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Iara Grosso, una contadora en el handball de España

A los 25 años dejó el amateurismo del handball uruguayo para vivir el sueño de ser profesional
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24 de diciembre de 2018 a las 05:03

Iara Grosso lleva una colchoneta en cada viaje de ómnibus donde cruza España en traslados que pueden durar hasta 14 horas. La situación generó ruido en las últimas semanas en aquel país por las mayores comodidades que tienen los equipos de handball masculino. Pero la uruguaya ni lo siente: “En Uruguay, el handball es menos que amateur y acá las infraestrcturas, la liga y los entrenamientos no tienen ni punto de comparación”.  

Grosso tiene 25 años y vive en Rincón Fertilidad de Málaga su primera experiencia como jugadora profesional. 

El equipo se llama Club Balonmano Málaga Costa del Sol pero en España se adopta el nombre del espónsor principal que en este caso es una clínica de fertilidad propiedad de Manolo Rincón. 

“En el logo tenemos un espermatozoide y mis amigas de Uruguay me han hecho todo tipo de bromas al respecto”, cuenta 

Grosso a Referí desde Málaga, capital de la provincia homónima y ubicada en la comunidad autónoma de Andalucía con costa sobre el mar Mediterráneo. 

“El clima es realmente muy lindo, templado todo el año y con playa. El centro de la ciudad tiene muchas peatonales, acá nos movemos en bicicleta y no es una ciudad muy abrumadora”, explica la armadora zurda, dueña de un potente lanzamiento de nueve metros. 

Grosso comparte apartamento con la uruguaya Agustina López, radicada en España desde sus 11 años y que defendió a Uruguay en un par de torneos internacionales. También con las brasileñas Isabelle y Alice. El club también cuenta con dos argentinas, Macarena Gandulfo y Rocío Campigli, y una austríaca nacionalizada española.

“El club me paga pasaje de ida y vuelta, el apartamento, la comida y mis gastos. Acá me dedico solo a jugar y si bien la liga de España es de nivel medio en Europa, a mí me ofrece todas las posibilidades para crecer como jugadora”, explica Grosso.  

“Empecé a jugar al handball en la escuela y en el liceo quise seguir jugando con mis amigas, por eso recién me federé con 16 años. En 2011 fui convocada al Campeonato Panamericano juvenil (sub 18) con Uruguay y ahí me enamoré por completo de este deporte”, recuerda. 

Desde entonces, Grosso fue una de las jugadoras que más evolucionó a nivel nacional. Primero jugando en San Pablo y desde 2012 en Colegio Alemán. Se ganó un lugar en la selección uruguaya mayor y este año dio un salto de calidad rumbo a Europa. 

Su equipo marcha quinto en la División de Honor femenina (seis triunfos, dos empates, dos derrotas) y está en octavos de la Challenge Cup, el equivalente a la Europa League de fútbol. Ahí jugarán ante KHF Istogu de Kosovo. 

“Pese a que no tenemos una cancha exclusiva para el equipo porque pertenece al municipio, las infraestrucuturas y la calidad de entrenamientos son imponentes. El juego es muy táctico, tiene mucha fluidez, los equipos son muy rápidos. Es un handball que me gusta mucho y si bien en cinco meses evolucioné bastante aún me falta para estar a la par del torneo. Hay partidos que juego 15 minutos, otros 20’ y otros 30’. Es increíble lo que te cansa la cabeza por el nivel de concentración que demanda cada partido y cada práctica donde nos llevamos un cuaderno y tareas para ver videos”, dice Grosso, contadora recibida que llevaba cinco años trabajando en un estudio en Uruguay y que lo dejó para ser una jugadora de 
handball profesional. 

Lesión en los Odesur: se rompió la clavícula

“Me contactaron de Málaga el año pasado, después del Panamericano en Buenos Aires, pero en ese momento les dije que me quedaban cinco meses para terminar la carrera y quedamos en charlar más adelante. Tenía todo arreglado para irme después de los Juegos Odesur de Cochabamba, pero en el partido con Bolivia, se me cayó una boliviana arriba y me partió la clavícula. Me operaron esa misma noche y salió todo bárbaro. El médico me dijo que en ocho semanas iba a poder jugar y fue tal cual. En la villa de los Juegos, a los tres días, ya estaba haciendo pesas de pierna”.    

Dos uruguayas 
 

Agustina López reforzó a Uruguay en el Campeonato Panamericano de Buenos Aires 2017 al llegar procedente de Gijón, equipo del ascenso de España. Uruguaya de nacimiento, con 11 años se fue a España, a Córdoba, y realizó toda su carrera en aquel país hasta que fue descubierta a través de Facebook por la Federación Uruguaya. También jugó este año los Juegos Odesur de Cochabamba. Esta temporada se mudó a Málaga donde coincidió con Iara Grosso para conformar una histórica dupla de uruguayas en la División de Honor de España. Ambas miden 1,81 m y juegan de lanzadoras.  

Un contrato de profesional

“Por contrato no puedo hacer deportes de riesgo y debo cuidar mi imagen. Eso sí, en la pretemporada hicimos rafting”

La frase

“Mi objetivo es ser la mejor versión de mí misma como jugadora. Es un cambio radical a mi vida acá, quiero aprovechar, aprender, mejorar, aportar y sobre todo disfrutar esta experiencia que es única. Y en lo grupal, Málaga es un equipo que apuesta a estar entre los cuatro primeros de la liga, me encantaría que se lograra y formar parte de ese logro".
 

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