Economía y Empresas > Entrevista a Marcelo Abdala

Marcelo Abdala: "El crecimiento del empleo ha sido con salarios paupérrimos"

El presidente del PIT-CNT arremete contra un crecimiento “excluyente”, defiende las jornadas laborales más cortas y critica el proyecto para reformar jubilaciones
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30 de abril de 2022 a las 05:03

Por Miguel Noguez y Ramiro Pisabarro

Son días con una agenda ajetreada para el presidente de la central sindical, Marcelo Abdala. El PIT-CNT está en una ronda de contactos que el jueves lo sentó en la misma mesa con la primera plana de Cabildo Abierto, al tiempo que para el próximo miércoles espera una reunión con el presidente Luis Lacalle Pou. Los anuncios con adelantos de correctivos por inflación en salarios y jubilaciones –como forma de compensar la pérdida de poder de compra– no conformaron a la central sindical, que arremete además contra los “salarios paupérrimos” en un escenario de paulatina recuperación del empleo.

En entrevista con El Observador, el líder sindicalista se despacha contra las medidas anunciadas, cuestiona la poca disposición de los empresarios para plegarse a los correctivos sugeridos para el sector privado y pone en tela de juicio el “crecimiento” económico una vez que culminen los jornales solidarios y grandes obras públicas como la del Ferrocarril Central. 

¿Dónde van a estar los énfasis del 1° de mayo?
La hipótesis central es que, incluso bajo crecimiento del Producto Bruto Interno (PIB) se está desplegando un crecimiento excluyente. El PIB ya en el segundo semestre del 2021 recuperó el nivel prepandemia. Sin embargo, la masa salarial global se deterioró 3,1%. En 2020 la pandemia y sus consecuencias económicas arrojaron a 100 mil uruguayos por debajo de la línea de pobreza. Hoy quedan aún 66 mil,  un tercio de los cuales son niños, y hay una pérdida promedio del salario real de 4%.  El alza sostenida de los precios hace prever que, en el marco de esta política macroeconómica, el salario tenga dificultades para recuperarse.

¿En qué decimos que crece la desigualdad? Si crece el PIB, pero se achica la masa salarial, una parte inferior de la torta va para el trabajo –que es la gran mayoría– y una parte mayor va para el capital. Entonces, si medimos eso, la evolución de los salarios y las pasividades, y a su vez tomamos en cuenta que no le está yendo bien a sectores que están asociados a la demanda interna, como  pequeños comerciantes, industriales y productores agropecuarios, al final de cuenta la inmensa mayoría de la población está en problemas. El alza inflacionaria no hace otra cosa que acelerar ese deterioro.

¿Qué gusto dejaron los anuncios salariales y de jubilaciones que hizo el gobierno?
Son absolutamente insuficientes. Eso se confirmó a pleno en la reunión que tuvimos con el ministro de Trabajo (Pablo Mieres). ‘¿Ese porcentaje de 2% (para funcionarios públicos) y de 3% (jubilaciones) puede cambiar?’ Le dijeron que no a retocar la cifra. Nos dijeron no a que sea un ajuste en vez de un adelanto a cuenta, y que no a distribuirlo de una manera que pondere a los sectores más sumergidos. Otro ‘no’ muy grande que nos dijeron fue a la suba del Salario Mínimo Nacional (SMN), porque eso podía mover un poco la aguja. Es claro que el salario mínimo ajusta en enero, pero supongamos que yo a partir del 1° de julio hubiera estado dispuesto a ubicar un escalón ‘x’ en el salario mínimo: eso opera sobre un conjunto de salarios que son la base de la pirámide de ingresos del país, inclusive en la informalidad, en el trabajo por cuenta propia, los monotributistas. Hubiera sido una señal buena, pero lamentablemente ya dijeron que no.

¿Hay condiciones para adelantar correctivos salariales por inflación pasada en sectores de la actividad privada, donde originalmente los empleadores se plegaron a la pauta oficial que colocó ese ajuste al final de los acuerdos, y no en la mitad?
La patronal ya ha dicho que no quiere dar nada.  Lo primero que tiene que hacer el Poder Ejecutivo es reconocer que la pauta se quedó corta, como decíamos  nosotros en 2021. Era tan reptante su estimación de inflación que inclusive algunos porcentajes, pequeños, magros, dedicados a recuperación se los iba a comer la evolución real de la inflación. Lamentablemente para aquellos sectores que firmaron correctivo a los 18 meses, o a la finalización del convenio colectivo, los convenios son de rebaja salarial, acelerada por el actual rebrote de la inflación.  Al final de cuentas, depende en cada rama qué actitud haya de contemplar o no la sugerencia del Poder Ejecutivo.

