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La sexta extinción

Uruguay tiene la oportunidad de convertirse en un vergel ejemplar
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12 de mayo de 2019 a las 05:00

La crisis de biodiversidad es la hermana gemela del cambio climático como desafío ético y como tendencia que pone en peligro a la propia supervivencia de la humanidad en la segunda mitad de este siglo. 
A lo largo del proceso evolutivo la tendencia ha sido a un aumento de la diversidad biológica. Nunca hubo tantas especies diferentes como las que hubo tal vez hasta hace unos 10.000 años. Pero desde entonces la diversidad va en declive, y es un declive que se acelera a sí mismo. 

Periódicamente la evolución ha ido aumentando la diversidad hasta que una situación crítica provocó un colapso. El primero causado por las cianobacterias que “intoxicaron” al resto de los seres vivos emitiendo oxígeno. 

De aquel entonces sobrevivieron los unicelulares “anaeróbicos” refugiados en la profundidad de los suelos y los intestinos. Sin esos microorganismos nuestra propia vida sería imposible, ya que son los intermediarios de nuestro proceso digestivo. Pero para ellos el oxígeno que respiramos es letal.

La extinción más crítica de las seis que han ocurrido fue la del Pérmico, hace 250 millones de años. Y si podemos estar hoy disfrutando de un fin de semana de clásicos de fútbol y día de la madre es gracias a un exiguo 30% de vertebrados –nuestros antepasados de entonces– que fueron capaces de sobrevivir a una oleada de muerte.   Peor le fue a los organismos marinos, de cada 100 especies solo sobrevivieron cinco.

Más tarde, hace 65 millones de años llegó la extinción de los dinosaurios que tanta fascinación le causa a los niños de todos los tiempos. Todavía no hay consenso en torno a la causa de la extinción del Pérmico, pero sí está claro que arrasó con los grandes vertebrados, el impacto de un meteorito en Centroamérica causó una enorme nube de polvo y provocó un cambio drástico del clima. 

Ser grande pasó rápidamente de ser una ventaja a una desventaja, el alto costo energético de mantener a un gran saurio fue una desventaja frente a los cuerpos más económicos de los pequeños mamíferos. Y de nuevo, seguramente podemos agradecer a ese meteorito que hoy estemos aquí como especie “sapiens” tratando de resolver esta, la sexta extinción, en la que hemos modificado tanto la superficie terrestre que arriesgamos a sucumbir victimas de nuestro propio éxito en modificar a nuestro antojo los ecosistemas del planeta.

El 6 de mayo la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (Ipbes) presentó un informe detallando la marcha de la sexta extinción y advirtiendo que la situación al respecto es tan grave como la vinculada al cambio climático. 

El informe califica a la crisis como “sin precedentes” y “acelerándose”, indicando que hay un millón de especies que están amenazadas. La situación es casi un hecho que se agravará al menos hasta 2050 y destaca la sinergia desastrosa que hay entre el calentamiento global y la pérdida de biodiversidad. A más calentamiento más perdida de diversidad y recíprocamente. Típicamente la tala de selva será cada vez más cuestionada, por ese doble efecto y por lo tanto allí sí las ganaderías de Brasil y Paraguay quedarán fuertemente cuestionadas, lo que es para Uruguay una ventaja potencial dado que la ganadería local se hace sin talar selva y con una base de cría sobre campo natural que es biodiverso por definición.

Dentro de ese declive del resto de los seres vivos uno es especialmente grave para nuestro futuro, el declive de los insectos polinizadores, algo en lo que Uruguay lamentablemente no es la excepción.

En esta misma semana la noruega Anne Sverdrup-Thygeson, una de las entomólogas más importantes del mundo le decía a The Guardian que la protección de los insectos polinizadores era urgente, si queremos mantener la producción de alimentos en el futuro.
“No he visto un solo estudio que no exprese alarma por la velocidad a la que cae la población de polinizadores en el mundo. Si consideras el nivel de uso de insecticidas y el calentamiento  global no es un buen momento para ser insecto en el mundo actual. Si el declive continua, tampoco será agradable para los humanos estar en el mundo en el futuro”, advirtió.

Una amenaza para el mundo una oportunidad para Uruguay. Con los sistemas hiperconcentrados de China colapsando, con el precio de la soja colapsando y el de la carne vacuna natural más valorizada que nunca, toda una perspectiva para convertir a Uruguay en un vergel que sea un pequeño modelo para el mundo entero. 

 

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