El gobierno del presidente francés Emmanuel Macron no logra apaciguar a los "chalecos amarillos" y teme una "gran violencia" en nuevas protestas contra la política económica y social previstas para el sábado, en un clima de descontento general que se extiende a otros sectores.
Para intentar calmar los ánimos, el gobierno anunció la noche del miércoles que renunciaría a los aumentos de las tasas a los combustibles en 2019, principal reivindicación de los "chalecos amarillos". Pero a pesar del anuncio, la cólera sigue "incontrolable", admitió el primer ministro Edouard Philippe, y se extendía hacia otros sectores.
Alrededor de 200 escuelas secundarias y colegios, así como algunas universidades, estaban bloqueadas en toda Francia este jueves, en el cuarto día consecutivo de protestas contra una reforma estudiantil.
Varias manifestaciones estudiantiles degeneraron en algunas ciudades del país, con contenedores de basura y coches incendiados, mobiliario urbano dañado y enfrentamientos con la policía. Un total de 146 personas fueron detenidas este jueves por la mañana tras enfrentamientos frente a un liceo en los suburbios de París.
Francia vive desde hace tres semanas protestas convocadas por un movimiento popular autodenominado "chalecos amarillos", que empezó como una protesta contra el alza del impuesto a los combustibles y ahora refleja una exasperación social más amplia.
Cuatro personas murieron y centenares resultaron heridas al margen de las manifestaciones.
Macron pidió solemnemente a los partidos políticos y sindicatos lanzar un llamado "claro y explícito a la calma".
"Están en juego la seguridad de los franceses y de nuestras instituciones", declaró ante la Asamblea Nacional Édouard Philippe.
"Todos los actores del debate público, políticos, dirigentes sindicales, editorialistas y ciudadanos, serán responsables de sus declaraciones", advirtió el primer ministro.
En un inusual gesto de unidad, siete sindicatos respondieron al llamamiento y denunciaron el jueves "todas las formas de violencia". "El diálogo y la escucha deben encontrar su lugar en nuestro país", apuntaron. "Por eso nuestras organizaciones denuncian toda forma de violencia en la expresión de reivindicaciones".
El gobierno quiere evitar a toda costa que se repitan las escenas de caos del fin de semana pasado, cuando miles de manifestantes hicieron barricadas en el corazón de París e incendiaron decenas de vehículos.
En toda Francia se multiplicaban los llamados a manifestar contra la política económica y social de Emmanuel Macron.
Además de los estudiantes, los agricultores convocaron huelgas toda la próxima semana. Asimismo, dos sindicatos de transportistas convocaron movilizaciones a partir del domingo y por tiempo indeterminado.
AFP
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