Es una negociación para cambiar cláusulas en la que el Poder Ejecutivo no va a tener voto ¿Cómo puede incidir?
Es muy difícil porque esto es sobrescribir acuerdos y resoluciones ya tomadas. Cuando el Poder Ejecutivo dice que no van a votar, desde el punto de vista de la dinámica de la negociación, eso no está mal. Lo que estuvo mal fueron las pautas que plantearon en la negociación anterior, porque si hubiera correctivo cada seis meses, o a lo sumo anual, la gente estaría un poco más cubierta. Entonces, son criterios que desnudan una orientación que va contra el salario real. En el fondo, la concepción que tienen es la de un modelo de crecimiento excluyente. La desigualdad puede crecer aunque haya aumentos salariales, porque si el PIB de un país crece más aceleradamente que el salario, igual se desarrolla la desigualdad. Acá se da la peor de las hipótesis: rebaja salarial, no del PIB, crece la desigualdad y con las rebajas salariales se afectan todos los sectores vinculados a la demanda interna. Para ellos ( por el gobierno) el único motor de la economía son los agronegocios, los malla oro. Al mismo tiempo, los sectores más poderosos del país lograron depositar en el sistema financiero US$ 9.000 millones. El 70% de este crecimiento, tanto en el sistema nacional como exterior, es de cuentas superiores a US$ 100 mil. No es el pequeño ahorrista. Ahí se ve cómo se está desarrollando una redistribución regresiva de la riqueza bastante radical.

El miércoles tienen reunión con el presidente Luis Lacalle Pou ¿Qué le van a plantear?
Vamos a insistir en nuestra visión. Obviamente que los canales de diálogo están todos abiertos, pero una cosa es el diálogo y otra es el acuerdo. Nos gustaría que el Poder Ejecutivo tomara en cuenta algunas de las propuestas que hace el movimiento sindical, porque no son solamente para los asalariados cubiertos con convenio colectivo, que están relativamente resguardados en esta situación. Hay sectores que no tienen nada que ni siquiera están en el trabajo formal. Además,  sabemos que en la coalición hay contradicciones. Los anuncios son insuficientes porque ni siquiera se puede hablar de un ajuste salarial, es un adelanto. Yo no sé cómo el Poder Ejecutivo va a convencer al sector empresarial de que dé algo. Imagino que tendrán que hablar con ellos, aunque ya dijeron que no.

El Ministerio de Trabajo no se va a meter, lo va a dejar abierto al acuerdo de partes.
Pero entonces el Poder Ejecutivo hace una sugerencia y los suyos –podría decirse– las cámaras empresariales, que a todas luces están mucho más cerca del gobierno que nosotros, no le dieron bolilla. Su gente no les dio bolilla.

¿Cómo está el vínculo con el gobierno?
Es súpercorrecto desde el respeto institucional y personal, pero hay diferencias antagónicas. Pensamos en un proyecto de país de desarrollo incluyente de la producción, con una diversificación de la matriz productiva y con salarios crecientes, distribución de la riqueza. Para esos efectos tenemos una orientación de inserción internacional que debe ir por la integración de América Latina y a partir de ella negociar con otras potencias cadenas productivas regionales, infraestructura común, un desarrollo más en segmentos de las cadenas de valor globales que sean más sofisticados desde el punto de vista del valor, y además con distribución de la riqueza. Un perfil de crecimiento incluyente y de desarrollo que es otra cosa. Y ellos, desde mi punto de vista y con absoluto respeto –no es una caracterización ético personal sino una caracterización de clase– están gobernando para los malla oro.

El presidente Lacalle Pou decía que el PIT-CNT ha sido constantemente un palo en la rueda, para este gobierno. ¿Qué dice al respecto?
A la política a favor de los malla oro, sí. Y ha sido un estímulo a los que movemos la rueda que somos los trabajadores, en el sentido amplio. Creo que no existe en el mundo una central sindical con tanta influencia en los acontecimientos como nosotros. De la nada, en medio de una pandemia y con todo el crédito que tenía el Ejecutivo, la luna de miel prolongada por la pandemia, sin poder movernos nosotros primero, le juntamos 800 mil firmas y después la mitad de la sociedad respaldó un planteo que fue nuestro en el origen. No tiene nada de malo que exista toda la intensidad de diálogo, porque eso hace a la cultura democrática del país.

