Daniel Martínez, excandidato a presidente, se define ahora como un "militante de base" que quiere ayudar a sanar heridas en el Frente Amplio

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Martínez: "Yo sabía que iba a perder; que ese era mi papel en un momento histórico"

El excandidato advierte que si el FA no comprende las reales causas de la derrota, corre riesgo de "marchar al espiedo" de nuevo en 2024 aunque haya un "mal gobierno"
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15 de mayo de 2021 a las 05:02

En la casa de Daniel Martínez dos nietas revolotean alrededor de la mesa del comedor. “¿Quiénes son?”, pregunta una de ellas apenas Laura Motta, esposa del exintendente y excandidato presidencial, le abre la puerta a El Observador. “Una entrevista laboral”, contesta su abuela.

Martínez baja dando unos saltos por las escaleras. Está cambiado. Luce una barba canosa, ya de unos días. Pero tiene otra energía. Dice que está más tranquilo. Disfrutando el tiempo y cargándolo de actividades largamente postergadas. Cuenta que terminó de levantar un parrillero en la azotea, que leyó libros pendientes, que está pensando en anotarse en un curso de Facultad de Ciencias o de Ingeniería Matemática para despuntar el vicio por los números, y que está metiendo “mucha chiva”. 

Pero no es eso lo que tiene para decir. En más de una hora y media de charla, y con su ya conocida retórica arborescente, el excandidato presidencial por el Frente Amplio repasa sus derrotas electorales, cuenta detalles no conocidos de su campaña, se define como “nada más que un militante de base”, y hace su propio balance sobre el manejo de la pandemia. A continuación un resumen de la entrevista con El Observador.

¿Qué lo lleva a hablar después de un tiempo de silencio?
Yo soy ante todo frenteamplista y estaba convencido de que si hablaba, el centro iba a ser más rascar la herida de la derrota del FA, en un momento en donde todavía quedan muchos frenteamplistas enojados, y algunos que los leés y parecen más dedicados a relajar a compañeros que a plantear cosas. 

¿Entre ellos a usted?
También, pero cero pelota, en el buen sentido. Si alguno quiere hacer terapia que la haga. A mí lo que me interesan son los temas objetivos. Es momento de hilvanar y zurcir heridas dentro del Frente Amplio, que se está reacomodando, habiendo llegado a estas últimas elecciones con un porcentaje bajo de aprobación e intención de voto. Teníamos entre 28% y 30% cuando empezamos las internas. No era joda. Nosotros no queríamos creerlo, o algunos lo creímos porque gente seria nos advertía: bo, es así, hay segmentos de la sociedad que han perdido la credibilidad en el FA y están enojados. Entonces a mí lo que más me importa es sanar heridas. Siempre hay alguno que toma la sencilla de buscar facilismos y culpables, sin entender las cuestiones de fondo. Lo más importante es entender qué pasó: qué no hicimos y qué no supimos contrarrestar de lo que los otros, que estaban en la oposición y hoy en el gobierno, hicieron. Me preocupa eso. Lo otro... si a alguno le permite descargar sus necesidades de explicación fácil que lo haga. No tengo interés de hacerle sombra ni daño a nadie. Lo que quiero es contribuir a hilvanar, a zurcir problemas dentro del FA. Y también a pensar y expresar mi punto de vista y mi preocupación por lo que pasa en el país.  

Empecemos por ahí: ¿cómo evalúa este primer año de gestión de Luis Lacalle Pou?
Algunos dicen, y puede ser que sea verdad, que lo ha ayudado la pandemia, porque puede tapar otras cosas. Ha tenido un dilema, que reconozco como cierto, aunque no estoy de acuerdo en cómo lo solucionó: hasta dónde priorizar la economía y hasta dónde priorizar lo sanitario. Yo creo que no es ni 100% una cosa ni 100% la otra. Luego de un éxito inicial –donde no estoy de acuerdo que fuera un éxito del gobierno y no de la gente, sino de ambos–, hoy es un desastre –y no estoy de acuerdo que sea ahora solo de la gente, sino buena parte responsabilidad del gobierno y después de la conducta de la gente. Creo que el punto que se encontró está demasiado hacia el lado de no parar la economía, sin tener en cuenta, no digo el 100% de las recomendaciones que había por ahí, pero algunas. 

