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Lacalle Pou, su liderazgo opositor y el escollo de Manini Ríos
Día 1: asumir el liderazgo. La cuenta regresiva para octubre está en marcha y Luis Lacalle Pou sabe desde hace tiempo que solo podrá hacerlo bien en comunión interna y con otras fuerzas políticas.
Por eso llegó la hora de ejecutar los mensajes que desde hace tiempo impulsa con fuerza. Hacia adentro: unidad. Hacia afuera: cooperación para formar el gobierno multicolor más importante de la historia de este país.
Puertas adentro los galones ya empezaron a lucir. El candidato tomó la posta y, legitimado por una votación que superó el 50% en su partido, eligió a su compañera de fórmula, aplicó un cortafuego a cualquier discusión que dañara la interna y de yapa le puso presión al Frente Amplio. Pero más que eso, el Lacalle Pou procura ser muy cuidadoso con las formas y en todo momento deja en claro que el nombre de Beatriz Argimón es una decisión colectiva en base a una propuesta suya. Y esto no es menor: en sus primeras horas como candidato ha mostrado su aspiración integracionista para que su candidatura una a todos los sectores del partido de una forma natural y gentil.
A excepción de Juan Sartori, con quien Lacalle Pou mantuvo una única comunicación el sábado y cuyo rol camino a octubre aún está por vislumbrarse, el líder ha mantenido una fluida comunicación con quienes fueron sus rivales en la interna. Sabe que los necesita y pretende jerarquizarlos incluso aunque eso difiera de los intereses específicos de dirigentes de su propio sector. El desafío estará en mantener los equilibrios.
Hacia afuera la historia es diferente aunque presenta los mismos desafíos. Difiere porque Lacalle Pou tiene el reto de convertirse en el líder de la oposición y eso es algo que lo deberá cristalizar con votos, antes que nada, el 27 de octubre. En el camino de la batalla tiene dos rivales nuevos: Ernesto Talvi y Guido Manini Ríos.
La noticia de la victoria de Talvi fue absorbida con una dosis de alivio y otra de atención en el comando de Lacalle Pou. Desde hace meses tienen claro que tanto la novedad colorada como su rival en la interna, Julio María Sanguinetti, estaban alineados por igual con la idea de la coalición. Sin embargo, algunos dirigentes cercanos a Lacalle Pou entendían que sentarse a negociar con Talvi era preferible que hacerlo con el dos veces presidente. Sin embargo, Talvi votó mucho mejor de lo que todos esperaban y, por eso, ahora lo miran como un rival que no regalará nada de cara a octubre.
Pero ese no es, ni siquiera, el mayor problema para el nacionalista. Talvi y Pablo Mieres, que aparentan ser los principales socios para un gobierno de coalición, ya manifestaron con nitidez su creencia de que el partido Cabildo Abierto y su candidato Manini Ríos no pueden ser parte del acuerdo político y programático por diferencia insalvables con el proyecto opositor.
Al día siguiente de haberse coronado como candidato del Partido Colorado, el economista expresó en Informativo Sarandí que desconoce cómo se posiciona Cabildo Abierto en la mayoría de los temas “porque no tienen programa” y criticó los dichos del excomandante referentes a que venía a “oxigenar la democracia”. Durante la campaña ya había arremetido contra Manini por sus declaraciones sobre los inmigrantes.
“No necesariamente todos tienen que estar invitados a la cena” de la oposición, opinó Talvi. “En una mesa inicial imagino al Partido Nacional, al Partido Colorado y al Partido Independiente, porque son partidos que tienen en común proyectos de país y programas de gobierno, tienen propuestas concretas”, expresó en entrevista con Telenoche.
Sin embargo, Lacalle Pou no se amputa de antemano la posibilidad de formar un gobierno lo más amplio posible, según dijo en el programa En Perspectiva. Es más: hasta último momento dejará la puerta abierta para quien quiera sentarse en la mesa a discutir el proyecto, confiaron fuentes de su sector a El Observador. “Yo no tomo definiciones a priori. Veremos cuáles son sus posturas sobre temas que son importantes y todavía desconocemos”, indicó en el programa Todo Pasa, de Océano FM.
Eso incluye a Manini Ríos quien, a juzgar por la muy buena votación que obtuvo en una instancia en la que no se jugaba nada, podría alcanzar una bancada parlamentaria fuerte en octubre. Es decir: seguramente sus votos sean necesarios para gobernar a partir del 1° de marzo.
De forma tal que en este punto ya aparece un primer obstáculo para el gobierno de coalición que demandará el liderazgo de Lacalle Pou para persuadir a sus posibles socios sobre la necesidad de atraer al general retirado, que por su trayectoria y experiencia es conocedor de los temas de Defensa. Otra historia es si Manini Ríos querrá ser parte del juego oficialista en caso que la oposición gane en noviembre. Por el momento dejó claro que no le interesa hablar de coaliciones y que defiende sus “propuestas independientes”.
El director de Factum, Eduardo Bottinelli, explicó a El Observador que las actuales mediciones de la consultora le asignan entre 5% y 7% de intención de voto a Cabildo Abierto. Además dijo que, dependiendo de cómo se posicionen los distintos jugadores en el tablero, ese número puede crecer. El politólogo señaló que Talvi y Lacalle tienen una visión similar de cómo debería ser administrado el gobierno: de acuerdo a un modelo liberal moderno, con poca intervención del Estado. Por lo tanto, un votante opositor indeciso al que no le convence esta propuesta podría terminar optando por Manini Ríos, a pesar de que antes no se hubiera planteado destinar su voto a Cabildo Abierto.
Por lo pronto este asunto –que hoy luce preliminar– desnuda un aspecto fundamental que se pondrá a prueba en los próximos meses: la capacidad del líder nacionalista de ponerse el traje de presidente. Porque si hay algo absoluto es que la suerte del próximo gobierno –en caso que sea multicolor- comenzará a determinarse en estos meses de competencia, conversaciones y acuerdos.
Producción: Rosina de Armas
