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La ONU denuncia que la violencia de las bandas alcanza su nivel más alto en décadas
Haití tiene algo menos de 12 millones de habitantes, de los cuales más del 60% vive en situación de pobreza y un tercio está situación de inseguridad alimentaria aguda, según datos de las Naciones Unidas.
Desde el terremoto de agosto de 2021, que dejó cerca de 2.000 muertos confirmados y cientos de desaparecidos, el país está devastado. Un mes antes, el 7 de julio de ese año se produjo el magnicidio del presidente Jovenel Moïse y el poder del país está en manos de grupos delictivos.
En varias oportunidades, Naciones Unidas advirtió que enviaría una fuerza de Cascos Azules para contribuir a la administración del país y tratar de frenar a las bandas armadas. En octubre pasado, el gobierno haitiano insistió que el organismo internacional tuviera intervención.
"No hay más tiempo que perder, la situación de seguridad puede empeorar cualquier día", aseguró el martes ante el Consejo de Seguridad de la ONU el embajador haitiano, Antonio Rodríguez, durante una reunión sobre la crisis que se vive en su país.
Rodríguez dijo que es "más necesario y urgente que nunca" tener una solución a corto plazo para restaurar la seguridad en Haití y reclamó una vez más el envío inmediato de esa misión internacional para ayudar a la Policía Nacional contra las pandillas.
El Gobierno haitiano hace tres meses hizo ese reclamo y contó con el respaldo del secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, quien propuso establecer una "fuerza de acción rápida" compuesta por militares de uno o varios países y no bajo bandera de la ONU.
Pero no apareció ningún país dispuesto a encabezar esa misión según las Naciones Unidas. Si bien Estados Unidos y Canadá propusieron hablar al respecto, hasta el momento no han mostrado intención de encabezar la operación, según esas mismas fuentes.
En la sesión de este martes, ambos países subrayaron la necesidad de apoyar a Haití y mostraron su disposición a ayudar, pero no dijeron nada concreto sobre su posible papel en esa misión.
La representante de las Naciones Unidas en Haití, Helen La Lime, dijo el martes que sin esa presencia de efectivos militares de otro país bajo supervisión del organismo internaciones, no hay chances de que se puedan controlar a las bandas armadas.
En diciembre pasado, hubo un acuerdo entre fuerzas políticas haitianas para realizar una transición que permita convocar a elecciones generales. Ese compromiso fue bien recibió por el Consejo de Seguridad de la ONU.
Todos saben que sin un margen de seguridad es imposible llevar a cabo un proceso electoral.
Según información en manos de la ONU, la violencia por parte de las pandillas alcanzó en 2022 niveles no vistos en décadas, con un fuerte aumento de los homicidios, hasta un total de 2.183, y 1.359 secuestros, más del doble que el año anterior.
Las peleas entre pandillas de barrios de la capital, Puerto Príncipe, llegan al límite de que los francotiradores quedan apostados y usan sus fusiles mientras las personas deben esconderse donde pueden.
Si bien Canadá proveyó a la policía de vehículos blindados, esa fuerza de seguridad no puede controlar la violencia. El propio Guterres afirmó el martes que la policía está "desbordada y gravemente escasa de personal y recursos". Agregó en el informe: "No ha sido capaz, por sí sola, de prevenir el alarmante aumento de la violencia de las bandas".
Guterres dijo el martes: "Reafirmo que es urgente desplegar una fuerza armada internacional especializada", insistió el secretario general. En el mismo sentido se manifestó el embajador de Haití ante la ONU, Antonio Rodríguez.
Como resultado de la exacerbación de la crisis política y de seguridad crónica del país, acompañada de un resurgimiento del cólera, "el pueblo haitiano está experimentando la peor emergencia humanitaria y de derechos humanos en décadas", afirma el informe.
Con un aumento del 63% en el precio de la canasta media de alimentos desde 2021, 4,7 millones de personas sufren ahora inseguridad alimentaria aguda, según la ONU.
