Ciento treinta y tres mil dólares a las tres, y martillazo. El rematador le puso el precio final a la camioneta Range Rover de 19 mil kilómetros de recorrido y llovieron aplausos. Una de las que palmeaba era Paola Fiege, la esposa del sindicalista argentino Marcelo Balcedo, a quien se le había incautado ese vehículo de lujo y otros tres autos de su chacra El Gran Chaparral, en Playa Verde. Acababa de terminar el remate que dispuso la Junta Nacional de Drogas y Fiege, que había anunciado su presencia en el hotel Radisson, aplaudió y enseguida desapareció.
La empresaria llegó unos 15 minutos antes de la hora de comienzo del remate. Ingresó sola por la puerta principal y se sentó en una de las mesas que estaban distribuidas por el salón. Sin embargo, cuando el remate terminó salió con un paso acelerado por una puerta lateral, pero esta vez acompañada por un hombre que durante la subasta estuvo alejado de ella.
El presidente de la Asociación Nacional de Rematadores, Tasadores y Corredores Inmobiliarios, Mario Molina, fue el rematador de los cuatro autos. Ofreció primero el de menor valor y por último a la camioneta de alta gama, que tuvo el precio más alto. Los valores de la venta sumaron US$ 450 mil.
El auto Porsche Boxter S –con 5 mil kilómetros de recorrido– fue el primero en ser rematado. El monto que propuso Molina fue de US$ 30 mil y terminó comprado en US$ 73 mil. Con el mismo precio inicial se ofreció el Chevrolet Camaro –con 7 mil kilómetros–, y su subasta finalizó en US$ 82 mil.
La oferta para el Porsche Panamera –de 28 mil kilómetros de recorrido– comenzó en US$ 45 mil y fue colocado a US$ 125 mil. La camioneta Range Rover, por último, tuvo su precio inicial en US$ 60 mil y se vendió a US$ 133 mil.
Al precio de venta se le suma un 18% de comisión y un 0,3% de impuestos que los compradores deberán pagar.
“Lo esperamos, caballero”, le dijo Molina a un hombre de campera deportiva, que recibía órdenes desde el otro lado del teléfono y fue el comprador de tres de los vehículos. Las imágenes de los cuatro autos estaban proyectadas en la pantalla y el salón estaba colmado: había 100 personas adentro y otras 15 que se quedaron sin lugar por los protocolos sanitarios, y debieron conformarse con escuchar desde la puerta.
En el salón algunos eran simples observadores, otros pasaban información por teléfono y alguno filmaba intentando disimular. Fiege, con auriculares en sus orejas, también recibió llamadas. Cada vez que se escuchaba el martillazo del rematador, la empresaria agarraba su lapicera y apuntaba en una hoja blanca.
Luego del remate, Fiege comentó a El Observador que los valores a los que se vendieron los autos estuvieron “sobrevalorados”. “Quizás porque eran nuestros. Se ve que es atractivo tener autos de un líder”, especuló.
La empresaria sostuvo que fue al remate porque pensaba ofertar para quedarse con los autos, aunque finalmente no lo hizo. “Estaba viendo cómo venía todo”, relató y remarcó los vehículos estaban "sobrevalorados".
La exhibición de los bienes de lujo de Balcedo había generado atracción de varios curiosos, que fueron hasta la sede de la asociación a observarlos. “Vimos mucha gente interesada en ellos”, dijo Molina ante los medios, pero aseguró que nunca se imaginó que los precios de venta iban a ser “tan arriba”.
El rematador había estimado en El País que la subasta rondaría los US$ 250 mil dólares en total, US$ 200 mil menos de la suma de la venta. “Fue inimaginable por esta situación que estamos viviendo”, sostuvo.
En la institución están “acostumbrados” a este tipo de remates para el Estado, aunque el presidente aseguró que son “complejos” y “diferentes” al resto porque, al ser bienes decomisados de la Junta Nacional de Drogas, son vehículos “ilícitos”.
La detención de Balcedo fue el 4 de enero de 2018, cuando comenzó un raid de incautaciones que llevó adelante la Justicia y la Policía de Crimen Organizado. En una primera instancia se encontraron armas de fuego, US$ 500 mil y 14 autos de lujo, que se sumaron a US$ 6 millones incautados antes.
En octubre, Balcedo hizo un acuerdo con Fiscalía en el que se definió que el Estado uruguayo decomisara más de US$ 8 millones, un chalet de Maldonado y cuatro autos de alta gama –los que fueron rematados– como garantía.
En El Gran Chaparral –donde viven Fiege y Balcedo–, el empresario argentino había construido una piscina y canchas de tenis, y había poblado la chacra de animales y especies exóticas, entre las que había guacamayos, llamas, alpacas, carpinchos y ñandúes.
El próximo remate de lujo: la marina del estafador turco
El próximo remate que tendrá características similares al de los autos de Balcedo será a fines de mayo, informó el presidente Mario Molina. Se rematará la marina de Mehmet Aydin, el ciudadano turco que protagonizó una estafa en su país y que estuvo en Uruguay unos meses entre 2017 y 2018.
En 2019 se remató la Ferrari 458 Spider blanca de Aydin por US$ 271 mil y el yate crucero clase AK80 en US$ 243 mil.
La marina que se subastará en mayo está ubicada en Santa Lucía. “Es una casa muy importante”, definió Molina y detalló que tiene un muelle de “grandes dimensiones”. “Esperamos concitar un público especial”, dijo.
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