Los sindicatos han sido centrales en el tema de ollas populares. Cae la cantidad de nuevos pobres que dejó la pandemia, pero la coordinadora de ollas dice que hay todavía más platos servidos. ¿Qué lectura hace?
En un modelo de crecimiento excluyente el crecimiento del empleo que ha habido ha sido de salarios paupérrimos. Hay que ver qué sucede cuando terminen los jornales solidarios que ganan menos que el salario mínimo. Además hay una dinámica importante producto de obras grandes de construcción de infraestructura tipo UPM, tipo el Ferrocarril Central y la pregunta es: ¿cuándo termina eso qué? Porque tampoco ves en el horizonte inversiones de porte para dinamizar el trabajo. Entonces, si estás en ese modelo, con una política de ajuste contra las grandes mayorías, el hambre y la miseria van a seguir existiendo. La línea de pobreza es sumamente arbitraria. Ganas $ 10 más  y ya saliste, pero estás pasando hambre.

¿Es un fenómeno que llegó para quedarse?
Depende. Si se aplica un proyecto de país intenso en trabajo de calidad y en distribución, capaz que en algún punto la gente pueda comer tranquila en su casa. La olla y la organización es una herramienta. Lo que nos interesa es que la gente no se vaya a dormir sin comer. Mientras haya esa necesidad el movimiento sindical va a tender una mano solidaria.

¿Con cualquier gobierno?
Con cualquiera.

Ustedes tienen una visión crítica del borrador para la reforma de la seguridad social, pero la recolección de firmas no va a ser una posibilidad. ¿Qué herramientas están manejando?
El borrador ese lo armó el Poder Ejecutivo. Como venía el referéndum, se hicieron los distraídos, diciendo: ‘Esto lo hicieron los asesores, vamos a ver’. Ahora estamos esperando cuál es el proyecto concreto. Si viene ahora el mismo proyecto, vamos a decir que esto era por el temor al referéndum. Nosotros no compartimos que no discuta la financiación genuina, ni toque privilegios como la Caja Militar. La OIT recomienda que los patrones pongan más que los trabajadores, pero hoy ponemos 15% y la patronal, 7,5% por cada trabajador: están aportando la mitad que cada trabajador. Un cambio muy radical en ese plano puede complicar aspectos de la competitividad de las empresas.

Para todo lo tributario me pregunto: ¿Con estos US$ 9 mil millones que se depositaron en el sistema financiero no se puede generar la condición de que quien se enriquece más, pague más? Esa ha sido la bandera histórica nuestra. Inclusive el retoque que hizo la estructura tributaria del Frente Amplio no fue a fondo. Hoy se aumenta al barrer la edad de jubilarse, sin estudios rigurosos, y no se tiene en cuenta los distintos rubros. Yo conozco el área de la construcción, la metalúrgica, especialmente el área de la industria naval. ¡Andá a laburar ahí con 65 años!  Las AFAP se generalizan aún más, cambian la forma de cálculo en detrimento del monto que después vas a percibir. De pique es una un anteproyecto que recorta derechos.

¿Y cómo se van a plantar?
Lo primero que nada es estudiar al detalle del proyecto que haga el Poder Ejecutivo y hoy lo que te puedo decir es que nosotros no descartamos ninguna forma de la acción. Obviamente que sobre algunas de ellas hay restricciones jurídicas, hay que estudiarlo bien, pero el movimiento sindical obviamente va a defender los derechos de la gente.

¿Preferiría que se concretara en otro período?
Las propuestas más shock contra la gente tienen umbrales de viabilidad política. A medida que el tiempo pasa se complica. No veo a ningún gobierno levantando un proyecto así en los prolegómenos de una campaña. Hay que estudiar al detalle la seguridad social, pero no construida mediante una comisión técnica, sino mediante el diálogo social. Que se ponga todo arriba a la mesa y se estudie cómo desarrollar una reforma defensora de los derechos.

¿Pero prefería aguantarlo otro período, para retomar con otras condiciones de juego e inclusive otro gobierno?
Yo diría otro proyecto de país más que otro gobierno, porque la seguridad social tiene mucha relación con qué tipo de matriz productiva va a haber, con la productividad y el desarrollo tecnológico. Estamos discutiendo la industria 4.0, la revolución tecnológica que ubica procesos de automatización y todo indica que el movimiento obrero va a pararse desde el reparto equitativo del trabajo y de la reducción de la jornada laboral. Con ella no baja la producción porque va mezclado con formas más eficientes de organizar el trabajo. Con esto estamos contentos nosotros y la patronal.

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