La semana pasada escribí sobre cómo ha venido manejando el gobierno el dilema entre lo urgente y lo importante. Lo urgente: atender la pandemia y sus consecuencias sociales. Lo importante: cumplir con el programa de gobierno ofrecido a la ciudadanía durante la campaña electoral de 2019. Volví a pensar en la tensión entre lo urgente y lo importante leyendo Del freno al impulso, el excelente libro sobre los desafíos del desarrollo económico del Uruguay que acaba de publicar Ricardo Pascale en editorial Planeta. Según él, la economía siempre impone urgencias. La “tiranía del corto plazo” obliga a “mantener en línea los fundamentos económicos” y “construir confianza” (otro de los temas en los que Pascale ha hecho punta), de modo de generar condiciones básicas para la actividad y la rentabilidad empresarial. Pero para que nuestro país pueda acelerar su tasa de crecimiento y superar el rezago respecto a las economías más dinámicas que viene acumulando hace varias décadas, debe pasar de una “economía basada en las cantidades” a otra “basada en el conocimiento y la innovación”.
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