Martín Rodríguez

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Martín Rodríguez: el valor de la paciencia

Luego de vivir a la sombra de varios colegas y tras haber quedado libre, volvió a consolidarse
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04 de julio de 2017 a las 05:00
Primero a la sombra del Polaco Sergio Martínez. Luego fue el tiempo de Diego Pérez. Entrenó y supo compartir momentos con Fernando Muslera. Vivió la etapa de esplendor de Federico Cristóforo. Y siempre atrás. Esperando la oportunidad. En silencio. Trabajando sin levantar la voz.

Vivió el desencanto de ser dejado libre por Wanderers, el club de su vida. Pero volvió. Martín Rodríguez supo vivir a la sombra. La frustración de ser dejado libre. Y volver. Para consolidarse tuvo que ser paciente y respetuoso. Hoy goza de un pequeño premio.

Su historia con los bohemios es sumamente particular. Era un niño cuando llegó al club.
Resulta que una mañana fue a entrenar a la Preséptima de Nacional y, cuando terminó el movimiento, le dijeron que no volviera.

Se fue a su casa con la frustración a cuestas. Entró y sintió vergüenza de decirle a su padre la noticia. Se la guardó. Pero el viejo lo sorprendió. "Martín, mirá que llamaron de Wanderers si querés ir a entrenar". Ni el bolso desarmó. Aceptó sin pensar la invitación de don Eduardo Millán. De tarde estaba entrenando.

Tenía 12 años. Atrás habían quedado los tiempos de lateral en Exploradores y La Rinconada. Le gustaba el arco y le pidió al técnico para atajar. "¿Estás seguro?", le preguntaron. Respondió sin dudar.
"Por suerte me tocó jugar siempre en las inferiores. Incluso jugar en categorías más grandes. Debuté en Tercera con 15 años contra Tacuarembó. Wanderers tiene el estilo ese de subir arqueros", recordó Martín Rodríguez en charla con Referí.

Hasta que llegó a Primera y comenzó ese largo camino a la sombra de distintos goleros. "Sin dudas hay que tener paciencia, ser fuerte de cabeza. El puesto es así. Para que salga el que está jugando hay que esperar. Uno nunca quiere pensar mal por un compañero pero tiene que pasarle algo o algún rendimiento deportivo bajo para que salga. Y cuando estás del otro lado hay que tratar de aprovechar al máximo. Así es el puesto", admite.

Luego de un tiempo Martín vivió su primera frustración como profesional. Wanderers, su club, su casa, su familia, lo dejaba libre.

"Nunca pensé que me podía haber ido de Wanderers. Me dolió mucho, Wanderers es mi casa, me crié ahí, aprendí todo lo que sé, me enseñaron valores. Me hizo debutar en Primera y en una selección juvenil. Cuando me lo dijeron pensé que no era real. Pero entendí. Me hizo aprender que el fútbol es así", recordó.

En Juventud encontró su lugar. Se confiesa agradecido. Y además del lugar se encontró con un golero que marcó una época en Uruguay: Fabián Carini.

"Aprendí mucho atrás de Carini que es un referente en el arco. Lo encontré con 33 años, tenía la técnica depurada, no había perdido nada, todo lo aprendido en Europa lo seguía demostrando y un estilo de arquero con el que me enfoco. Me gusta ese estilo, como es Muslera también".

El camino le marcó su primera salida. Se fue a Deportivo Pereira de Colombia. Cambió todo. "Las costumbres, la comida, la ciudad", admite.

Hasta que se produce la vuelta a casa. Un día sonó el teléfono y era Jorge Giordano, el entrenador con el que había estado en Juventud. Le planteó volver. No lo dudó.

"Jorge me pidió expresamente y constantemente hablaba conmigo para que volviera. Yo loco de la vida por volver a casa... ¡quería volver!".

La vuelta fue con otro sabor. Era para jugar. Y con 27 años entró en la etapa de la consolidación. "Agarré el arco de mi casa, este tiempo afuera me enseñó a que cada día y cada minuto en el club se valora a disfrutarlo porque no sé cuándo puede ser el día de no estar más. Y vivir Wanderers que es distinto. Una familia. Ser protagonista en todas las canchas, y todo lo exterior que lo hace un club diferente".

Jugar con 40º en Colombia


En su primera salida al exterior, el año pasado, Martín Rodríguez fue a jugar a Deportivo Pereira de Colombia. Definió su paso por el fútbol cafetero como una experiencia de vida. "Cambia todo por las costumbres, viajar en avión de ciudad en ciudad, hoteles, uno se siente más jugador de fútbol. Acá tenemos las canchas cerca. Te enfrentás con ciudades con 40 °C, otras con lluvia, es muy cambiante. Me tocó un partido contra Huila donde no podía realizar ni el calentamiento, me sentía sofocado por el calor, ¡había 40 °C a la sombra!", expresó a Referí.

Los penales


Martín Rodríguez atajó un penal contra Racing y brindó su punto de vista sobre la actitud del golero en la pena máxima. "Yo creo que el arquero corre con más desventaja. El factor psicológico, que se ponga nervioso o intentar que no lo remate donde el ejecutante quiere, es importante. Dejarlo en duda. Pasa por eso, que nosotros podemos aprovechar, movernos en el arco, decir algo, para que el delantero no se sienta tan cómodo. Todo lo que esté permitido trato de hacerlo. Ellos tienen la pelota quieta y deciden dónde patear, nosotros tenemos que resolver en milésimas de segundo. La idea es que cambien la decisión".

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