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La matrícula de educación superior en América Latina se duplicó entre 2000 y 2013

La expansión ha sido grande y rápida, incluso para los estándares internacionales
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25 de mayo de 2017 a las 05:00

En los últimos quince años, la educación superior en América Latina se ha expandido rápidamente, pasando de una matrícula del 21% al 43% de los jóvenes en edad de estudiar, lo que equivale a unos 20 millones de estudiantes, 10.000 instituciones y 60.000 programas. Este enorme crecimiento se debe, según el informe, Momento decisivo; La educación superior en América Latina y el Caribe, del Banco Mundial, a que quienes definen las políticas en la región, aprovecharon el período de crecimiento económico, para mejorar la accesibilidad al sistema educativo superior.

En sociedades extremadamente desiguales como las de América Latina, la educación de calidad puede actuar como "el gran igualador", ya que flexibiliza la movilidad social. Esto se ve reflejado en que el acceso, si bien aumentó para los estudiantes de todas las clases sociales, lo hizo especialmente en los entornos socioeconómicos bajos y medios. "Estos nuevos estudiantes, que previamente estaban infrarrepresentados en la educación superior, constituyen un elemento crucial del nuevo panorama", afirma el estudio que investiga la calidad, la diversidad y la equidad de la educación superior en la región.

La expansión ha sido grande y rápida, incluso para los estándares internacionales. Como ejemplo, mientras que la tasa bruta de matrícula de Asia central en el año 2000 era similar a la de América Latina y el Caribe, hacia el 2010 la brecha entre ambas regiones era de 13 puntos. En la actualidad, la tasa de la región se encuentra entre las más altas del mundo, tras Europa y Norte América.

Este crecimiento ha sido facilitado, en parte, por la expansión por el lado de la oferta, ya que a lo largo de este período se creó un cuarto de las IES y la mitad de los programas que existen en la actualidad. Gran parte de este crecimiento se debió al sector privado quien ha tenido un papel fundamental, con una cuota de mercado que aumentó del 43 al 50% entre el 2000 y el 2013. De hecho, según el informe del Banco Mundial, la mayoría de los nuevos programas de las IES fueron creados por el sector privado, al contrario de las públicas, quienes se han dedicado más a expandir los programas existentes.

A pesar del enorme aumento de la matrícula, la expansión acelerada del sistema, las características de los "nuevos" estudiantes provenientes de los estratos más bajos, y la debilidad da la regulación de algunas instituciones, ha puesto en tela de juicio la calidad de los programas y, por tanto, la equidad del sistema.

Según el informe, "a juzgar por los resultados, el desempeño del sistema es decepcionante". De hecho, del total de los estudiantes de entre 25 y 29 años matriculados en el sistema de educación superior, alrededor de la mitad no finalizaron sus estudios, o por que siguen estudiando o porque han desertado. Este dato, sin embargo, varía mucho entre países ya que mientras México y Perú alcanzan tasas de graduación cercanas a la de Estados Unidos, del entorno del 70%, en el extremo opuesto se encuentran Uruguay, Costa Rica, Honduras y Bolivia con tasas del entorno del 40%.

La mala calidad de los sistemas de educación superior se refleja en los diferentes ranking. A modo de ejemplo, según el ranking del 2014 de la Universidad Shanghai Jiao Tong, de China, no hay una sola universidad latinoamericana entre las 100 primeras instituciones de educación superior del mundo, a pesar de que Brasil y México figuran entre las mayores economías del planeta.

En términos absolutos, el gasto por estudiante en América Latina es más bajo que en el mundo desarrollado o en los países de Asia oriental y el Pacífico. Sin embargo, el esfuerzo realizado por la región en cuanto al porcentaje del producto interior bruto (PIB), es similar al del mundo desarrollado.

Esto lleva, según el informe, a cuestionar la eficiencia del sistema en relación a los incentivos, que en ciertos casos pueden llegar a promover las ineficiencias. En primero lugar, las universidades de la región gozan de una fuerte autonomía respecto al gobierno, lo que las hace menos propensas a rendir cuentas. El financiamiento, por otro lado, no fomenta la competencia en cuanto a la producción investigativa. Y desde el punto de vista de los estudiantes, en ciertos países, no hay requisitos de admisión y no se les impone límites para graduarse.

En conclusión, así como las decisiones tomadas hace quince años permitieron la enorme expansión de la matricula en la educación superior, "las decisiones que se tomen hoy tendrán consecuencias de largo plazo y alcance sobre el futuro de la región".


Jeronimo Giorgi, periodista uruguayo dedicado a temas internacionales, está cursando una maestría en Estudios Latinoamericanos, ha colaborado con varios medios de América Latina y Europa, y ha recibido distinciones como el Premio Rey de España de periodismo.

www.facebook.com/Latinoamerica21

@Latinoamerica21

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