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Entre el miedo y la empatía: clientas le ofrecieron abogado al secuestrador
Mónica Fernández, la dueña de la peluquería Amor Mío en donde ocurrió el secuestro con 14 rehenes este viernes, aseguró que irá a visitar a la cárcel al joven que se atrincheró durante cinco horas en su local y que se rindió cuando las autoridades le prometieron que iría a la cárcel de Punta de Rieles.
“Por ahora necesito sanarme yo, pero sin duda lo voy a ir a ver y hacer todo lo posible para que se rehabilite”, dijo Fernández en entrevista con Subrayado, en la que contó que eso era lo que le había prometido al secuestrador.
Fernández también se refirió a los mensajes que circulan en las redes tras el episodio de violencia de género, que cuestionan que la rehén que fue pareja del atacante siguiera junto a él o desean la muerte del hombre. "Si yo tengo esa violencia, ¿cómo puedo pretender que una persona vulnerable, sin contención, no sea violento? Se necesita empatía", manifestó en el programa Acá te quiero ver de VTV.
Antes de la toma de rehenes, Fernández había hablado con él en diversas ocasiones para mediar en la relación de pareja que mantenía con la empleada de Amor Mío, luego de que ella pusiera fin al noviazgo. El joven le decía que no podía vivir sin ella, que la necesitaba, que necesitaba oler su perfume, y Fernández intentaba tranquilizarlo recordándole que tenía toda la vida por delante.
Según explicó en Acá te quiero ver, para la joven él "era su referencia, su familia, su todo", ya que se ennovió con él a los 13 años, edad a la que su familia la abandonó.
La figura del negociador fue clave
El hombre que se atrincheró en la peluquería Amor Mío vivió "subidas y bajadas" durante las cinco horas que duró el episodio, según Fernández. Cuando la policía llegó fue su momento de mayor inestabilidad, estaba violento y fuera de control porque temía que lo sacaran a la fuerza y no lo dejaran hablar con su expareja, la única rehén a la que le prestaba atención.
Sin embargo, las acciones de un funcionario del Ministerio del Interior fueron claves: las de Washington, el mediador. Según relató Fernández, logró la empatía del hombre y hacerlo entrar en razón.
“Yo solo pasaba el teléfono, no hablaba con el mediador. Pero en un momento le pregunté: 'Washington, ¿está más calmado, no?', y él me dijo que sí. Corto el teléfono y le digo (al atrincherado): '¿Brian?'. '¿Qué, Mónica?', me dice él. '¿Me dejás enjuagar los claritos a la señora, que se le va a caer el pelo?', explicó en el programa.
Ese fue el momento en que "cambió toda la energía" dentro del local. Los rehenes pudieron llamar a sus familias, tomar agua y hablar con libertad. Incluso las víctimas empatizaron con el atacante, quien repetía una y otra vez que no saldría vivo de la peluquería. Una de las clientas le ofreció su abogado cuando fuera juzgado y otras le recordaban cuánto lo necesitaba su familia.
El hombre fue imputado por la fiscal Sandra Boragno por los delitos de violencia doméstica agravada, porte de armas, atentado especialmente agravado y privación de libertad, y la Justicia decretó prisión preventiva por tres meses, mientras las partes preparan el juicio oral que resolverá el caso.
“Tengo un diablo adentro, los voy a matar a todos”, había dicho el hombre una vez dentro de la peluquería y armado, en una transmisión que hizo por Facebook mientras apuntaba con un revólver a su expareja, una trabajadora del local.
“Sé que hay gente de mi entorno que no está de acuerdo conmigo porque están enojados”, dijo Fernández. “Pero es lo que soy y voy a hacer todo lo posible para cumplir con mi palabra, porque yo le dije: ‘De esta vas a salir y yo te voy a ayudar’", añadió.
