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Los juegos infantiles que se "aplican" en el día a día de las empresas

Hay dinámicas de la infancia que se siguen practicando diariamente, aunque con consecuencias menos divertidas
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02 de enero de 2019 a las 13:43

El juego es esencial como formador de experiencias. Acompaña la evolución humana desde los orígenes. En las tribus primitivas, los juegos eran una forma de preparación para la supervivencia a la que estaban expuestas las personas. Alrededor del 776 a.C. (antes de Cristo) en la antigua Grecia se iniciaron los Juegos Olímpicos. Y la frase “pan y circo” proviene de Juvenal (poeta que vivió entre los años 60 y 130 d.C.), aludiendo a los juegos de la política desde aquellos tiempos hasta hoy. Aristóteles, Platón y otros filósofos hablan del juego y propusieron varios para el estímulo infantil. Y es a partir del Renacimiento en que los juegos colectivos empezaron a ser individuales, ya que esto marcaba cierto clasismo entre quien los practicaba y el que los observaba.

Las primeras teorías psicológicas sobre el valor del juego en el desarrollo humano se ubican alrededor de 1855 con la obra de Spender; luego, Lázarus, Groos, Hall, y más recientemente con Piaget (1932), apuntando especialmente a que la forma de relacionarse y ejecutar las normas de los juegos es un indicativo de cómo el niño capta las normas sociales y las aplica en lo cotidiano.  

En el trabajo

En el mundo laboral actual, el juego en sí no es muy bien considerado. Si bien muchas compañías se esfuerzan en brindar espacios y estímulos recreativos para fidelizar a los colaboradores, en la inmensa mayoría de los casos se los utiliza como anabolizador para lograr mejores resultados comerciales, que, a la vez, pueden aportar cierto bienestar.

En verdad, hay un largo camino aún por recorrer entre lo que se llama felicidad laboral, y la realidad. Mucho de esto tiene que ver con la cultura empresarial; aunque, más aún, con la actitud individual frente al trabajo. Esto es decisivo para el éxito de las empresas y proyectos de cualquier tipo. La huella cultural de los juegos de infancia sigue presente cotidianamente; quizás en forma oculta e inconsciente. Sin embargo, el saltarse las reglas, transgredir las normas y hacer trampa -por citar tres aspectos-, son parte del día a día de millones de trabajadores y de sus organizaciones.

Tan incorporadas están las dinámicas de infancia, que hay muchas que se siguen practicando diariamente, aunque con consecuencias menos divertidas.

Como ejemplo, hay cinco juegos infantiles que se practican hoy en el mundo empresarial.

Policías y ladrones

Uno de los más conocidos en tiempos de infancia se sigue utilizando cotidianamente en el trabajo. En la versión original, los jugadores se dividen en dos equipos representando cada rol. Hay un lugar real o imaginario (un poste, un rincón) que será la cárcel. Los policías dan tiempo para que los ladrones huyan, y empiezan a perseguirlos. Cuando atrapan a uno, lo llevan a “la cárcel”. Un ladrón no puede abandonarla a menos que lo toque un compañero libre. Los policías montan guardia para evitar el escape. Una vez que todos los ladrones han sido atrapados se invierten los papeles.

Versión empresarial: en todos los trabajos hay un espacio simbólico donde se sabe que cualquier trabajador puede ser "freezado" durante algún tiempo. En la oficina, los policías son quienes enjuician a quienes se considera responsable de aquello que no salieron como se esperaba; a la par, siempre hay otros compañeros intentando salvarlo de la situación; y, una vez que pasa el tiempo y se diluye el problema, todo sigue su curso, hasta que se invierten los roles.

La escondida

Este juego se trata de descubrir a los que se han escondido. Todos los integrantes del juego se esconden, menos uno, que es quien deberá atraparlos; lo hará contando (por ejemplo, de 1 a 10), en la cifra que determinen los que se esconden; cuando finaliza su cuenta, empieza a buscar cada uno.

Versión empresarial: demás está decir que en el marco del trabajo hay muchos que se esconden, y que hacen que los pocos que quedan deban hacer el trabajo pesado; incluso muchas veces deben actuar así para poner en evidencia a los perezosos, los huidizos y quienes hacen que trabajan, sin lograr resultados. Lo cual no resulta nada divertido para aquellos que están verdaderamente comprometidos.

Policía bueno y policía malo

Esta es una táctica sumamente usual en el mundo de los negocios. Se trata de un juego de roles en dúo, conformando un equipo que representa una postura de bueno y de malo. En cualquier situación, discusión, problema escolar o dilema entre compañeros, aparecían estos dos roles bien marcados: uno, que encarnaba a un duro, frío y aguerrido; y el otro, el blando; ambos para ayudar a arribar al mismo resultado.

Versión empresarial: Sigue siendo una de las tácticas más utilizadas en negociación, y se la utiliza diariamente entre jefes y subordinados de todos los niveles. Es el caso típico cuando un empleado pide un aumento de sueldo, y le responden que el que decide no es él; que hay otra instancia superior (‘el malo’). El que está en la parte negociadora, se ve sometido a la doble presión. Instintivamente, tenderá a sentir más empatía con el “blando”, quien expresará que ´tiene las manos atadas’ por el compañero duro. ´Quiero ayudarte pero no me deja´, es su lema. La contraparte se verá así forzado a aceptar muchas veces la postura del ´mal menor´ que plantea el personaje blando. Lo que realmente sucede es que ha cedido ya que los objetivos del ´policía duro´y ´policía blando´ eran el mismo.

Gallinita ciega (gallo ciego)

En la versión infantil, un jugador tiene los ojos ventados, y tiene la misión de encontrar y reconocer al resto, que se colocan alrededor. La "gallinita" da tres vueltas sobre sí misma antes de empezar a buscar, para despistarse. Luego, se dedica a atrapar a algún niño, que se moverán por el espacio; si lo logra, debe indicar quién es utilizando el tacto. Si acierta, se intercambian los papeles.

Versión empresarial: Diariamente, hay muchas personas de los equipos que juegan a la gallinita ciega, incentivados por un ruidoso grupo de jefes, supervisores, responsables y compañeros que ocultan información y que los hacen tomar decisiones a tientas. Hay otros que eligen ese rol escudados en el “no se…”, “no me corresponde…”, “no es mi área”, “soy víctima de las circunstancias…”. Y también se lo utiliza para encontrar algún chivo expiatorio a los problemas que se presentan: hay que hallar a un responsable. Como en el juego infantil, hay un momento donde se intercambian los roles, ya que nadie está exento de que le toque jugar a ciegas.

Teléfono descompuesto

Todos los jugadores se colocan en ronda. El que inicia el juego dice un mensaje al oído de su compañero, quien lo repite al de al lado, y así sucesivamente. Al llegar al final de la ronda, quien recibió el mensaje debe decirlo en voz alta. Se comprobará la deformación del contenido original del emisor respecto al último receptor, a través de los “ruidos” e interferencias que sufrió en medio de la transmisión.

Versión empresarial: En este caso no hace falta mayor explicación, puesto que la comunicación interna dentro de la mayoría de las organizaciones es la gran asignatura pendiente que les impide crecer y desarrollarse.

Fuente: Por Daniel Colombo (El Cronista - Ripe)

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