Mundo > Más de 190 millones

Los pobres de América Latina son casi tantos como la población de Brasil

El incremento de la pobreza en Brasil y Venezuela produjo un alza en el promedio regional entre 2014 y 2018, de acuerdo a informe de la Cepal
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29 de noviembre de 2019 a las 05:04

Entre 2002 y 2014, 66 millones de personas salieron de la pobreza en América Latina. Cantidad idéntica a la suma de las poblaciones de Colombia (48) y Chile (18). O veinte veces la uruguaya.

Pero la curva cambió a partir de 2015. El Panorama Social 2019 de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) —una de las cinco comisiones regionales de Naciones Unidas, con sede en Santiago de Chile— advierte que "los niveles de pobreza y especialmente de pobreza extrema aumentaron".

A finales de 2018 los pobres representaban 30,1% de los latinoamericanos. Y 30% es mucha gente: 185 millones de personas, 66 millones de ellas en la pobreza extrema.

La previsión de Cepal es que ese indeseable crecimiento continúe: 191 millones a finales de este año de los 620 millones de latinoamericanos.

Si los pobres fueran un país, serían el segundo más poblado de la región, tras Brasil que supera los 200 millones.

"Es la peor situación de exclusión, vulnerabilidad y carencia", dijo en rueda de prensa Lais Abramo, directora de desarrollo social de la Cepal, al presentar este panorama sombrío de América Latina.

La comisión regional de ONU lleva un cuarto de siglo produciendo estos informes que le toman el pulso —y también los huesos— a la región. Y desde hace una década ha colocado la desigualdad como fundamento del desarrollo.

Tras las cifras están los hogares, millones de hogares, en los que lo entra en casa no alcanza para comprar una canasta básica de alimentación. Es tan extrema la vulnerabildiad que la pérdida del empleo, una enfermedad catastrófica o un desastre —derivado de un evento climático, por ejemplo— enseña el camino de la miseria de un día para el otro.

En la introducción del Panorama de Cepal, se dice:

"Después de un quinquenio de lento crecimiento, las carencias estructurales de la región se han vuelto más patentes y su solución es parte de las demandas de amplios grupos sociales, en particular de las nuevas generaciones. Estas demandas incluyen el rechazo a la persistencia de la cultura del privilegio en sus múltiples dimensiones, en particular las vinculadas a la concentración de la riqueza, el acceso segmentado a servicios públicos y culturales de calidad, y la falta de reconocimiento de la dignidad de los individuos y las comunidades. Esto es lo que muchos actores expresan bajo la demanda de terminar con los abusos".

¿Será eso lo que se está viendo en Chile, en Colombia, en Ecuador? Lo que se reclama es muy parecido a los términos en que se expresa el organismo regional.

El débil desempeño de las economías regionales, que este año crecerían apenas 0,1%, la carencia de programas efectivos de asistencia social y los empleos precarios explican, para Cepal, que América Latina demorará años en revertir esta situación. 

El panorama que traza la Cepal está, sin embargo, marcado de forma notoria por el desempeño de dos países: Brasil y Venezuela "donde se incrementó la pobreza" mientras en el resto de las naciones fue de reducción "aunque a un ritmo más lento que en el período comprendido entre 2008 y 2014".

El porcentaje de personas pobres en América del Sur (excluidos Brasil y Venezuela) se redujo entre 2014 y 2017 y presentó un leve aumento en 2018, explicado por el incremento registrado ese año en la Argentina. En Centroamérica y México la pobreza pasó del 45% en 2014 al 42% en 2018. 

Cepal observa otros factores que inciden en el truncado proceso de combatir con eficiencia la pobreza. 

"Los problemas asociados a los efectos de los desastres y el cambio climático, las transiciones demográfica, epidemiológica y nutricional, la intensificación de los movimientos migratorios y las incertidumbres relacionadas con la revolución tecnológica, que impondrán nuevas necesidades, riesgos y prioridades".

No pasa por alto el informe los cambios geopolíticos globales, el descontento social y la creciente polarización "acompañados en muchos casos de un proceso de deslegitimación de la política y un creciente rechazo a formas tradicionales de organización y expresión de intereses.

Estos factores, apunta la Cepal,  "precipitan en algunos casos cambios políticos de envergadura y el cuestionamiento de consensos forjados en las últimas décadas, de signos distintos, algunos de los cuales han representado avances en la agenda de derechos e inclusión, en tanto que otros han contribuido a la reproducción de desigualdades, exclusiones y distintas formas de vulnerabilidad".

El signo de la desigualdad

Ni siquiera creciendo y en épocas de prosperidad desaparece la desigualdad en la mapa regional. "Es una característica histórica y estructural de las sociedades latinoamericanas y caribeñas", subraya Cepal, que agrega que las desigualdades de origen socioeconómico "se entrecruzan con las desigualdades de género, territoriales, étnicas, raciales y generacionales". 

Entre los pobres, son más pobres niños, niñas y adolescentes, mujeres, los  indígenas, los afrodescendientes, los que viven en el campo. 

La desigualdad de ingresos, medido por el índice Gini  (promedio de 15 países de América Latina) disminuyó un 13,6% en 16 años: a 0,9% por año. Pero ahora la reducción va más lenta :de  2014 ya 2018 fue a un 0,6% anual. 

"Existen grandes diferencias entre los países, tanto en lo que se refiere a los niveles de esa desigualdad, como a la intensidad y dirección de los cambios en esos distintos períodos. Los valores más bajos del índice de Gini, cercanos o inferiores a 0,400, se registran en la Argentina, El Salvador y el Uruguay, mientras que en el Brasil y Colombia los valores son superiores a 0,520":

"América Latina es tristemente conocida como la región más desigual del mundo. La desigualdad de ingresos es una de las expresiones más evidentes de esa desigualdad y es un obstáculo al desarrollo y a la garantía de los derechos y del bienestar de las personas, además de un factor que inhibe la innovación, el aumento de la productividad y el crecimiento económico". Más desiguales, más ineficientes.

Cepal propone para superar la histórica desigualdad latinoamericana un pacto social entendido como un proceso donde “son necesarios los debates y acuerdos sobre proyectos de convivencia a largo plazo, el sacrificio de intereses inmediatos en aras del bien común y el dinamismo del desarrollo y el compromiso de todos con una sociedad mejor y una política de mejor calidad”.

 

 

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