La desconexión actual con los productos de la tierra y el mar y con los ingredientes naturales es un hecho en muchos menús cotidianos de las casas uruguayas. El supermercado está siempre de paso y los productos que allí se ofrecen se acoplan al ritmo de vida actual. En esa dinámica, algunos recursos naturales se pierden a la vista del ojo común y quedan relegados a una pequeña porción de personas que, con más información y preocupación, prefieren lo artesanal. Lo que sucede con el pescado es un claro ejemplo de ello; se compra congelado en el supermercado, hecho milanesa o como medallones de merluza. Sin embargo, a medida que avanza el nivel de procesamiento de estos productos, las propiedades de este alimento se pierden.
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