Los tradicionales festejos en los Campos Elíseos de París, en conmemoración con la toma de la Bastilla del 14 de julio de 1789, tuvo algunas notas llamativas. La primera es que el gran desfile militar, acompañado con miles de civiles que soportaron la fuerte ola de calor, fue bajo la estricta prohibición del uso de fuegos artificiales decretado por el gobierno de Emmanuel Macron.
El motivo es contundente, desde la muerte a manos de un policía del joven Nahel en Nanterre el pasado 27 de junio, se produjeron en todo el país manifestaciones y protestas que fueron reprimidas por el Estado de modo muy fuerte. Por eso, a la par del desfile de gala, París estuvo este viernes con muy fuertes dispositivos policiales de seguridad.
El segundo aspecto insólito que menciona la prensa francesa es que el invitado de honor para este 14 de julio fue el primer ministro indio Narendra Modi. La invitación contrasta con las diferentes posiciones de ambos países frente a la guerra en Ucrania. Mientras París condena el ataque ruso en territorio ucraniano, Nueva Delhi mantuvo un discurso neutral sobre el conflicto y se posiciona como el principal socio comercial de Moscú en el ámbito armamentístico.
Sin embargo, el gobierno de Modi acaba de comprar 36 cazabombarderos Dassault Rafale, los aviones de su tipo más avanzados que se fabrican en Francia. Adicionalmente, India compró tres submarinos Scorpène (Escorpión).
Estas naves subacuáticas son un proyecto conjunto franco-español concebido para la exportación y que adapta sus dispositivos a medida del comprador. Según el cliente, puede servir para lanzar torpedos de distintos tipos y medidas, además de minas y misiles de crucero. También se le puede incorporar una propulsión independiente del aire, que le otorga una autonomía sumergido de algunas semanas en lugar de algunos días.
El día anterior a los festejos, Macron y Modi anunciaron el acuerdo de equipamiento bélico por parte de la India y también acuerdos de cooperación en la industria aeroespacial en la cual Francia es muy fuerte.
Tras la reunión de la OTAN, donde Ucrania se fue con promesas, pero con las manos vacías sobre su incorporación a la alianza atlántica, el gobierno francés mostró su pretensión de apoyar el multilateralismo al tener a India, el país más poblado de la Tierra y con una economía pujante, como invitado de honor.
Modi, además de afirmar su neutralidad ante la guerra de Ucrania, preside un país que integra el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y tiene por parte de Rusia su aprovisionamiento de hidrocarburos y de industria bélica, al tiempo que sus relaciones financieras y comerciales con China avanzan a pie firme.
Macron recibió críticas por forjar esta alianza con Modi, no sólo de parte de quienes creen que debería cerrar filas con Volodímir Zelenksy en estas fechas, sino también de los ecologistas por el escaso control de la emisión de gases de efecto invernadero, y también por las derivas autoritarias del gobierno indio según defensores de los Derechos Humanos.
Sin embargo, para el gobierno francés, la relación Asia-Pacífico y sus vínculos con China e India son parte de una realidad que interesa al poderoso sector industrial de Francia, la segunda potencia económica de la Unión Europea, detrás de Alemania.
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