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Macri busca retomar el discurso ético tras golpe por caso Niembro

La renuncia del candidato acusado por irregularidades deja a la oposición a merced de fisuras
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21 de septiembre de 2015 a las 05:00
"Nosotros no somos como ellos". En esta frase de Mauricio Macri, pronunciada en un acto partidario en Rosario, se sintetiza la estrategia de comunicación política con la cual el PRO tratará de transformar la debilidad en virtud.

Es una jugada arriesgada, pero es probable que a esta altura sea la única posible para un partido que corre serio riesgo de ver golpeado el eje central de su discurso. Tras haber hecho de la ética y la moralidad en la gestión pública su leit motiv de campaña, ahora el escándalo en torno a Fernando Niembro puede implicar un serio daño político.

El popular comentarista deportivo, que se postulaba a diputado en Buenos Aires por el PRO, debió renunciar por las denuncias en su contra, que apuntaban a contratos sospechosos con el gobierno de la ciudad.

De manera que, cuando se tornó evidente que sostener esa candidatura era inviable y, sobre todo, cuando se comprobó que al PRO le estaba costando mantener el eje de su campaña, hubo que apelar a la medida drástica.

Trascendió, incluso, que la "bajada" del comentarista deportivo llegó luego de que un sondeo mostrara un inicio de "fuga" desde la alianza Cambiemos hacia otros candidatos, como Sergio Massa y Margarita Stolbizer.

De manera que, finalmente, después de haber "bancado" públicamente a Niembro, los principales dirigentes del PRO adoptaron la estrategia de la contraofensiva.

Ahora, más que defender al excandidato a diputado, intentan contrastar su "gesto" de renuncia con la actitud de los kirchneristas que también han sido denunciados e investigados pero mantienen sus cargos y candidaturas.

"En un tiempo, Fernando Niembro habrá demostrado que esta denuncia no tiene asidero. Valoro su gesto en pos del cambio que ya empezó", escribió en Twitter la diputada Laura Alonso.

Más explícita, la diputada Patricia Bullrich expresó: "Somos distintos, no como Máximo Kirchner y Boudou. Vamos a la justicia, sin cargo y sin fueros". Y agregó contundente: "Los ladrones creen que todos son de su condición".

Detener la fuga de votos

Por lo pronto, de algo puede estar contento Macri: sus socios en la coalición Cambiemos lo han tratado con mayor suavidad que lo que podía suponerse, y hasta parecen haber reafirmado su compromiso de acompañarlo en su carrera presidencial.

Por ejemplo, el excandidato por la Unión Cívica Radical, Ernesto Sanz, calificó como "un gesto saludable" la renuncia de Niembro.

En tanto, Elisa Carrió aprovechó la situación para profundizar su línea de denuncia contra el kirchnerismo.

"Frente a la renuncia de Niembro, debería renunciar por causas muchísimos más graves gran parte del elenco ministerial comenzando por la presidenta y su vice", afirmó.

Y en su ofensiva incluyó al propio Daniel Scioli, "investigado por enriquecimiento ilícito".

En líneas similares se pronunciaron referentes mediáticos de fuerte llegada al electorado del PRO, como Jorge Lanata, que antes habían cuestionado la postura de Macri de sostener a Niembro.

El interrogante es si esa estrategia de contraataque cumplirá sus objetivos inmediatos. A saber:

*Frenar la fuga de votos, que algunos encuestadores habían estimado en un punto y medio.

*Trasladar el "peso" de las denuncias por corrupción nuevamente hacia el kirchnerismo.

*Borrar el tema Niembro de la campaña y recuperar la iniciativa para fijar agenda en la campaña.

De momento, ha quedado en claro que el kirchnerismo no le hará fácil esa tarea. Más bien, las señales apuntan a que, lejos de haber terminado con la renuncia, el "efecto Niembro" recién está comenzando.

Profundizar el escándalo

La intención evidente es que la sospecha pueda expandirse a Macri y María Eugenia Vidal. Lo dejó en claro el jefe de gabinete, Aníbal Fernández, al afirmar: "Van a tener que explicar todo, pero no Niembro. El que tiene que explicar ahora es la otra parte de la corrupción, que son Macri, (Horacio Rodríguez) Larreta y Vidal, que lo contrataron".

Los medios cercanos al oficialismo empezaron a explotar la línea de la existencia de "los otros Niembro" y a calificar las contrataciones sospechadas de sobreprecio como un modus operandi del PRO.

De manera que lo esperable en las próximas semanas es la continuación de este tema, acaso con nuevas denuncias.

Los especialistas en campañas dan por descontado que esta ofensiva será la tónica de la política hasta el 25 de octubre, el día de las elecciones presidenciales.

"Es evidente que se vienen más casos como este. Si el PRO no quiere que esto afecte sus chances electorales, tiene que cambiar el foco, pasar al ataque y mostrarse pro positivo en temas de economía, pobreza, las cosas importantes de la campaña", argumenta Diego Dillenberger, experto en comunicación política.

Y advierte que el "gesto" de Niembro solo puede ocurrir una única vez, dado que si proliferan las denuncias, no puede entrarse en una serie de "bajadas" de los candidatos cuestionados.

"No está mal que intenten recordar que el kirchnerismo tiene una corrupción mayor, pero si cae en el error de que la campaña se transforme en una comparación de niveles de corrupción, le hace el juego al gobierno", agrega.

Y ahí reside uno de los puntos centrales para entender este momento: ha quedado demostrado que, tras 12 años en el poder y una larga lista de denuncias, lo más grave que le ha ocurrido al kirchnerismo es soportar cacerolazos, pero la corrupción no le hace mella desde el punto de vista electoral.

No está tan claro, en cambio, que el PRO tenga la misma suerte.

"Con la salida de Niembro, parece haberse puesto un torniquete para parar el daño. En Argentina, un escándalo político puede diluirse y olvidarse en 10 días. La pregunta es si el PRO logrará que esto quede como un hecho aislado o si ahora vendrá una serie de carpetazos", plantea Sergio Berensztein, uno de los politólogos más influyentes.

En una elección en la cual la diferencia entre el balotaje o la victoria de Scioli en primera vuelta puede determinarse por apenas un punto, cualquier coletazo del Niembrogate puede inclinar la balanza. A juzgar por lo que se ha visto en los últimos días, no cabe dudas sobre cuál es la percepción del kirchnerismo: detectó un flanco débil en el macrismo y está determinado a concentrar allí los ataques.


La batalla de Tucumán

La anulación por orden judicial de los comicios celebrados en Tucumán recrudeció la semana pasada el enfrentamiento entre la oposición y el oficialismo. La Fiscalía de Estado de Tucumán presentó un recurso de casación para apelar el veredicto emitido por el Tribunal Contencioso Administrativo de Tucumán, que declaró la nulidad de las polémicas elecciones a la gobernación celebradas el 23 de agosto.

La invalidación de los comicios, a raíz de denuncias de fraude electoral interpuestas por la oposición, fue duramente criticada por el gobierno, que calificó la decisión de "ridícula, sin sentido y de una gravedad institucional inusitada, destituyente", en palabras del jefe de Gabinete del Ejecutivo, Aníbal Fernández. En la oposición celebraron el fallo y aseguraron que el oficialismo está obligado a reconocer la decisión del tribunal.

Para Mauricio Macri, líder de PRO, el veredicto fue una bocanada de "aire fresco" que tiene que "alegrar no solo a los tucumanos, sino a toda Argentina porque hay jueces con coraje que enfrentan a poderosos como (el gobernador José) Alperovich, con un dominio absoluto en esa provincia".

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