Por otra parte, se trata de un valioso material de análisis de la realidad de los principales rubros productivos del país, tanto para los que tienen la responsabilidad de conducir las políticas públicas como para los protagonistas del quehacer del campo, es decir, desde la investigación hasta la comercialización.
Por eso no fue extraño ver al ministro interino de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Enzo Benech, sentado en la platea, siguiendo las ponencias con el repartido de los resultados de las empresas abierto y tomando nota cuando lo consideró importante. Para los periodistas es una instancia que permite ver el árbol y el bosque, decantando la abundante información que se recibe.
Que la coyuntura no es buena lo sabe hasta un niño. Los matices los pone cada uno, según dónde le aprieta el zapato. Algunos números son elocuentes, aunque no revelan todas las partes que contiene la realidad: la tonelada de leche en polvo, el principal producto de exportación de Uruguay, se pagaba en los mercados a US$ 5.000 la tonelada en 2013. En cambio, llegó a tocar este año un piso de US$ 1.600. Y esta semana ajustó a la baja en US$ 2.453 la tonelada. La soja llegó a US$ 600 la tonelada y hoy orilla los US$ 300 la tonelada.
La gran novedad de la jornada de Fucrea no fue que cayeron los precios de las materias primas, que ya es una noticia vieja, sino que factores influyeron para que ello ocurriera. En ese GPS de mercados se pudo ver cómo la inestable situación económica mundial, el conflicto entre EEUU y la Unión Europea con Rusia, las grandes cosechas de granos, en especial la soja, han debilitado los precios.
Quizás en ese universo de desaceleración sacan cabeza la lenta pero firme recuperación de la economía estadounidense y, como consecuencia, la revalorización del dólar, que no está exento de la denominada guerra de las monedas, que es otro elemento que impregnó la realidad del último año en el comercio mundial. Y el valor de la carne vacuna, una especie de páramo o isla en medio del océano de las commodities.
Bajando a tierra los números, las empresas agropecuarias uruguayas muestran una caída de la rentabilidad del negocio. En algunos rubros más que en otros. La lechería es el caso más flagrante, azotada como estuvo por una baja de los precios de los productos lácteos, en ese dimensión que muestra el valor de la leche en polvo, y por una sequía que incluyó a toda la cuenca lechera en situación de emergencia agropecuaria. De comerse las reservas forrajeras han llegado a tener que endeudarse por problemas de financiamiento. Y la tormenta aun no terminó.
En la agricultura habrá que volver a medir los resultados en el promedio de cinco años porque si se hace por zafra hay muchos que apagan la sembradora. Si habrá sido malo el último año que, como lo explican muy bien los números de los grupos CREA agrícola ganaderos, en yunta con la ganadería fue la agricultura la que tiró abajo los números. En ganadería también cayeron los resultados pero, como lo explica muy bien Eduardo Blasina, las empresas se defendieron mucho mejor que en la última crisis de 2002.Inicio de sesión
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