“Los narcos le ponen precio a todo”, dice un productor bajo reserva de identidad frente a una parcela de limoneros abandonados.

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Los narcos golpean el bolsillo de los mexicanos al extorsionar a los productores agropecuarios

Pese al aumento de la producción y al descenso de la inflación al 4,44% anual, el precio de la fruta subió 58,5% en el último año, según el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas del país
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28 de septiembre de 2023 a las 05:00

Dos parcelas abandonadas resaltan entre los gigantescos cultivos de limón y plátano en Apatzingán, en el oeste de México, una región de clima subtropical recostada sobre el océano Pacífico que se caracteriza por la producción de alimentos que se comercializan en todo el país.

Los dueños de las parcelas alistaban la tierra para sembrar, pero prefirieron irse cuando el crimen organizado llegó para extorsionarlos. En este municipio agrícola del estado de Michoacán, como en otros muchos de México, los narcos actúan como una fuerza de mercado.

Lo hacen, denuncian los agricultores, al imponer cuotas a productores e intermediarios que golpean el bolsillo de millones de consumidores. La amenaza es tal que, por ejemplo, los cargamentos de limón salen escoltados por la policía hacia diferentes lugares del país.

La situación ha disparado los precios. Pese al aumento de la producción nacional y a que la inflación se desaceleró al 4,44% anual en septiembre, el precio de la fruta subió 58,5% en el último año, según el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).

"Está por las nubes, compro nada más la cantidad que voy a usar en la semana, cuatro o cinco piezas y no más", dice Gabriela Jacobo, una ama de casa de 53 años, en la ciudad de Morelia, la capital de Michoacán, a solo dos horas por carretera de Apatzingán. Un sacrificio mayúsculo en un país en donde el limón reina en la gastronomía.

La escalada de precios se hace sentir también en Ciudad de México, que suele ver lejana la violencia de los clanes de narcotraficantes y recibe la producción de varias regiones. Allí, en la capital de la segunda economía de América Latina, el precio del limón se duplicó a casi US$ 4,5 por kilo en agosto. "No es por un tema de oferta, sino por las extorsiones”, explica Juan Carlos Anaya, analista de la consultora GCMA.

Desabastecimiento

Tan extenso como Costa Rica, Michoacán está asolado por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), la principal mafia mexicana, y otros como Los Viagras y La Familia Michoacana, que además de enfrentarse por el control de las rutas del narcotráfico también lo hacen por el "cobro de piso", como se conoce en varios estados a la cuota de dinero que exigen a modo de extorsión. Los productores deben dar el equivalente a 11 centavos de dólar por cada kilo que venden a las empacadoras.

Lo que puede parecer una suma irrisoria no lo es. La región puede producir diariamente unas 900 toneladas sólo de limones, extorsión que también abarca a los productores de papaya, mango, pepino y chiles. "Los criminales tenían sus broncas y a uno lo dejaban trabajar. Ahora es 'no te dejo ni trabajar'", comenta resignado un productor de Apatzingán bajo anonimato por temor a represalias.

El azote también se extiende a las empresas transportistas y distribuidoras. "Le ponen precio a todo", añade un pequeño agricultor oculto entre árboles de limón y bajo un sol abrasador. Según diversas fuentes oficiales, la extorsión y el robo le cuestan al año a las empresas del país unos $ 120.000 millones, aproximadamente unos US$ 6.800 millones, equivalentes al 0,67% del PIB.

En Chiapas, en el sur del país, donde el pasado fin de semana se vio un inédito desfile de miembros del Cártel de Sinaloa entre aplausos de pobladores, las extorsiones y la violencia han provocado desabastecimiento de víveres en comunidades fronterizas con Guatemala. "No hay luz, no hay señal de internet, no hay víveres, ni hay agua, ni hay gas", dice un poblador que también pide reserva de identidad.

La región vive una guerra entre el cártel de Sinaloa y el CJNG, que motivó el cierre de decenas de comercios y obligó a lugareños a abastecerse en Guatemala, con mayores costos. Incluso los insumos para las tortillas, base de la alimentación de los mexicanos, están siendo comprados en el país vecino.

Ciudades como Chilpancingo, la capital del estado de Guerrero, también enfrentaron en el pasado cierres masivos de pollerías. Fue luego del asesinato de granjeros y comerciantes que supuestamente rechazaron pagar extorsiones exigidas por los narcos.

"Estamos hundidos"

Una amenaza contra un inspector sanitario estadounidense en Michoacán obligó el año pasado a suspender temporalmente las exportaciones de aguacate a Estados Unidos, país al que México vendió 100.000 toneladas sólo para el guacamole que se consumió durante el Súper Tazón de 2023 de la Liga Nacional de Fútbol Americano.

Para enfrentar a la delincuencia, productores de limón como Hipólito Mora fundaron en 2013 grupos de autodefensa, que terminaron acusados de nexos con los criminales. Disuelta su milicia, Mora siguió denunciando con vehemencia a los narcos, pero en junio pasado fue acribillado en la comunidad de La Ruana, en Michoacán, donde recientemente hubo ataques con drones.

"Estamos muy hundidos con el cártel que está allí. Nos está cobrando cuotas por todo. La canasta básica, los refrescos, las cervezas, el pollo, todo está muy caro a causa de ellos", dice Guadalupe Mora, hermano de Hipólito, custodiado por varios guardaespaldas.

Pese a que fiscal Rodrigo González, titular de una unidad que persigue ese delito en Michoacán, pide a la "ciudadanía que se acerque" para denunciar, muchos temen correr la suerte de Hipólito. Las denuncias son escazas y las posibilidades de las fuerzas locales y federales poco y nada han podido hacer hasta el momento frente al poder acumulado por las organizaciones criminales.

Un buen número de productores de limón de la zona denuncia además que fueron desplazados, luego que los carteles quemaran sus campos, saquearan sus casas y robaran ganado y tractores. Ataques que se manifiestan en la drástica reducción de la producción. Según los datos oficiales, la cosecha sólo llegará a la mitad de lo recogido en 2022.

Para peor, como el limón de alta calidad se exporta a Estados Unidos, los pobladores de varios estados deben conformarse con una variedad más barata, que además de cara se agota rápidamente. "Vamos a aguantar hasta que Dios quiera y uno pueda", afirma otro productor escondido entre sus frondosos limoneros.

(Con información de AFP)

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