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Macron no logró convencer a los chalecos amarillos que amenazan con más movilizaciones

Planifican volver a paralizar Paris el sábado pero ya no tienen el apoyo con el que empezaron
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12 de diciembre de 2018 a las 05:04

Ni el aumento de 100 euros del salario mínimo, ni la anulación de un nuevo impuesto a los jubilados, ni la exención de impuestos a las horas extra. Ninguna de las medidas anunciadas en la noche del lunes por el presidente francés Emmanuel Macron conformó al movimiento de los "chalecos amarillos" que no solo volvieron a movilizarse este martes sino que además amenaza con profundizar las protestas el próximo sábado.

Tampoco sirvió el desfile de ministros de este martes por los medios de comunicación franceses, que intentaron sin éxito enaltecer las propuestas del presidente.

"Esta vez respondió", tituló el periódico Le Parisien. "Os he entendido un poco", ironizó por su parte Libération, un día después de la alocución de Macron en televisión, que fue seguida por 21 millones de personas.

En total, las medidas costarán al estado unos 10.000 millones de euros, lo que podría llevar el déficit público a más del 3%, el límite fijado por Bruselas, pero solo "temporalmente", aseguró el presidente de la Asamblea Nacional, Richard Ferrand, del partido de Macron.

Chalecos divididos

Sin embargo, el movimiento que comenzó con un fuerte respaldo popular está empezando a decaer y a tener fracturas internas. Según un sondeo de OpinionWay para la cadena LCI realizado tras el discurso, el 54% de los franceses (frente al 45%), quieren que el movimiento se detenga. Y ese respaldo ha perdido 12 puntos porcentuales respecto a una encuesta del pasado 22 de noviembre.

Jacline Mouraud, una portavoz de los chalecos amarillos considerada moderada, pidió una "tregua" y se felicitó de "la puerta abierta" que ofrece el poder. "Tenemos una economía que se hunde, comercios a punto de cerrar, no podemos ser responsables de quiebras", dijo en referencia a los comercios que han tenido que cerrar por las violentas manifestaciones de los sábados.

Pero no todos están satisfechos. "Continuaremos luchando, no nos vamos a ir", dijo uno de sus representantes.

"Todo esto es comedia", dijo el lunes Thierry, de 55 años, un mecánico de bicicletas que tras el discurso de Macron se fue a "bloquear" un peaje en Boulou, cerca de la frontera con España.

"Estamos muy enfadados, volvemos al frente", prometió. Menos de una hora después del discurso del presidente, este peaje en la autopista A9 estaba totalmente paralizado, indicó un fotógrafo de la AFP en el lugar.

"Hay buenas ideas, un mea culpa, que aunque llega demasiado tarde no vamos a despreciar", dijo Claude Rambour, de 42 años, un chaleco amarillo del norte de Francia, después de que Macron reconociera su "parte de responsabilidad" en la crisis.

Pero otros manifestantes reprochan a Macron que no diera marcha atrás en uno de sus principales reivindicaciones, la supresión del impuesto sobre la fortuna, porque considera que su anulación permite crear puestos de trabajo.

Sindicato de punta

Macron "no entendió nada de la cólera que se expresa", dijo por su parte el sindicato CGT. "Tenemos respuestas a corto plazo, no tenemos respuestas a medio y largo plazo", dijo Laurent Berger, el líder del sindicato moderado CFDT.

Por su parte el presidente de la comisión de finanzas de la Asamblea Nacional, Eric Woerth (LR, derecha), pidió a los chalecos amarillos a liberar las rotondas que bloquean en todo el país.

Jean-Luc Mélenchon, líder de la izquierda radical, apoya una nueva nueva movilización el próximo sábado, que sería la quinta, a pesar de la violencia de las anteriores.

Y el presidente del partido centrista Modem, François Bayrou, aliado de Macron, se felicitó de un "cambio de época". "Creo que empieza un nuevo quinquenato"  dijo por su parte el ministro de la Transición Ecológica, François de Rugy.

En este sentido Macron advirtió el lunes en su mensaje que "la violencia inadmisible (...) no se beneficiará de ninguna indulgencia".

Por su parte, el presidente francés recibirá este miércoles a las grandes empresas para pedirles que participen en el "esfuerzo colectivo".

