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Historias de ciencia en cinco minutos, un éxito en los bares

El grupo de investigadores Bardo Científico encuentra una forma divertida de hablar sobre ciencia fuera de los laboratorios
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26 de abril de 2018 a las 05:00
Masterchef puede ser el comienzo de una charla de divulgación científica. Lo demostró la microbióloga Karen Malán el martes 24 a la noche en un abarrotado Montevideo Brew House de Pocitos en el marco del ciclo Gusto a Ciencia. Algo tan cotidiano como cocinar un pan requiere de levadura y este ingrediente está compuesto por seres vivos unicelulares que actúan de manera diferente dependiendo de la temperatura.

La monologuista es investigadora del Instituto Clemente Estable. Todos los días trabaja con levaduras que se utilizan para producir bioetanol y con bacterias para producir bioplásticos. Son insumos poco cotidianos para la mayoría y eso redobla su desafío para captar la atención y hablar de ciencia de forma ocurrente y accesible.

En 2015 un grupo de investigadores uruguayos estaba, cada uno por su lado, en la búsqueda de una forma diferente de comunicar la ciencia. Hasta que se encontraron en un curso que dictaba el grupo de monologuistas español The Big Van convocado por Unesco. Bajo el lema "El arte de contar la ciencia" los científicos españoles acercaban sus áreas de investigación al público ajeno a sus universos.

Exactamente lo mismo que querían lograr sus pares uruguayos. Fue así que, tres años atrás, nació Bardo Científico.

Hoy son 10 integrantes de disciplinas tan variadas como ingeniería, matemáticas, biología, antropología y química. Algunos de ellos tienen experiencia de actuar en público y otros no.

Desde niña, Malán tiene contacto con las artes escénicas: actuaba en la iglesia en la obra de Navidad. Sin embargo, para otros integrantes Bardo Científico significa salir de los tubos de ensayo y la terminología específica para enfrentarse a un grupo de espectadores. Y, lo más importante, captar su atención por un rato con la ciencia como centro.

El trabajo voluntario de los monologuistas consiste en contar historias de entre tres y cinco minutos sobre un hecho científico. Lo hacen con humor, emoción o suspenso. Pero, ante todo, se aferran al rigor científico. "Nada de lo que digamos está basado en un chiste. El chiste es una herramienta", explicó Ana Zambrana, una bioquímica que es parte del colectivo.

Por ejemplo, Malán contó que la levadura adentro del pan llega a producir alcohol. "Pero podés manejar después de comer pan porque el alcohol se evapora en el horno", explicó para sorpresa de algunos presentes que reaccionaron con risas.

Se forman en artes escénicas, expresión corporal, escriben y comparten los monólogos entre sí para asegurarse de que la comunicación sea efectiva, libre de los tecnicismos que usan a diario en el laboratorio. "Tenemos que laburar en la traducción para la gente que no está en nuestras áreas", dijo Zambrana.

Varios integrantes de Bardo Científico actuarán durante esta semana en diferentes bares de Montevideo como parte de la convocatoria Gusto a Ciencia (ver recuadro).

En un país donde ser científico puede ser una carrera llena de obstáculos, para Zambrana la divulgación fue un empujón para seguir investigando. "Siempre hay momentos en la carrera en los que uno decae un poco. Le buscás un sentido diferente a las cosas", dijo.

Parte de trabajar en las ciencias es hacerse preguntas y los espectadores, al final de cada monólogo, se anima a hacerlas.

"El público me despierta alguna pregunta que nunca se me hubiera ocurrido", dijo Zambrana.

Una profesión que requiere tenacidad e ingenio para investigar, también lo demanda para conseguir los recursos necesarios y que rindan lo suficiente.

"Tal vez si la gente entiende para qué hacemos lo que hacemos después le ve la importancia a la investigación básica", estimó.

Para Malán, un objetivo de la ciencia es poder compartirla y además la divulgación sirve para, a largo plazo, conseguir financiación para las investigaciones. "Que los demás sepan qué hacemos y convencerlos de que lo que hacemos está bueno y es útil para algo", dijo la microbióloga.

Los integrantes de Bardo Científico preguntan, siempre, cuántos investigadores hay en el público. Muy pocos levantan la mano. La conclusión: al final del día, la gente quiere estar más cerca de la ciencia y los científicos de lo que ellos piensan.

Gusto a Ciencia

Taste of Science nació en Estados Unidos; es un acontecimiento en el que científicos hablan de su trabajo en lugares no convencionales para ellos, como bares. Sus charlas son acompañadas por expresiones artísticas. Con Gusto a Ciencia, Montevideo se acopló a este festival con tres fechas en pubs. Pasó por Montevideo Brew House y Brecha Bar y Café. Mañana viernes está en el Bar Tartamudo (8 de octubre 2354) a partir de la hora 19:30. La entrada sale $ 100. Bardo Científico fue invitado y por eso un de sus integrantes actúa en cada actividad. La organizadora y anfitriona es Soledad Machado que comanda una trivia con premios como el libro de comics Bacterias, la historia más pequeña jamás contada y quesos. "El queso es microbiología", dijo Machado en la primera fecha de Gusto a Ciencia. Así justificó la elección del premio y, además, demostró que la ciencia está en todo.

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