Un año, tres meses y cinco días después de la muerte de Jorge Larrañaga, el intendente de Paysandú, Nicolás Olivera, dio un paso al costado del grupo político que lideraba el fallecido ministro del Interior dentro del Partido Nacional.
“Después de la partida de Jorge he tratado de hallarme dentro de un sector que quedó sin su conductor natural…”, comienza diciendo la misiva que el intendente Olivera les envió a sus correligionarios de Alianza Nacional (Partido Nacional).
Olivera —de 41 años, exedil y exdiputado— era un hombre de confianza de Larrañaga, al punto que ganó la gobernación del departamento del que era oriundo (y del que fue intendente dos veces) el fallecido ministro.
Por eso se mantuvo en silencio sobre su vínculo con el sector que Larrañaga había fundado para las elecciones de octubre de 1999. “Quise convencerme de que había llegado la hora de que las ideas estuvieran por encima de los hombres y nombres. Pero al poco tiempo me di cuenta que el vacío era inmenso y que obstaba a un rumbo certero”, explicó Olivera en su carta de renuncia.
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