Para la Real Academia Española, la asertividad se refiere a una persona que expresa su opinión de manera firme. A nivel popular, asertivo es aquel que logra expresarse en forma clara y respetuosa. Desde la psicología, entendemos que es un concepto operacionalizable, es decir puede ser observado, registrado y medido a través de indicadores. Esta habilidad ha sido estudiada durante muchos años y está relacionada con diversas conductas que sirven como indicadores, además de relacionarse con valiosas capacidades como la gestión emocional, la forma de reaccionar y la comunicación.
¿Qué es la asertividad para la psicología?
Salter la definió como un rasgo de personalidad que poseen algunas personas, y unos años después, Wolpe y Lazarus la relacionaron con la capacidad de expresar los derechos y los sentimientos. Lo destacable es que, desde de su definición hasta la actualidad, tenemos la evidencia que la asertividad es una habilidad que puede ser entrenada. Es decir, una persona puede ser per se asertiva y seguir desarrollando esta habilidad, así como no serlo y desarrollarla desde cero. Además, es posible ser asertivo en ciertas áreas y no en otras.
La asertividad está estrechamente relacionada con la comunicación y, por lo tanto, con la capacidad de expresarse y escuchar. Una persona asertiva es aquella que logra transmitir sus pensamientos, sentimientos y opiniones de manera clara y respetuosa, tanto consigo misma como con los demás. Se trata de personas que logran escuchar y articular “la mirada del otro” con la suya a la vez. No dejan de tenerse en cuenta a sí mismos ni a los demás. En las negociaciones se reconocen porque buscan el ganar-ganar, a través de soluciones integrativas y potenciadoras, evitando imposiciones o victimizaciones. Destacan por no ser agresivas, ni pasivo-agresivos, ni pasivos. Escuchan activamente sin juzgar ni interrumpir, logran comprenderse y comprender a los demás. A su vez, son capaces de recibir críticas constructivas, escuchan lo que los demás tienen para decirles sin tomarlo como la verdad absoluta ni negarlo. Logran evaluar y reflexionar sobre el mensaje y son de esas personas que no toman las cosas personalmente.
Algunos indicadores de falta de asertividad son la victimización, el aislamiento social, la pérdida de autocontrol y de autogestión emocional. Todo lo cual genera malestar, sufrimiento, así como la pérdida de oportunidades a nivel social, laboral y relacional en general. No ser asertivo afecta las relaciones y disminuye la autoestima. A la vez, favorece la agresividad, la ira y la frustración. Genera dependencia emocional y es propenso, así como susceptible a la manipulación. Condiciones que aumentan el estrés y la ansiedad, limitando el bienestar.
¿Cuáles son algunos de los beneficios de la asertividad?
La asertividad es una habilidad que se puede aprender y entrenar. Es especialmente importante apoyar su desarrollo durante la adolescencia, en momentos de cambios significativos y en situaciones de crisis. En oportunidades, con la simple decisión y manos a la obra, alcanza. En otros casos, es importante recurrir al apoyo de profesionales. El entrenamiento en asertividad es relativamente corto y, como mencionamos, los beneficios son muchos y valiosos.
Tips para aumentar la asertividad:
Por sobre todo, recordá que no somos seres perfectos ni acabados, y que tenemos constantemente la oportunidad de crecer.
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