Luis Arce, actual presidente de Bolivia, cuando era ministro de Economía del entonces presidente Evo Morales.

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Las disputas entre Evo y Arce se acrecientan de cara a las elecciones de 2025

El Movimiento al Socialismo gobierna el país desde hace 17 años, interrumpido sólo por el golpe de Estado encabezado por Yanine Áñez. Las diferencias entre el ex presidente y el actual ponen interrogantes sobre la unidad de ese movimiento político
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01 de octubre de 2023 a las 05:03

En los últimos meses, los roces y diferencias entre el expresidente Evo Morales y el actual, Luis Arce, abren interrogantes sobre la unidad al interior del Movimiento al Socialismo (MAS) que ambos dirigentes integran de cara a las elecciones presidenciales de 2025.

Morales gobernó Bolivia de 2006 a 2019, y ya anunció su candidatura para un nuevo mandato en los próximos comicios. Arce, que fue ministro de Economía de Morales hasta 2017, aún tiene dos años al frente del gobierno.

El pasado domingo 24 de septiembre, Morales dijo: “Me convencieron, voy a ser candidato, me obligaron, la gente quiere”. Esta afirmación tiene importancia ya que el próximo martes 3 de octubre se llevará a cabo el congreso del MAS.

El ex mandatario fue más allá y dijo: “Obligados por los ataques del gobierno, su plan para proscribir al MAS-IPSP (Movimiento al Socialismo – Instrumento por la Soberanía de los Pueblos) y defenestrarnos con procesos políticos, incluso eliminarnos físicamente, decidimos aceptar los pedidos de nuestra militancia”.

El presidente Arce se mantiene en silencio y todavía no se pronunció sobre si buscaría la reelección. Esquiva de momento la confrontación directa, ya que Morales tiene un liderazgo muy marcado al interior del MAS y gobernó el país durante 13 años con resultados de gestión que todavía le dan un alto grado de popularidad, aunque mucho menor que los de la primera década de su gobierno.

Arce participó el lunes pasado de una reunión con el Pacto de Unidad, integrado por las cinco organizaciones sociales que componen el MAS. En su intervención fue duro al anticipar que desconocerá los resultados del congreso que convocó Morales como presidente del partido.

Eso llevó al exmandatario a sostener que Arce intenta frenar su candidatura. “En las últimas horas, comprobamos cómo el gobierno y la extrema derecha separatista coinciden en oponerse a esta candidatura promovida por el pueblo”, escribió Morales en las redes sociales.

Cabe recordar que, en 2019, Morales dejó el país por el golpe de Estado que colocó a Yanine Áñez en el gobierno con la excusa de que las elecciones habían sido fraudulentas. El recuento definitivo demostró que no había sido así y Áñez está detenida por encabezar la asonada.

Tras la dictadura de la cual Áñez fue la cara visible, la movilización social forzó las elecciones de 2020 en las que Arce logró una decisiva victoria. Morales regresó a Bolivia, pero su vínculo con Arce no era el mismo que cuando el economista integraba su gabinete. A finales de 2021, la división empezó a crecer entre los dos dirigentes del MAS.

La autonomía del presidente Arce tras las elecciones de 2020, llevaron a Morales a percibir que tenía una competencia interna y en poco tiempo eso se hizo público. Empezaron a crecer las demandas de Morales para cambiar a algunos de los ministros.

Arce no quería confrontar con Morales, pero mantuvo a uno de sus ministros, Eduardo Del Castillo, cuestionado por el ex mandatario. En junio pasado, Arce reaccionó a la decisión de la Asamblea de sancionar por mayoría a Del Castillo por supuesto tráfico de vehículos robados en Chile para así obligarlo a dejar su cargo.

Cabe mencionar que Morales tiene más seguidores que Arce en el poder legislativo. Pero Morales logró desbancar a Del Castillo con los votos de los opositores del MAS. Una movida que marca el grado de dificultades para que las diferencias entre los dos líderes pueden canalizarse de forma dialogada.

Del Castillo siempre tuvo mala relación con Morales. Pese a la sanción legislativa, Arce volvió a tomar juramento a Del Castillo tras firmar dos decretos, uno que lo destituyó y otro que lo restituyó en el cargo.

Morales también pide la renuncia del vicepresidente David Choquehuanca con el argumento de que no está “en primera línea” para defender el gobierno de Arce. Se basa en algo creíble: el presidente y el vice hicieron una alianza para conformar la fórmula que lo llevó al gobierno. En cambio, Morales fue un líder social que gobernó sin disidencias ni necesidad de alianzas.

Arce no sólo tiene el choque con Morales. Tampoco cuenta con suficiente apoyo en el Congreso, de modo que el MAS se presenta dividido en muchas votaciones y Morales en algunos casos prefirió alianzas con opositores a Arce para imponer sus propuestas.

“Esto implica un debilitamiento del decisionismo presidencial, lo cual puede tener consecuencias negativas para la gestión de Arce. Ese sería un efecto institucional negativo en esta disputa de facciones”, dice Mayorga.

Una eventual ruptura del bloque oficialista puede tener un efecto crítico porque la hegemonía del MAS ya no es algo rotundo. Sobre todo, porque la situación económica y social ya no es la misma que aquella que le permitió a Morales apuntalar derechos y conquistas en su primera década al frente del gobierno.

Una muestra del descontento social y fricción política se vivió el pasado 19 de agosto en el estadio Héroes de Octubre de El Alto, cuando ambas facciones, los de Arce y los de Morales disputaron la dirección de la organización social más grande de Bolivia.

Se trata de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb), que forma parte del MAS. En ese estadio se reunieron los delegados y la pelea terminó con cientos de heridos producto del enfrentamiento a golpes de puño entre las facciones. Y hasta se precisó la intervención de la Policía ante el riesgo de que el encuentro terminara con sangre.

Lo concreto es que el sector que encabeza Arce decidió que no hará un congreso paralelo al del MAS convocado por Morales, pero tampoco participarán sus seguidores.

En La Paz, la prensa local dice que es posible que el Tribunal Superior Electoral (TSE) termine por arbitrar acerca de la legitimidad de los resultados del encuentro. Tras una larga disputa judicial en 2017, fue el congreso del MAS el que postuló a Morales a la presidencia por cuarta vez. Si bien esa formación, creada y conducida por Morales, es aun la más grande de Bolivia, una división como la actual puede poner en riesgo su continuidad en la presidencia.

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