Julio Vilamajó, el artista del cemento

Cuando emerge, la creatividad rara vez se encauza en un camino único. Prefiere las ramificaciones, las concomitancias, los rubros que se fusionan o se complementan con tal de desplegar la totalidad de lo que el artista tiene para ofrecer.

El arquitecto Julio Vilamajó, uno de los más importantes del paisaje edilicio uruguayo, no fue la excepción. Su acervo trasciende el cemento de sus estructuras y logró plasmar en el papel tanto proyectos e ideas como intereses.

A través de una exposición conjunta del Museo Nacional de Artes Visuales (MNAV) y el Museo Casa Vilamajó que busca conmemorar el centenario de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República –que se celebra mañana–, el arquitecto tendrá la posibilidad de relucir en aquella vertiente pictórica tan definitoria para su labor, aunque desconocida por el público.

"La obra gráfica es un reflejo muy importante de las inquietudes que tenía como creador, no solamente desde la arquitectura", comenta el curador de la exhibición Julio Vilamajó. Fábrica de invención, Aníbal Parodi, aunque señala que la formación de Vilamajó late en cada dibujo.

Con un centenar de dibujos, croquis e ilustraciones que van desde su niñez hasta su desarrollo como arquitecto, la muestra incluye una amplia variedad de técnicas gráficas, como lápiz, colores, pasteles, tintas, plumas fuente y acuarelas.

Aunque las temáticas también son diversas, la referencia siempre es clara. "Los dibujos de la infancia son interesantes al ser un registro autobiográfico que permite ver cómo Vilamajó se inicia en la actividad gráfica. Es igual que en cualquier otro niño: muchos de ellos están dedicados a sus padres, pero hay cuestiones que tienen que ver con determinados motivos", agrega Parodi, señalando la presencia de escenas de campo que denotan su interés temprano por la naturaleza.

Los puertos y las embarcaciones también marcan presencia y tienden puentes hacia otro de los segmentos de la muestra, los espacios quiméricos, pero anclados fuertemente en lo real. La serie, que da el nombre a la exhibición, incluye "exploraciones sobre espacios imaginarios que, aunque son arquitectónicos, no están vinculados a ningún proyecto concreto ni a concretar, sino que tienen cierto grado de fantasía", explica el curador, también miembro de la comisión del Museo Casa Vilamajó.

A las edificaciones intangibles se suman proyectos reales, que dan la oportunidad de evidenciar el relieve arquitectónico de Uruguay con otros ojos. "Estos dibujos muestran la arquitectura desde el momento de la creación, el momento en que se toman las decisiones de cómo es un proyecto de arquitectura, cómo se define un edificio, un detalle, un espacio".

Asimismo, se suman los espacios extranjeros, los paisajes naturales y urbanos que Vilamajó recorrió de 1921 a 1924, a poco tiempo de recibirse en la primera generación de la Facultad de Arquitectura.

Sin embargo, entre los papeles encuadrados emergen otros intereses, otro tipo de construcción. "Vilamajó era un admirador de Walt Disney e incluso en algunos de sus bocetos aparecen personajes del dibujante como el Pato Donald o el Ratón Mickey", sea ilustrados o reproducidos con la intención de replicar posturas.

Según Parodi, aunque el dibujo de personajes caricaturescos era una afición para el arquitecto, existen testimonios que indican la existencia aún no corroborada de piezas de animación.

Dibujos con diseños de mobiliario y joyería completan una muestra en la que el centenar de obras gráficas colgadas en las paredes del MNAV dialogan con el entorno natural de las ilustraciones y bocetos –el Museo Casa Vilamajó–, con obras expuestas en las paredes de la sala de estar, el comedor y las habitaciones.

"Es un contrapunto, un complemento. En el MNAV se ven como obras y hay otra distancia, pero en el Museo Casa se ven en la atmósfera general, con la luz, los muebles, el diseño de los propios ambientes. Se aprecian como él las apreciaba en su vida cotidiana", señala el curador, quien agrega que las 12 obras expuestas en el hogar del arquitecto fueron robadas y recuperadas el año pasado.

A pesar de que las obras no fueron desarrolladas por Vilamajó con la intención de elaborar una muestra plástica, sino usando los lápices, plumas y pasteles para expresarse y apuntalar su labor arquitectónica, los dibujos no se encuentran exentos de valor artístico.

Además de acercar a una comprensión cabal del artista, las obras "permiten inmiscuirse en la creación, un momento de intimidad en el estudio o con pocas personas. Abrir esa ventana siempre es interesante", agrega Parodi. Desplegar sus hojas de par en par y, así, permitir que la estructura sea más que sí misma.

Responsable de obras vertebrales para Uruguay, como la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República, la urbanización de Villa Serrana y Rincón del Bonete, entre otras casas y estructuras, Vilamajó es uno de los nombres más importantes de la arquitectura nacional. Nacido en 1894 y fallecido en 1948, perteneció a la primera generación de la Facultad de Arquitectura y se desarrolló a través de una conjunción ecléctica de elementos tradicionales y vanguardistas, así como un manejo único del espacio y los detalles.