Juan Samuelle

La menor faena de novillos desde 2002 ilustra lo complejo del momento ganadero

La industria frigorífica rema con un fuerte viento en contra y podría decirse que atraviesa uno de sus peores momentos

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29 de mayo de 2020 a las 05:00

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Mientras mucha gente considera que el sector alimentos esquiva la crisis porque “la gente sigue comiendo, aún en pandemia”, la industria frigorífica uruguaya rema con un fuerte viento en contra y podría decirse que atraviesa uno de sus peores momentos en muchos años.

La faena de novillos en los últimos 12 meses, por ejemplo, va en camino de ser la más baja desde 2002, cuando la fiebre aftosa tenía paralizado al sector.

El momento actual no es comparable a los tiempos de la aftosa, pero lo cierto es que ahora otro virus ha paralizado a los consumidores, alterado el comercio y ha puesto al sector cárnico patas arriba, en una situación opuesta a la que tenía hasta noviembre del año pasado, cuando el sector pisaba el acelerador a fondo.

Tal como pasó a consecuencia del virus de la aftosa, la faena se frena abruptamente, en aquel entonces porque los mercados se le cerraron a Uruguay por una razón sanitaria local y regional, y ahora Uruguay mantiene su óptimo status sanitario pero la demanda está en un momento de máxima retracción y los países vecinos compiten ferozmente por la escasa carne que se está pudiendo colocar en el mundo.

A la vez, los compradores y en particular el comprador hegemónico, China, sabe la urgente necesidad de vender de los países exportadores y la escasez de alternativas para colocar volumen.

Eso llevó a dos renegociaciones de precios y condiciones comerciales. Una a mediados de noviembre, ¿pre Covid 19? Y otra el viernes pasado, cuando por segunda vez los exportadores se enfrentaron a presiones para bajar precios de mercaderías ya en viaje.

Además, Brasil está inundando China de carne vacuna y Estados Unidos de carne de cerdo, explicó el analista argentino Ignacio Iriarte en el programa Tiempo de Cambio, en Radio Rural.

Con Europa en su mínima expresión y con Israel detenido porque por ahora los rabinos no llegan a Uruguay, quedan pocas alternativas: Estados Unidos y Canadá, pero sujetos a cupos que ya están cerca de terminar, y muy poco  más.

Los precios de los cortes destinados a China, que habían amagado a repuntar dos meses atrás, cayeron.

Y la situación se hace sentir en el mercado del ganado gordo. Al punto que esta semana vale más un novillo bien terminado para el mercado interno que para la exportación y vale casi lo mismo un novillo de exportación que una vaquillona para el mercado interno. Y no es que el mercado interno esté pujante. La incertidumbre sanitaria y la abundancia de carne importada lleva a que la competencia sea fuerte, tanto con carnes alternativas más baratas como la de pollo y cerdo, como con carnes de la región donde el precio del ganado es mucho más bajo que aquí.

Con una faena tan disminuida, los costos fijos de las industrias suben y deben convivir con la competencia de Argentina y Brasil que pagan entre 15% y 20% menos el precio de la hacienda.

Tras varios años de una extracción insostenible, quien quiera seguir operando en Uruguay tiene que pagar precios que muchas veces no permiten lograr un margen.

Mientras, las industrias de los países vecinos, se han fortalecido.

En lo que va del año, la faena va cayendo 25%, y para novillos adultos 41%, en tanto los de seis dientes caen 36%. Hay una caída relativamente pareja entre novillos y  vacas.

El año 2020 quedará en la historia de este siglo marcado por la muy baja actividad de la industria frigorífica.

La faena caerá cerca de 20% y no llegará a dos millones de cabezas por primera vez desde 2014, pero en el caso de la faena de novillos el descenso llevará la actividad a los niveles más bajos desde 2003.

Esa menor actividad tiene su correlato en una baja en la facturación en lo que va del año de unos US$ 50 millones, una baja de 26% respecto a la facturación en los primeros cinco meses del año pasado.

La escasez de hacienda no es un problema nuevo, por lo tanto  varias empresas arrastran varios años de números en rojo. Y no es solo un problema de la carne vacuna. La carne ovina está complicada en el mercado de China y en el que podría ser su mercado alternativo, Brasil, que ha tenido una volatilidad cambiaria muy fuerte y va rumbo a una retracción económica muy intensa este año.

