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Los jóvenes creen que los CEO del futuro no irán a la universidad

La generación zeta apuesta por las habilidades emocionales, la capacidad de adaptación y el aprendizaje práctico
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04 de diciembre de 2019 a las 05:02

Hasta hace cinco o diez años, el canon social más o menos establecido indicaba que los directivos empresariales eran en su mayoría señores que habían estudiando una carrera y que sabían mucho de contabilidad, márgenes, exploración de nuevos mercados y análisis de flaquezas y oportunidades de negocio. Pero las cosas están cambiando. 

Los miembros de la generación Z (los nacidos a mediados de los años 90) dan mucha más importancia a otras habilidades como las interpersonales o emocionales: curiosidad, rapidez en el aprendizaje, empatía, capacidad de adaptación, creatividad. 

De hecho, el 70% de los Zetas cree que esas competencias serán mucho más importantes que las técnicas para los ejecutivos de las próximas décadas, según un informe de Adecco.

Esa generación, la siguiente a los Millennials, piensa que los actuales CEO no tienen las suficientes capacidades llamadas blandas. 

En concreto, los ven especialmente verdes en asuntos como la gestión de personas, la dirección de equipos, la creatividad y la inteligencia emocional. 

Es lo que se desprende de una encuesta de Adecco a más de 5.000 personas de entre 18 y 28 años. La investigación se llevó adelante en más de 30 países. 

Se calcula que los Millennials y los miembros de la generación Z conformarán el 75% de la fuerza laboral tan sólo dentro de cinco años.

Los Zetas también tienen un concepto distinto de la formación respecto a sus padres. Si bien hace treinta o cuarenta años era casi impensable acceder a la planta noble de una empresa sin un título universitario, fenómeno que actualmente se está repitiendo con los másteres, los jóvenes piensan que eso no será tan importante en el futuro. 

El 51% de los encuestados considera que los CEO del año 2050 no necesitarán ser licenciados por la universidad, sino que ascenderán gracias a programas de aprendizaje prácticos, respaldados por educación a distancia. 
De hecho, sólo el 6% opina que hacer una carrera es la mejor manera de preparar a los próximos directivos en las habilidades que necesitarán para liderar. La fórmula por la que se inclina más de la mitad (el 55%) es el aprendizaje práctico.

Según los integrantes de la Generación Zeta, esta es la mejor manera para que los líderes del futuro progresen, ya que –en su opinión– el sistema educativo en la actualidad no les está preparando de forma eficaz para la gestión de proyectos, la toma de decisiones basada en datos, la negociación y la resolución de problemas complejos.

Optimismo

Con estos datos, no extrañan los excelentes pronósticos de Adecco sobre el desempeño de los futuros ejecutivos. 

El estudio asegura que los CEO de la Generación Z serán magníficos gestores de personas, comunicadores hábiles y profesionales creativos. 

Además, como compañeros valorarán la curiosidad, la rapidez para aprender y la capacidad de adaptación a las situaciones difíciles. 
Eso sí, los líderes del mañana también tienen sus carencias: se sienten poco preparados en lo que se refiere a conciencia intercultural e intergeneracional. 

Es decir, a entender mejor el marco mental de personas de otras culturas y otros tiempos.

Varios expertos, desde psicólogos hasta consultores, se han manifestado en los últimos años respecto a la gran oportunidad que tienen los jóvenes, sean Millennials o zetas, para cortar con un estilo de gestión más frío y severo, centrado mayormente en habilidades técnicas y magnitudes frías (beneficios, márgenes...), que caracterizaron a la generación de sus padres, los Baby Boomers, y que éstos heredaron a su vez de sus padres y mentores. 

Los dropout
Algunos de los empresarios más exitosos, en términos económicos, de los últimos años, dejaron los estudios universitarios, un fenómeno que en EEUU se conoce como un dropout (el verbo drop out significa ‘abandonar’, ‘dejar el sistema’). Uno de cada ocho multimillonarios responde a este perfil, según la lista Forbes 400 de 2018. Algunos dropout dejaron la carrera para centrarse en su empresa, como Mark Zuckerberg, mientras otros hicieron su fortuna bastante tiempo después, como Travis Kalanick, cofundador de Uber. El fundador de Microsoft, Bill Gates, es “el dropout más exitoso de Harvard”. 

 

Fuente: Expansión - RIPE

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