 

El Observador con AFP y EFE

 

Paso a paso, la cronología de la protesta
 
El video de una desconocida
En un video en Facebook, el 18 de octubre, Jacline Mouraud, una desconocida, interpeló al "señor Macron" y denunció "la caza de los conductores". El video se volvió rápidamente viral. La petición "Para la reducción de los precios del carburante", lanzada en mayo por Priscilla Ludosky, una vendedora de cosméticos, superó en octubre el millón de firmas. Los llamados a bloquear las carreteras se multiplicaron en las redes sociales.
Movilización general
El sábado 17 de noviembre, el primer día de protestas, con cortes en las carreteras y autopistas, congregó a unos 290.000 manifestantes en toda Francia, en una acción organizada al margen de cualquier partido o sindicato. Durante la jornada de protestas, una persona murió y 227 resultaron heridas, siete de ellas graves. En cuatro días, las protestas dejaron 530 heridos y una segunda víctima mortal.
Segundo acto
El sábado 24 de noviembre, para el "segundo acto" de su movilización, varios miles de manifestantes se oponen a las fuerzas de seguridad en los Campos Elíseos de París. Los enfrentamientos causaron 24 heridos, 5 de ellos entre las fuerzas del orden, y 101 detenidos. Un balance oficial provisional registra más de 106.000 manifestantes en Francia, 8.000 de ellos en París.
Encuentro fallido 
El martes 27 de noviembre, Emmanuel Macron anunció que quería adaptar la fiscalidad de los carburantes a las fluctuaciones de los precios, así como organizar una "gran concertación" a nivel nacional. El jueves, el primer ministro recibió por primera vez a un "chaleco amarillo". Al día siguiente, dos más se entrevistaron con él, pero uno de ellos abandonó el lugar porque la reunión no fue difundida en directo.
Tercer acto: caos en París
El sábado 1 de diciembre, la tercera gran jornada de movilizaciones derivó en violentos incidentes en varias ciudades de Francia y sobre todo en París, donde en el Arco del Triunfo y varios barrios acomodados se produjeron escenas de guerrilla urbana. Unos 136.000 manifestantes participaron en las protestas en todo el país. Se registraron unos 263 heridos y, en París, se detuvo a 370 manifestantes. En Marsella, en el sudeste de Francia, una mujer de unos 80 años murió tras resultar herida por una granada lacrimógena. Fue la cuarta muerte relacionada con las protestas.
Reunión de crisis
A su regreso del G20 en Argentina, Macron convocó el 2 de diciembre una reunión de crisis en el Palacio del Elíseo. Impulsado por esta contestación, un movimiento de estudiantes de secundaria contra las reformas en la enseñanza perturba el funcionamiento de 188 liceos en Francia.
Moratoria y concertación
El martes 4, Edouard Philippe anunció la suspensión durante seis meses de la subida de los impuestos a los carburantes y del endurecimiento del control técnico de los automóviles. El gobierno también congelará los precios de la luz y el gas "durante el invierno". El miércoles 5, Emmanuel Macron rectificó y la subida de los impuestos fue anulada durante un año. Un día después, un vídeo causó indignación en las redes sociales tras mostrar la detención de decenas de adolescentes arrodillados con las manos en la nuca.
Cuarto sábado de protestas de alta tensión
Los chalecos amarillos participaron el 8 de diciembre en el cuarto sábado de protestas, bajo un dispositivo policial "excepcional" formado por 89.000 agentes de las fuerzas de seguridad, 8.000 de ellos en París. También se desplegaron vehículos blindados en la capital francesa. Según datos del gobierno francés, 136.000 personas participaron en las protestas, en las que hubo casi 2.000 detenciones y más de 320 heridos.
Anuncios de Macron
Emmanuel Macron reconoció el 10 de diciembre por la noche, en una esperada declaración televisada, que entiende "como justa en muchos aspectos" la "cólera profunda" de los franceses. Anunció un aumento de 100 euros de los ingresos de aquellas personas que cobran el salario mínimo y que las horas extra serán pagadas "sin impuestos" suplementarios. Pero confirmó que no restablecerá el Impuesto de Solidaridad sobre la Fortuna (ISF), una de las principales reivindicaciones de los "chalecos amarillos".

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