Algunas de las cartas.

Agro > EN LA ERA DEL WHATSAPP

La historia de las cartas que se escriben 800 niños de escuelas rurales y urbanas

Cuando es frecuente que niños distantes se comuniquen por teléfono o enviándose audios y textos por Whatsapp, 800 escolares protagonizan un fluido intercambio de cartas escritas a mano
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24 de septiembre de 2023 a las 05:00

En tiempos en los que lo más frecuente es que niños distantes se comuniquen llamándose por teléfono o enviándose audios y textos vía Whatsapp, por citar un par de medios muy utilizados, 800 escolares rurales y urbanos de distintas zonas del país protagonizan un fluido intercambio de cartas escritas a mano, en una experiencia que tuvo como cimiento la escuela rural 30, ubicada en Laureles, Salto.

Inés de Lista, la maestra directora, explicó que allí se forman 21 alumnos desde nivel inicial hasta sexto de primaria, con ella a cargo de los niños que cursan tercero en adelante y otra docente, Melanie Borges, a cargo de los otros niveles anteriores.

La escuela rural en Laureles.

Casi todos los niños viven en Laureles, un pueblo muy chico, típico de las zonas rurales en Uruguay –con menos de 200 habitantes–, porque hay tres que los llevan en moto desde dos establecimientos ubicados a 10 kilómetros.

Escuela rural en Laureles.

El proyecto fue activado por Carlos Guinovart, productor agropecuario, la escuela de Laureles y Gabriela Zabaleta, promotora cultural de El Pinar, Canelones, que brinda talleres de cocina, aunque lejos están de restringirse a lo gastronómico, pues consideran otros valores culturales.

Si bien todo comenzó en esa escuela rural, “hoy los protagonistas son niños y docentes de todo el país”, puntualizó Inés en diálogo con El Observador.

El Correo Uruguayo traslada las cartas sin costo.

Lo que se realiza es un intercambio de cartas donde el niño rural se comunica con uno urbano y cada carta tiene al cabo de unos días su respuesta, para lo cual es fundamental el apoyo del Correo Uruguayo (su presidente, Rafael Navarrine, gestionó que el traslado de cada carta sea gratuito), con cada niño contando a su par sobre su forma de vivir, su entorno, sus gustos y sus actividades, por ejemplo.

La carta de Ángel.

Ángel: "El domingo hicimos una fiesta del padre, jugamos a la honda, teníamos que armar la honda y tirar las latas también".

Inés remarcó que “los que se expresan son los niños, exclusivamente, el maestro no interviene en el contenido de las cartas, solo les fomentamos la escritura y la importancia de un medio de vincularse con otro niño que no conocían”.

La experiencia, expresó, “es algo hermoso, esto lo empezamos en abril y confirmamos que era muy bueno, enriquecedor, cada 15 días hay un intercambio y están muy entusiasmados”.

Se han integrado en el intercambio de cartas niños de escuelas rurales y urbanas de 14 departamentos, restando que se vinculen desde Tacuarembó, Cerro Largo, San José y Flores.

La carta de Matías.

Matías: "Me gusta jugar al fútbol, cocinar ñoquis, pintar, ayudar a mi papá con los animales y andar a caballo".

La escuela rural "enriquece"

Carlos Guinovart, productor agropecuario y uno de los que generó esta movida, comentó que le entusiasma mucho como va creciendo el proyecto, que la gente que lo conoce “inmediatamente te comunica su simpatía y apoyo”, que “las principales protagonistas son las maestras y sus alumnos” y que “siempre digo que el que se arrima a una escuela rural se enriquece en muchos planos”.

“Los maestros en algún momento hemos usado escribir cartas a mano, por supuesto mucho más nuestros padres y abuelos, pero para los niños era algo desconocido y vimos con alegría que los motivó escribir, les pareció innovador”, añadió Inés.

Sirvió, además, para sumar una nueva manera de formarlos a lo que es la actividad habitual en una escuela, “por decirlo de algún modo fue como abrirles la cabeza para que comprendan que hay otro mundo además del que conocen, que es el de donde viven”.

Inés resaltó, especialmente, que “esto les permitió a los niños aumentar la autoestima”, y que con base en los buenos resultados se aspira a que este proyecto se extienda y siga sumando escuelas, docentes y niños.

Los niños se entusiasmaron con el proyecto.

"Tomarse tiempo para escribir"

Gabriela Zabaleta recordó una experiencia inicial, hace algunos años, sobre el valor de la sinergia campo-ciudad, cuando Limber Santos estaba al frente de la escolaridad rural y la ayudó a vincular la riqueza del mundo rural con sus alumnos urbanos.

“No fui a la escuela rural, porque se dio la circunstancia de que vivía a 17 kms de Young, en el trayecto del ómnibus de la colonia alemana El Ombú, que nos llevaba a todos juntos a la ciudad; haberme criado en el campo me dio una infancia maravillosa y tenía claro que ese mundo iba a enriquecer a los niños urbanos”, dijo.

Aquel primer contacto con Santos, dio lugar a esta otra experiencia con Carlos Guinovart e Inés de Lisa y esta segunda etapa no hizo sino subrayar las implicancias de esa vocación por asentarse en el medio rural.

Sobre el intercambio de cartas, comentó: “No es solo lo que los niños escriben, que de por sí es riquísimo, es hermosa la intención con la que escriben, la felicidad que se percibe tienen al compartir su mundo”.

“También me sorprendió, en los niños urbanos, cuánto ellos y sus padres valoran esto, en tiempo de tanta inmediatez, donde todo es tan veloz por Whastapp, el valor de tomarse tiempo para escribir y de esperar una respuesta, me sorprendió que estos niños urbanos con tanta actividad social, tantos vínculos, tantos grupos,  entienden la importancia del tiempo que le prestan los niños del campo, atesoran ese otro tipo de vínculo”.

Representantes del conjunto de niños del proyecto visitaron la Expo Prado.

Protagonistas en la Expo Prado

Recientemente, en la Expo Prado donde cada año se destacan este tipo de emprendimientos que involucran a las escuelas rurales, el día de los discursos y del Desfile de los Grandes Campeones de la muestra ganadera un grupo de escolares representaron a esos 800 niños involucrados en la movida.

Viajaron desde la escuela 10 de Minas, la escuela 56 de Durazno  y la escuela 124 de Melilla.

Para la mayoría la visita a la Rural del Prado fue la primera en su vida, al igual que llegar a Montevideo, incluso tuvieron la sorpresa de que el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, los saludó cuando se arrimó al ruedo para izar el pabellón nacional, pero más allá del valor de todo eso para ellos, dijo la maestra, lo más importante y lo que más valoraron es que estuvieron frente a frente con quien se habían estado escribiendo, con quien solo se conocían a través de las cartas.

Contó que hicieron esta vez un intercambio personalmente de cartas y se dieron un abrazo, “eso fue muy emotivo, muy lindo, hicieron un juego para ir como descubriendo quien era el niño con el que se habían estado escribiendo, para muchos eso fue lo más lindo de la visita a la Expo Prado”.

Que todo esto tan lindo que están viviendo trascienda es importante, remarcó, por lo cual agradeció en general a los medios de comunicación, pero en especial al periodista agropecuario Claudino Ferreira Pinto, que apoyo la iniciativa desde su comienzo y en forma constante.

Representantes del conjunto de niños del proyecto visitaron la Expo Prado.

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