La música de las múltiples Alfonsinas

La identidad está por todas partes en Pactos, el segundo disco de la cantante y compositora uruguaya Alfonsina Álvarez (29). No solo porque en este momento se siente más identificada con lo realizado en este álbum que con su debut, El bien traerá el bien y el mal traerá canciones –al que describe como "otro aspecto de su personalidad"–, sino también porque en cada canción hay una reflexión sobre la identidad.

"No soy lo que quieren hacer conmigo", canta en el tema Ese frío vacío. "Soy lo que doy, y soy un nudo tenso cuando sobrepienso", dice su voz en Fuego.

Para la artista, el disco es por lo tanto una búsqueda de identidad, aunque sabe que la respuesta no será una sola. "Busco el 'qué soy', no tanto el 'quién soy'. No creo que vaya a encontrar un 'yo', creo en la multiplicidad, que somos una masa informe que se adapta y se mueve, porque somos más múltiples de lo que nos dejamos ser. Entonces en el disco se dispara para distintos lados y termino pensando que no soy nada, que soy una cosa que se mueve", dijo Álvarez sentada en el estudio Overhead, donde Pactos fue grabado.

En ese proceso de grabación, Alfonsina se encargó de todos los instrumentos: guitarras, bajo, teclados, voces y programaciones electrónicas. Más allá de una cuestión de practicidad y comodidad, la razón por la que tomó esa decisión. "No siempre tuve la seguridad que tengo ahora para llevar adelante un arreglo y sostenerlo; bancármela que una línea de bajo y batería sea esa y que esté bien. Y para lograr eso tuve que hacerlo todo, tocarlo, y decir con hechos", explicó.

Esa confianza y seguridad la fue desarrollando a medida que evolucionó su carrera. Si bien le ocasionó algunos sinsabores durante el proceso de trabajo de su primer disco, también le sirvió para descubrir que un artista necesita un buen tiempo durante su desarrollo para solidificar su visión y generar la confianza suficiente en esas ideas para saber transmitirla y explicarla a otros.

Esta vez sí pudo hacerlo "al trabajar con músicos con mucha trayectoria, que les parecía que sabían mejor por dónde tenía que ir, a veces con una intención más pura y en otras más rara".

Alfonsina Álvarez creció escuchando música techno y visitando el boliche montevideano Milenio, una antigua referencia de la electrónica en la Ciudad Vieja. Y en el techno lo que sostiene la música son los ritmos y el bajo.

Ese género no solo la llevó a conocer el jazz ("fue a través de un sample", recordó) sino también a tener un interés particular en esos instrumentos. Para Álvarez "el bajo y la batería dicen mucho", y lamenta que suelan ser relegados al papel de acompañamiento. Es por eso que el bajo tiene un rol fundamental en canciones como Ese frío vacío.

El único instrumento que la cantautora no ejecuta en el disco es la batería, pero eso no significa que no haya participado en la composición y el desarrollo de los ritmos que marca Diego Bartaburu (integrante de No Te Va Gustar).

"En algún tema como La noche exige el ritmo lo armé yo y arriba improvisó él. En Ese frío vacío ya la tenía armada, Fuego lo programé y él lo tocó, Star lo toqué yo y después lo tocó él. Hay un poco de los dos, pero él es muy respetuoso con mis arreglos, por eso me da tanto gusto trabajar con él, porque respetamos lo que plantea cada uno", narró Álvarez.

La suma de cada uno de los instrumentos es para Alfonsina lo que no puede faltar y tiene que sostenerse por sí mismo al momento de hacer un álbum. Y si bien recurre a programas de edición, en Pactos prefirió que domine el "menos es más". "Principalmente como reacción a que hoy en día estamos expuestos a tanta información, y también incluso en las herramientas de la música, hoy hay muchos que usan programas que permiten transformar tanto los sonidos que te empezás a alejar mucho de la esencia de lo que tenés que encontrar. Eso lo dejé para una etapa posterior", contó.

Al contrario que en su primer disco, ahora decidió explorar, sacarse de encima algunos "por qué no" y jugar con la multiplicidad, que también se refleja en las texturas sonoras del disco. "Hay canciones más duras, otras aterciopeladas. Son múltiples como las voces", dijo en referencia al uso de recursos como el de doblar su voz. "Soy múltiple porque canto con una voz sola y no varias. Mi cerebro es así, hay mucha gente ahí adentro", concluyó.

Más allá de desarrollar su carrera como música, Alfonsina Álvarez también tiene un contacto con la poesía, que se refleja en letras y fragmentos recitados de Pactos. "Viene desde antes de mi vínculo con la música", relató. "Mi abuelo me escribía poesía y me la mandaba desde Paysandú cuando era niña. Y con los años me di cuenta de cuánto me había influenciado eso". Como gran diferencia con respecto a la música detecta que esta última está "ceñida a un ritmo, a una armonía". "Es más cerrada, pero también me encanta usarla. La poesía es un espacio en blanco que te permite decir cualquier cosa, en cualquier orden. Podés rearmar el mundo. Es una fuente de libertad que no puedo abandonar nunca".