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20 de febrero 2023 - 5:04hs

Las escuelas uruguayas ajustan contrarreloj los detalles para el comienzo de un año lectivo en que rige una nueva reforma educativa. Los informáticos ultiman los sistemas en que se suprimen las calificaciones de conducta, la nota de desempeño global pasa a una escala del 1 al 10, y la repetición se reduce a unos pocos grados. Los maestros hacen los cursos de capacitación que dictan los inspectores. Y los directores repasan los nuevos programas. Pero nueve colegios de Montevideo, cuatro de Canelones, dos de Río Negro y uno de San José —16 en total— corren con menos prisa: cuentan con la libertad de implementar o no la trasformación curricular del gobierno. 

Porque a diferencia de las cerca de 2.000 escuelas privadas y 300 colegios habilitados, estos 16 institutos autorizados tienen la posibilidad de seguir su propio currículo, de estudiar con sus programas propios, en el idioma que quieran y con cuantos días de clase deseen. El único requisito —por fuera de los clásicos controles de seguridad y calidad— es que sus estudiantes cursen una prueba de egreso que les acredite los cursos.

“Autorizar” y “habilitar” son sinónimos para el diccionario de la Real Academia Española. Pero para la normativa escolar uruguaya son categorías bien diferentes: mientras los colegios habilitados siguen el currículo oficial, su calendario y la cantidad de horas en español que rige para el sistema público, los autorizados, que nuclean a unos 2.500 alumnos, tienen libertad de acción.

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The British Schools, donde estudió el presidente de la República, sus hijos y algunos de los integrantes del gobierno, es uno de esos colegios que no está obligado a impulsar la reforma. De hecho, esta institución cuenta con programas que cabalgan a mitad de camino entre el currículo británico y el uruguayo. Por ejemplo: en los primeros cinco grados escolares la carga de inglés casi quintuplica a la de español (28 a 6). Se enseña Matemática en Inglés, Ciencias Naturales en Inglés y Dibujo en Inglés. En el último grado, en sexto, la relación se invierte y los alumnos preparan la prueba de egreso.

Pero según supo El Observador, el British les pidió a sus docentes que realicen las capacitaciones para la transformación curricular que propone la ANEP y el programa nacional seguirá la línea oficial. Al igual que otros colegios privados, esta institución ya abordaba algunas líneas del nuevo marco: trabajo en base a competencias, proyectos, asignaturas que dialogan entre sí, mínima repetición…

Esa misma lógica regirá en el Ivy Thomas Memorial School. La directora de Inicial y Primaria, Magdalena De Stefani, confirmó a El Observador que “como colegio autorizado no están obligados a seguir al pie de la letra la transformación”, pero como lo propuesta va en sintonía con lo que “ya implementaba el colegio hace unos seis años” sí se plegarán y los docentes ya empezaron a capacitarse para ello. “Por ahora a los docentes les es sencillo el cambio porque ya venían trabajando bajo la lógica competencial”.

El Clifton College, en Canelones, ya empezó a capacitar a sus docentes para la transformación. Porque si bien este instituto es autorizado, sigue al pie de la letra la plataforma estatal. En realidad tiene solo un grado diferencial (nivel 5 de educación inicial que es en inglés) por lo cual no se le permite la habilitación.

También seguirá la transformación el Saint Patrick´s College. Porque si bien su consejo directivo no quiso responder a las consultas de El Observador, en el mismo correo electrónico en que se declina el diálogo dice: “los (colegios) autorizados y todas las instituciones estamos obligados a implementar la transformación”.

Pero no es así. La propia directora de Políticas Educativas de la ANEP y una de las líderes de la reforma, Adriana Aristimuño, confirmó a El Observador que la normativa les otorga a las instituciones autorizadas la libertad de acción. Es bien sencillo: no tienen por qué seguir el mismo currículo y la planteada es una transformación curricular.

Un ejemplo: en el Centro de Educación Natural e Integral —más conocido como Colegio CENI— varias de las discusiones pedagógicas que se dieron en Uruguay con el objetivo de transformar el currículo parecen, a los ojos de esta institución, obsoletas. En este colegio de Brazo Oriental, bien en el epicentro de Montevideo, no existen las calificaciones desde hace décadas, tampoco hay asignaturas, las evaluaciones se hacen conversando en entrevistas y los alumnos aprenden con una metodología natural como quien lidia con el entorno que lo rodea. Así lo impulsó la maestra riverense Cledia de Mello y así continúa hasta ahora. Por eso en Primaria no harán la transformación curricular.

Tampoco seguirán la transformación en la Escuela Alemana Colonia Gartental ni en el colegio Mennonita El Ombú. Estos centros educativos de Río Negro cuentan con población descendiente de alemanes (de hecho su lengua nativa es el alemán y aprenden español en la escuela). La maestra directora Raquel Caviglia cuenta que el “Programa se hizo en base a las escuelas alemanas con cruces con el programa uruguayo, pero buena parte de la bibliografía está en alemán”. Si bien rige el calendario local, estos centros educativos ponen su foco en la cultura de los menonitas llegados a Uruguay cerca de la Segunda Guerra Mundial.

En este sentido, es posible que un mismo posicionamiento adopte el colegio Alemán Delta, en San José, el cual sigue las mismas tradiciones. Aunque desde el equipo directivo no han respondido a las consultas de El Observador.

El carácter religioso de los colegios no los convierte en institutos autorizados, de hecho la mayoría de los confesionales son habilitados. Tampoco determina si implementarán o no la reforma. Por ejemplo: los dos colegios de Montevideo cuya visión religiosa le es encomendada al Opus Dei, seguirán la transformación curricular oficial.

Tanto Los Pilares —colegio en el que solo asisten niñas— como el Monte Sexto —solo de niños— “cuentan con programas que se identifican en un 99% con lo propuesto por la ANEP: solo son autorizados para dotarse de mayor autonomía y de algunas decisiones curriculares”, explica Francisca Otegui, gerente académica.

Estos dos colegios cuentan con un programa propio de Lengua basado en el método Sophia que habían diseñado académicos de la Universidad Católica, pero en términos generales apuntan al trabajo en base a proyectos y un currículo basado en competencias como el propuesto por el organismo rector de la enseñanza.

El colegio Cristo Viene —en Canelones y de corriente evangélica bautista— también seguirá la transformación curricular porque “a nivel programático se sigue el plan oficial”, dice la administradora Nelly Cristino.

El que todavía no definió si hará la transformación el Instituto de Enseñanza Maranatha, también vinculado a la iglesia evangélica. Los docentes fueron informados que “muy seguramente se va a oficializar la plataforma estatal”, pero hasta el momento no lo han hecho. 

El Saint Andrew's School, Horacio Quiroga de Canelones, Parroquial Santa Rosa y Saint George´s no respondieron el cuestionario.

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