La inflación se aceleró en agosto a 7,8% interanual con fuerte alza de alimentos

Los precios al consumo subieron 0,88% en agosto, lo que llevó a un aumento del registro de inflación interanual a 7,76%, por encima del dato a julio de 7,54% y el mínimo anual de junio de 7,36%. El ritmo de aumento de los precios acumula 16 meses consecutivos por fuera del rango meta oficial, que se ubica entre 3% y 7% anual. En el último mes, dos fenómenos tuvieron particular relevancia a la hora de explicar el  aumento del costo de vida de los hogares uruguayos.

En primer lugar, la suba del dólar encareció los productos que se importan y aquellos que compiten con el exterior a través de las exportaciones y por lo tanto, fijan sus precios en el exterior. Se trata del componente transable de la canasta de consumo. 

En el promedio de las operaciones de agosto, el dólar se transó a $35,95, con un aumento de 14,8% respecto a igual mes del año pasado. Para entender el efecto en la inflación interanual hay que comparar ese incremento con la variación en los 12 meses finalizados a julio, que fue de 11,8%.

Esa aceleración en el ritmo de aumento del dólar se trasladó a la canasta de bienes y servicios transables. Este componente del costo de vida de los uruguayos aumentó 6,5% en los 12 mees finalizados en agosto, cuando en el año móvil a julio acumulaba una suba de 6,2%.

La diferencia entre la suba del dólar y el encarecimiento de los productos importados se debe a que la moneda estadounidense no resume perfectamente el comportamiento de las monedas en las que se valúan los productos que se importan el grueso de los productos transables.

Monedas como el peso argentino, que tuvo un proceso de devaluación más pronunciado que el peso uruguayo, ayudan a abaratar la canasta transable.

Otro fenómeno que empujó al alza el registro de inflación en agosto fue el rubro alimentos no elaborados, como son vegetales y carnes. Si bien se trata de un rubro residual –es decir, que no refleja el comportamiento tendencial de los precios o el núcleo duro de la canasta de consumo– resulta relevante a la hora de entender volatilidades de corto plazo. Se trata de un componente difícil de anticipar por los expertos porque está sujeto a variaciones climáticas que no se introducen fácilmente en los modelos.

Los alimentos sin procesar pasaron de subir a una tasa interanual de 7,6% a julio, a un ritmo de 7,8% a agosto. Este salto se debió a que solo en el último mes respecto a julio, las legumbres y hortalizas se encarecieron 7,4%, las frutas 5% y la carne 0,8%.

Por su parte, los bienes y servicios no transables –aquellos que se producen en la plaza local y que solo se comercializan en el mercado interno– mantuvieron un ritmo de aumento estable de 8,5% en los 12 meses finalizados en agosto.