Presidencia

No invocarás la unidad en vano

Algunos socios de la coalición de gobierno no deberían invocar la unidad en vano

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30 de julio de 2021 a las 14:53

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Juntos pero no entreverados. La frase suele ser utilizada por los políticos cuando concretan ese tipo de alianzas en las que es preciso que la gente los observe unidos pero no, como dice el tango, revolcados en un mismo lodo todos manoseados. La denominada coalición multicolor, o más bien cada uno de sus integrantes, viven en ese permanente riesgo y desafío de preservar sus identidades sin provocar choques que lesionen la buena marcha del gobierno. Y, en ese afán, a veces el hilado fino muta en el corte grueso. De eso te voy a hablar en este EnClave que habitualmente te escribe Gonzalo Ferreira los viernes.

La negativa de blancos y colorados a votar el fideicomiso de US$ 80 millones para obras en Canelones –el intendente frenteamplista Yamandú Orsi precisaba una mano opositora para alcanzar el objetivo– se pareció más a una montonera que a una carga meditada y debidamente fundamentada.

La sensación, cuando no la certeza, de que la oposición canaria padeció un apriete de la dirigencia nacional para que no se le dieran alas a quien puede ser un rival electoral en 2024 quedó flotando en el polvo que levantó el episodio.

“En última instancia tuvieron que usar los tanques de guerra”, dijo el dirigente colorado de Canelones Heber Duque en referencia a las presiones que desde el poder central llegaron al departamento para que el edil de ese partido en la Junta canaria rechazara el fideicomiso.

La explicación del secretario general colorado y líder de Batllistas, el expresidente Julio Sanguinetti, a la reacción de su partido refleja uno de esos entreveros en el que lo importante queda en un segundo plano más allá de lo declarado. “Lo que se pretendía era una unidad en la coalición”, argumentó Sanguinetti.

La “unidad” puntual aludida por Sanguinetti parece innecesaria. Como si la coalición que une a blancos, colorados, independientes y cabildantes se bamboleara por un simple fideicomiso departamental, por más millonario que sea. A menos que el líder colorado haya mirado más lejos –o, mejor dicho, más corto– y mentó la unidad para no reconocer que lo que no quería era darle plata al intendente frenteamplista.

No parece sensato andar revoleando la necesidad de la unión de la coalición sin que ella esté realmente en juego. Ya vendrán tiempos en los que el pacto de gobierno se encuentre con acechanzas de otra enjundia. Como la que tuvo que enfrentar cuando se jugó el desafuero del líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos. Pese a que varios senadores blancos creían que, desde el punto de vista jurídico, correspondía enviar a Manini a la Justicia por haber omitido informar a sus superiores sobre las confesiones de torturas y muertes de José Nino Gavazzo ante un tribunal militar, al final le salvaron la piel al excomandante del Ejército.

Más allá de las connotaciones éticas de esa decisión, el desafuero de Manini hubiera dejado a los cabildantes, al principio de la administración, con pocas ganas de hacer buena letra para mantener la cohesión del oficialismo. Un paso polémico el de blancos y colorados pero, en todo caso, parecía necesario.

Así y todo, Cabildo Abierto ya ha marcado perfil en diversos asuntos e incluso puede obligar al presidente Luis Lacalle Pou a inaugurar el instrumento del veto durante su mandato si los liderados por Manini votan junto al Frente Amplio una ley para reducir las áreas de forestación.

Se sabe que a medida que los tiempos electorales empiezan a recortarse en el horizonte, la hora de las discrepancias comienza a señorear entre los aliados de los gobiernos de coalición. Porque los votantes están alertas y más vale cumplirles sus anhelos aunque la unidad se desmigaje.

Y se conoce que en Uruguay las urnas están en la cabeza de los dirigentes durante todo el quinquenio. Por eso, los líderes de la coalición multicolor deberían, desde ya, separar la necesidad de los votos de la urgencia de gobernar. Para que nadie piense que cuando se habla de unidad, en realidad se está hablando de un senador más o de un diputado menos en unas elecciones que parecen lejanas aunque la distancia, sobre todo cuando el objetivo es tan codiciado, casi siempre es relativa.

Soy Leonardo Pereyra, editor en El Observador. Podés escribirme a este mail por sugerencias y comentarios.

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