pared. Argentina es un país totalmente rockero, donde la música electrónica no solo estaba mal vista, sino que ni siquiera era algo muy grande, llevó mucho tiempo establecerla. Una vez conquistado nuestro espacio ya no hubo que explicar tanto. Creo que en los últimos diez años toda la música, no solo la electrónica, se ha vuelto mucho más de nicho. Es decir, la gente que va a ver algo, ya sabe lo que va a ir a ver. La mayoría de la gente que te va a ver te sigue en las redes, sabe lo que hacés, escuchó tus sets, el 80% de la gente sabe dónde se mete. En los eventos de día, sobre todo, va gente que no le gusta ir a una discoteca y sin embargo si le gusta escuchar música electrónica. Y eso lo consideramos otra victoria, esto de hacer eventos de día viene de ahí, porque el problema no es la música, sino que hay gente que no le gusta salir a las cuatro de la mañana, y está perfecto.

Al momento de crear, ¿sos más metódico o dejás que la inspiración venga en cualquier momento?

En algunas cosas soy metódico. Así como un deportista va al gimnasio todos los días, haya partido o no, yo también. A los DJs nos llega mucha música, nos mandan de todos lados, cientos de canciones. Todos los días te llega una avalancha de música y tenés que decidir, esto me gusta, esto no, esto está bueno para un sunset, esto para un set nocturno, esto para el programa de radio, esto no está tan bueno a nivel técnico, pero son chicos a los que vale la pena impulsar porque tienen algo bueno a nivel musical. Así que paso cuatro o cinco horas al día escucho música. Después están los momentos de inspiración, que te pueden venir en cualquier lado. Una vez cerré un set con una canción de Gustavo Cerati, Vuelta por el universo. Llamó la atención porque yo por lo general no usaba temas de música argentina en los shows. Y eso pasó porque un día íbamos con mi mujer, llevando a nuestras hijas al colegio, y mi esposa puso la canción; yo venía de muchos años de no tocar en Argentina, era la vuelta de los eventos grandes que habían estado prohibidos por cosas que habían pasado en Argentina, entonces era una vuelta para todos, y me pareció que era el momento de ponerlo. A veces uso mensajes, fragmentos de entrevistas que pongo en el set, estoy viendo la tele, y si veo algo que me interesa lo anoto pasa usar, ayer mismo me pasó con algo que estaba viendo en Netflix. No sé cuándo lo voy a usar, puede ser el sábado que viene o dentro de tres años.

¿Qué lugar tiene el silencio en tu vida?

Muchísimo. Así como escucho cinco horas de música todas las mañanas, hasta el almuerzo, en la tarde no escucho nada. Salvo que alguien en casa ponga música: mis hijas o mi esposa. Viajo muchísimo, casi todos los fines de semana, y en el momento del vuelo escucho música, porque estás ahí concentrado, sin distracciones. Pero en todo el trayecto desde que me subo al auto que me lleva al aeropuerto hasta que llego al hotel, voy con los auriculares puestos, en silencio. Camino por el aeropuerto, tengo varias horas de espera, las colas de migraciones, en seguridad. Ahí es silencio total y lo disfruto un montón, uso auriculares de cancelación de ruido para tener más silencio todavía. 

¿Qué canciones te hacen bailar a vos?

El groove, el ritmo, es algo que me atrajo mucho desde siempre. Cuando explotó la música disco, que era música hecha para la pista de baile, yo tenía 15 años. Y después el funk, el soul, todo eso siempre me atrajo mucho. Así como todo lo que surgió en ese momento con Kraftwerk y otras bandas alemanas, ese ritmo de la música de máquinas me re atrapaba, como lo que hacían Giorgio Moroder o Donna Summer. Hasta que, en 1985, un DJ estadounidense que se llama Frankie Knuckles empieza a mezclar y crea lo que se llama música house, que es la mezcla de ese sonido frío pero bien rítmico de la pista europea, con el soul americano. Y eso fue la última cosa que me volvió loco como algo nuevo. Mi religión pasó a ser el house. Ya no hubo vuelta atrás.

¿Confiás en los algoritmos para descubrir música nueva?

