Los jugadores de la selección nacional tienen la particularidad de recorrer el mundo y compartir vestuario con las principales estrellas del fútbol mundial. Ahí, en el recinto sagrado, surgen historias, anécdotas que muchas veces quedan escondidas. Estas son algunas de las historias que el capitán Diego Lugano reveló a El Observador.
La habitación con Forlán
Con Forlán en la habitación somos el día y la noche. Diego tiene todo ordenado, la ropa dobladita y acomodada en su lugar. Eso es porque hasta hace poco era soltero, pero lo quiero ver ahora que se casó. Yo soy todo lo contrario a Diego. Llegó y dejo toda la ropa tirada arriba de las sillas. Somos el día y la noche, pero llevamos muchos años conviviendo en la misma habitación.
Con Van Persie
“Es insoportable, una vez en un partido me baboseó un poco. En Inglaterra se picó y casi nos vamos a las manos en un partido por la Champions. En el Mundial tuvimos una discusión en el túnel y cuando nos enfrentamos acá, en el amistoso (antes de la Copa América de 2011), no me quiso saludar”.
Con Tabárez
Contó Tabárez en su libro que una vez le dijo “Vos venís acá a jugar al fútbol, no venís a solucionar el mundo”. Es que el capitán quería estar en todos lados situación que lo desbordó y que notó el doctor Edgardo Barboza en estudios de nivel de urea que sirven para captar la fatiga muscular. Tabárez habló con Diego y le pidió que aflojara. “Tabárez trajo orden y capacidad. Es capaz de pelear hasta por el techo del parrillero”, como dije alguna vez.
La cábala
En la selección hay una rutina. Una persona se encarga de llevar la música, antes era el Loco (Abreu) y ahora es Palito (Pereira), entonces en el tramo final del viaje se ponen canciones de Uruguay. Del Canario Luna, Cielo celeste, la canción de Uruguay de La Tuerca, entonces llega todo el mundo cantando. Durante un tiempo fue el himno nacional cantado por el Zurdo Bessio y de esa forma vamos entrando en clima. En el Mundial pasado en el ómnibus siempre poníamos al Canario Luna, los 8 de Momo, la canción Un cielo azul. Un domingo sin vos, todos temas bien uruguayos”.
El clásico de Turquía
Un día contra Besiktas hubo problemas y el presidente de ellos juró venganza para la revancha. Nos metieron 40 patovicas para pegarnos en el túnel. En el entretiempo entró el presidente nuestro a los gritos y el tipo se veía que insultaba y me miraba. Y pensé, me está relajando todo. Resignado le pregunté al traductor y me dice: “Dijo que si tenés problemas con un rival le digas que él los va a mandar a congelar a todos. ¿Cómo? Sí, si, decile que ellos mandan congelar a cualquiera.
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