Leo en El Observador: “Gobierno cede y pide a ANII abrir el presupuesto y buscar financiamiento para evitar recortes”. Es una excelente noticia que demuestra que el año 2020, con todo lo malo que trajo, dejó un legado conceptual extraordinariamente positivo: una mayor valoración de la importancia del desarrollo científico en nuestro país. De todos modos, se cometería una injusticia flagrante si se concluyera que recién ahora nuestra sociedad descubre la importancia de la ciencia. En otros momentos, en este mismo espacio, evoqué los orígenes del PEDECIBA, de la Facultad de Ciencias y del Instituto Pasteur. Ahora quiero contar una historia todavía más olvidada: la de las “becas Gallinal”.
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