Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

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Love: el amor después del amor

La segunda temporada de la serie Love, disponible en Netflix, mejora su aspecto narrativo y presenta una mirada más seria a una sufrida y exasperante relación
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18 de marzo de 2017 a las 05:00
La serie de Netflix Love tiene el mérito de generar algunas contradicciones en el espectador. Sus protagonistas son "personas comunes" con las que cualquiera puede sentirse identificado, pero a su vez son manipuladores, agresivos, exigentes y desagradables, candidatos ideales para recibir de forma justificada nuestro odio.

Su floreciente relación de pareja es tóxica para ambos, y quizás no sea necesaria para el momento de sus vidas en el que se encuentran, por eso el espectador puede llegar a desear que se separen. Pero por otra parte es fácil notar que hay un cariño genuino, que se gustan y que están hechos el uno para el otro, por lo que es imperativo que terminen juntos.

Esta última dualidad se ve enfatizada en la segunda temporada de Love, que comienza en el mismo momento que finalizó la anterior. Gus y Mickey, los protagonistas, se encuentran en una estación de servicio y cuando ella le dice que es adicta (entre otras cosas) al sexo y al amor, y que necesita tomarse un año a solas, él le da un beso.

A partir de allí vemos cómo la relación madura –gradualmente, y de forma accidentada– hacia un noviazgo hecho y derecho. Lo cual también cambia el tono de la serie.

En la primera temporada era necesario presentar a Gus (interpretado por Paul Rust), el fallido guionista que se muestra como un tipo simpático y nerd pero que en realidad se ve sobrepasado por su necesidad de caerle bien a la gente, y a Mickey (Gillian Jacobs), la productora de radio adicta y que a pesar de su potencial se percibe a sí misma como una fracasada que no puede hacer nada bien. Sin embargo, en su segundo año lo importante es la evolución de ese romance, siempre al borde del abismo, y que hace que el contenido dramático supere ampliamente a la comedia en varios pasajes.

Los mensajes de texto escritos y reescritos cincuenta veces, las separaciones temporales, las nuevas vivencias juntos y la reaparición de viejas parejas (cosas bastante habituales en las relaciones jóvenes actuales) toman una mayor preponderancia. Aunque también hay episodios que sacan risas, como uno dedicado a una experiencia con hongos alucinógenos.

Si la pregunta conductora de la primera temporada era "¿deberían ser pareja?", aquí la gran duda es "¿terminarán juntos?". Y a esto se suma otra cuestión: qué tanta importancia tiene esta relación para ambos en el contexto de sus vidas laborales cargadas de posibilidades y para el momento de sus vidas en el que se encuentran.

A pesar de que entre las dos temporadas narrativamente solo hayan pasado segundos de diferencia, los personajes cuentan ahora con una mayor madurez y seriedad, con Mickey intentando abandonar el alcohol y su adicción al amor, y con Gus buscando mayor estabilidad laboral.

Por otra parte, los capítulos de esta segunda temporada son más concretos y condensados. Salvo dos o tres excepciones, ninguno de los doce episodios supera los 30 minutos, lo que es un ajuste bien recibido y hace que un solo tópico dirija cada entrega.

Por otra parte, un episodio dedicado a la visita del desprolijo y poco confiable padre de Mickey, u otro que tiene a la pareja protagónica cuidando la lujosa casa de unos amigos de Gus, nos pinta de mejor manera el trasfondo y el carácter de la dupla protagónica, lo que les da aún más profundidad e incrementa el vínculo con ellos.

Más allá de Rust y Jacobs, el resto del elenco también tiene apariciones estupendas, en particular la actriz Claudia O'Doherty que interpreta a Bertie, la compañera de residencia de Mickey.

Love es una serie que no tiene una visión totalmente positiva del amor, sino que lo plantea como algo que altera nuestras vidas, no siempre para bien, y que por todos sus aspectos positivos también tiene otros negativos. Esto no es algo que las historias románticas suelan hacer y ese uno de sus méritos. Uno que en esta segunda temporada está contado de aún mejor manera.

Atención a:


Gillian Jacobs
La actriz que encarna a Mickey Dobbs tiene un foco mayor en esta segunda temporada

El guión
Los momentos serios y tristes se alternan de forma magistral con las carcajadas y la comedia

Claudia O'Doherty
En el rol de la australiana Bertie Bauer, la actriz se roba cada escena en la que aparece

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