El mundo de los alimentos está complicado y la necesidad de bajar costos es más aguda que nunca. Al punto que, por ejemplo, durante la semana pasada en Uruguay bajó el precio de los novillos especiales y los únicos precios que subieron fueron los de las vacas lecheras viejas para faena y las vacas manufactura y conserva, las categorías de menor calidad carnicera.

Las pocas exportaciones que se concretan a China son para aquella carne más barata posible. El mercado interno se vuelca por vaquillonas, es decir cortes más chicos y lo que habitualmente es más demandado, los novillos mejor terminados, son los más difíciles de colocar,  salvo que sea al mismo precio que otras categorías de menos calidad.

El precio de novillos, vacas y vaquillonas se ha emparejado. De modo que el precio de los mejores novillos de exportación se ubica como máximo en US$ 3,20 por kilo de carcasa al productor, lo que un año atrás era un estimulante US$ 3,66 y dos años atrás era un correcto US$ 3,47.

La situación empieza a erosionar el precio del ternero, que va cayendo a los niveles menores en más de un año y se acelera nuevamente la posibilidad de exportar en pie, una válvula de seguridad para los criadores, pero la amenaza de un renovado drenaje de terneros y novillitos para una industria que ya está complicada por la escasa oferta disponible. Con un precio de US$ 2,10 el interés desde Medio Oriente ha crecido.

Recuperación en U

Uruguay tiene una ventaja interesante respecto a los países vecinos en términos de imagen país que se ha visto reforzada en tiempos de pandemia. Es muy valioso mantener una situación operativa en los frigoríficos que no ha generado ni un solo caso de covid-19.  Mientras eso sucede, en Río Grande del Sur un tercio de los casos de covid-19 provienen de los frigoríficos.

El Ministerio Público de Trabajo (MPT) registra 2.079 casos confirmados de contaminación por el nuevo coronavirus entre trabajadores de 21 mataderos en 16 municipios de Rio Grande do Sul.

La fuerte caída en la faena y una buena parición en la primavera pasada permiten proyectar un aumento del stock de más de 500 mil cabezas. Con 550 a 600 mil vacunos más a  mediados de año y luego de una retención semi forzada, la disponibilidad de ganado empezará a aumentar gradualmente en este segundo semestre y  ese aumento gradualmente se mantendrá en los años siguientes.

La ganadería uruguaya fue crucial en la recuperación económica uruguaya a partir de mediados de 2003 y seguramente volverá a serlo a partir de 2021.

Como tantos otros sectores que se vinculan al turismo, desde las aerolíneas a los restaurantes la carne uruguaya y en particular la industria frigorífica uruguaya precisará puentes financieros para captar esa oferta creciente de ganado que se generará de 2021 en adelante.

Mientras, desde el Instituto Nacional de Carnes (INAC) y desde el sector privado se pone la mira en mercados alternativos a China en Asia: Indonesia, Malasia, Tailandia y Singapur son algunos ejemplos.

La carne más prestigiosa del mundo enfrenta apremios inéditos. Posiblemente esté en el fondo de una recuperación en forma de U. Pero la recuperación firme solo llegará con la vacuna, una acentuación del conflicto China-Estados Unidos o con una coherencia cambiaria con los países vecinos. Variables muy difíciles de proyectar respecto a cuándo puedan concretarse. Mientras, los precios se mantendrán calmos posiblemente por lo que resta de 2020.

Pesca y regateo

Hasta la pesca está en una situación muy complicada.

Los compradores quieren pagar 30% menos de los  precios habituales por la parálisis económica que desde Asia a África complica también a ese rubro.
Es una época en la que para todas las carnes, pescado incluido, el regateo se ha vuelto casi una obligación.

 

La cifra

18,8% cayó el ingreso de divisas por todas las carnes exportadas en 2020 –van US$ 637 millones– respecto a igual lapso de 2019 (al 16 de mayo), tras el envío de 166.473 toneladas (en peso embarque). El 83,12% exportado son carnes vacunas, por las que se logró US$ 3.939 por tonelada peso canal (+11% que en ese período de 2019). El 47% de todas las carnes exportadas fueron dirigidas hacia China.

Juan Samuelle

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