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Industria reclama medidas para evitar cierres de más empresas

Fumaya, firma con siete décadas de actividad, deja la fabricación local y pasa a mostrador de importador
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16 de mayo de 2017 a las 05:00
La empresa Fumaya, fabricante de equipamiento para oficinas, decidió reconvertirse e importar los artículos que hasta ahora producía. Esa decisión le llevó a detener la actividad productiva que desarrollaba en una planta industrial de 5.000 metros cuadrados. El caso de Fumaya es para el sector manufacturero un ejemplo más que marca el escenario actual de pérdida de competitividad en el que está sumida la industria, por los altos costos para producir y la llegada de artículos importados sensiblemente más baratos, debido a la depreciación del dólar en los últimos meses.

Fumaya había comenzado hace siete décadas como un pequeño taller metalúrgico ubicado en un sótano. En los últimos años logró un posicionamiento importante como fabricante de equipamiento para oficinas y empresas, y montó su planta industrial de 5.000 metros cuadrados.
Pero la realidad cambió en el tiempo reciente. La semana pasada, los dueños de Fumaya le enviaron a algunos de sus clientes una tarjeta donde informaron sobre la nueva situación de la empresa. "Fumaya cesó la actividad en su planta industrial comenzando de esta forma una nueva etapa. Cambiando su proceso de producción interno por alianzas estratégicas,tanto a nivel local como internacional", dice el texto.

El integrante de la dirección de la Unión Nacional de Trabajadores Metalúrgicos y Ramas Afines (Untmra), Pablo Larrosa, informó a El Observador que ayer se concretó en la Dirección Nacional del Trabajo (Dinatra) el despido de 20 empleados que cumplían funciones en la planta industrial. Añadió que meses antes ya se había despedido personal, enviado al seguro de paro y reducido la jornada laboral.

El dirigente señaló que los problemas que enfrenta Fumaya también lo sufren otras empresas del sector metalúrgico. Uno es la llegada de productos desde China con precios mucho más bajos, además de la competencia desleal. "Hay empresas que cumplen con los convenios y con los salarios que tienen que pagar; hay otras que no lo hacen y entonces tienen costos más bajos y ponen precios de venta más baratos", explicó Larrosa.

"Es un tema de competitividad. Van a probar, intentar con la importación. Ahora está subsistiendo para ver si puede mantenerse en el mercado. La planta industrial fue puesta en venta y la maquinaria también", indicó el dirigente.

Competitividad

El presidente de la Cámara de Industrias (CIU), Washington Corallo, lamentó el cese de la actividad en la planta de Fumaya y el proceso de desindustrialización que sufren varias empresas. "Obviamente no está siendo negocio producir; es lo que le está pasando a muchas industrias", dijo a El Observador.

"En los sectores industriales que pagan mejores sueldos y generan más necesidad de mano de obra calificada es donde, paradójicamente, las empresas están con más problemas", añadió el presidente de la gremial.

El viernes pasado, el Instituto Nacional de Estadística (INE) divulgó los datos de producción industrial correspondiente al primer trimestre del año. Allí se observó que el crecimiento del núcleo fabril –deja por fuerza a zonas francas (incluidas las pasteras) y la refinería– fue de 1,8% en la comparación interanual. Pero se pudo verificar que esa expansión fue en pocos rubros. De los 19 sectores que releva el INE, solo siete aumentaron su producción respecto a un año atrás, mientras que los restantes 12 mostraron una caída.

"A veces se lee que la industria creció algo. Puede haber crecido en sectores específicos, pero la industria en sí hoy está en condiciones que la dejan fuera de competencia", afirmó Corallo. Los industriales sostienen que para solucionar el problema de la pérdida de competitividad es necesario que haya acciones del gobierno. "Hoy ya preocupa el atraso cambiario. Hay renombrados economistas que hablan de una diferencia en el tipo de cambio (entre el valor actual y el que debería tener) que va desde el 25% al 33%", alertó.

A eso los industriales le suman los costos que tienen para producir. "Con el dólar a $ 28 y el petróleo a US$ 46 o US$ 48 el barril habría margen para bajar las tarifas de energía", dijo Corallo.
Otra medida que manejan los empresarios es la de obtener transitoriamente una rebaja de los aportes patronales. "Hoy la industria no resiste más, no puede asumir más costos. Las empresas están preocupadas por cumplir con sus compromisos financieros, fiscales y laborales, y realmente no les queda margen para otra cosa", finalizó el presidente de la CIU.

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