Obviamente vengo de la época donde uno descubría todo y no solo tenía valor encontrar algo nuevo sino haberlo descubierto uno mismo. Pero trato de amigarme con la tecnología. Es como decía Prince: Sign of the times, cambia la época y uno tiene que tratar de acomodarse. Y soy medio "vasollenista". No niego que las cosas sirvan, y sería un hipócrita si te dijera que nunca me pasó que en Spotify o en alguna otra plataforma me apareció una sugerencia en base a lo que escuchaba que estaba buenísima. La información siempre la voy a querer, después veré si me sirve. No siempre el algoritmo la pega, no lo obedezco, pero le presto atención. Porque funciona.

¿Dónde están las novedades en la música actual?

Es una pregunta muy difícil. Toda mi infancia, mi papá, que era muy mayor, opinaba que la música que yo escuchaba no tenía ningún valor. Y me dije que nunca me iba a poner en ese lugar ante mis hijas, o frente a la gente joven en general. No pensar que todo tiempo pasado fue mejor. Hay excepciones, y siempre hay artistas buenísimos, pero de los cien mejores artistas de la historia, hay noventa que son del 2000 para atrás, y eso es irrefutable y es un bajón. Mis hijas escuchan Bruno Mars o Harry Styles, que están muy bien producidos y son re buenos artistas, pero los que escuchamos lo de antes sabemos que son grandes intérpretes, pero no inventaron nada. Es difícil encontrar entre lo nuevo algo de la calidad de lo que había antes. Porque todo el fenómeno del trap es nuevo, hay muy buenos artistas y otros que no, pero me cuesta mucho encontrar algo que diga "es nuevo y es de la calidad de la primera vez que escuché Prince". Ahora no encuentro a ningún Prince, ni a un David Bowie. En su momento, hace quince años, te hubiera dicho que Coldplay iba a ser la próxima gran banda de rock, pero después ellos giraron al pop. Son probablemente la banda de pop más grande del mundo y como tal me parece buenísima, pero me gustaba más lo que hacían en los primeros discos. Tengo un dilema, porque la información me dice que la mejor música se hizo del 2000 para atrás, pero me encanta pensar que lo mejor se está haciendo ahora.

El año pasado se publicó tu libro de memorias, ¿por qué decidiste que era momento de contar tu vida?

Hace cuatro años me vinieron a hablar por primera vez de la editorial Planeta, y al principio no quería hacerlo. Hay gente que realmente tiene que escribir un libro y otros que no, no me parece que la vida de todos valga la pena ser leída. Dos años estuve en esa postura. Después, con la pandemia, me empezaron a hacer entrevistas que no eran de música, como pasaba hasta ese momento. Me llamaban para hablar de como empecé, de cómo fue mi infancia, de mi relación con mi padre y la música, y ahí empecé a darme cuenta que había otra cosa. Porque escribir un libro sobre ser DJ me parecía un poco hueco. En cambio, noté que podía haber una buena historia en que un chico nacido en Argentina, con una pasión que en ese momento era poco común, en contra de un padre totalmente conservador, llegó a donde está ahora, dando la vuelta al mundo tocando, ganando premios y todo lo increíble que me pasó, que fue todo por la pasión por la música. Y es la historia de esos diez DJs que en los años 80 poníamos música para 20 personas, y no nos importaba, insistíamos en lugar de pasar a hacer otra cosa. La pasión te hace hacer cosas inexplicables. Cuando descubrí a Frankie Knuckles, era una época en la que no tenía un mango, y laburaba meses y meses para ahorrar, comprar un pasaje a Estados Unidos, ir a escucharlo una noche y volver. Para mí era como ir a la universidad. Yo vendí mi auto para ir a escuchar a este señor. Y estuve congelado, tres horas haciendo cola bajo la nieve en febrero, en Manhattan, porque si no estabas primero en la cola, no accedías al lugarcito al lado de la cabina para verlo de al lado como ponía música. ¿Qué me empujó a hacer eso? La pasión. Quizás el que lea el libro no quiere ser DJ, pero quería compartir eso, de que yo no fui un elegido, solamente tenía una pasión y era lo suficientemente cabeza dura como para lograr lo que quería. 

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