En esa disyuntiva entre contagios y la actividad económica, ¿el presidente no acertó inicialmente, contrario a lo que planteaba el FA de ir hacia mayores restricciones?
No puedo decir ni tanto ni tan poco. Creo que el manejo sanitario tiene claroscuros, pero la perillita yo la hubiera puesto en otro lado. Hubo muchas señales equívocas. Para mí le erraron en el balance entre lo económico y las señales para que la gente se sintiera apoyada y no tentada a romper las burbujas. 

Daniel Martínez, excandidato a presidente, se define ahora como un "militante de base" que quiere ayudar a sanar heridas en el Frente Amplio

Aproximadamente seis de cada diez uruguayos evalúa que Lacalle está haciendo las cosas bien. ¿Por qué cree que mantiene ese amplio apoyo popular?
Primero, porque creo que la gente, y más el uruguayo, en momentos de crisis se abroquela. Ahí la tendencia es ir todos unidos, y me parece bien. Segundo porque creo que sin duda hay un descomunal manejo comunicacional que en parte a veces es negativo, porque veo un gobierno obsesionado con cuidar eso. 

¿A qué se refiere con manejo comunicacional?
Estar permanentemente... Primero, me extraña que después de 15 años de haber sido una oposición rígida, con la que era difícil acordar, con la que hubo intentos de tender puentes, a veces más o menos, pero siempre era todo tratar de atacar y mostrar que era todo horrible, ahora cada cuestión que el Frente plantea honestamente parece que lo primero que hay es una respuesta de polarización. Cuando estamos en más de 3.000 muertes, ojalá hubiera existido un entendimiento y haber escuchado a las partes. Creo que ahí existió soberbia. No se hacen cargo y existió soberbia en lugar de unir a los uruguayos en torno a un problema. Insisto, en un equilibrio que yo no tengo la bola de cristal para decir cuál era el ideal, pero sí creo que a la perilla le erraron. No se hacen cargo y no hubo tendencia a diálogo. No estoy para juzgar al Frente, pero quienes están hoy en el gobierno tenían una posición de permanente incitaciones a acoso y ahora ante cualquier problema la primera respuesta es demonizar al FA. Hay una tendencia a fomentar la grieta y la polarización. Si uno mira: qué hizo Trump, qué hizo Bolsonaro, qué hizo Orbán en Hungría. Ahí decís: opa, hay un modelo que se repite.

En el gobierno anterior Tabaré Vázquez no recibió a Lacalle Pou en los cinco años, tildó de “pompitas de jabón” sus propuestas... 
Me parece de poca altura, de poco nivel, justificar las cosas incorrectas porque el otro la hizo. Con eso te digo todo. 

Si uno critica lo que cree que hace el contrario, ¿no hay que partir de un reconocimiento de lo propio? 
Estamos ante una situación en la que hay más de 3 mil muertos. Para mí, andar haciendo ese tipo de comparaciones... Yo creo que hubiera sido mucho mejor tratar de encontrar puntos de acuerdo y salir juntos, y siempre la principal responsabilidad la tiene quien gobierno. Tabaré la pudo haber tenido y el FA la pudo haber tenido. Está bien. Ahora, ¿eso justifica?

El gobierno dice que nunca ha habido tanto diálogo como en esta administración. Se destaca por ejemplo que Lacalle Pou recibió a una delegación del Frente Amplio el año pasado, con Javier Miranda a la cabeza, recibió a Marcos Carámbula mientras se negociaban las vacunas, recibió ahora a los intendentes, incluyendo a dos referentes como Carolina Cosse y Yamandú Orsi. ¿Qué le parece a usted?
Me parece una bomba de humo eso.

¿Hay un problema de representatividad del Frente Amplio, de quién lo representa?
Eso lo decide el Frente Amplio. Resolverlo de afuera es un exabrupto. 

¿Lacalle Pou intercedió en la interna frenteamplista?
Hago ese comentario. Quién representa al Frente Amplio lo decide el Frente Amplio. 

¿Y el FA se siente representado por Javier Miranda?
Lo resuelve el FA. Es su presidente y tiene que estar. Después quién más va o quién no va, que lo decida el FA. No me voy a poner a decir.

¿Cómo ve la conducción del FA en estos momentos?
Creo que hace años que venimos con problemas. Creo que es necesaria alguna forma de recambio. Yo me inclinaría por algún tipo de colegiado, pero con renovación. No estoy pensando en un colegiado de gente de mucha edad, sino en una combinación de gente que logre sumar y amalgamar, gente con vocación de zurcir heridas, que las hay, más o menos justificadas. 

¿Ese colegiado es el triunvirato que algunos plantean?
No lo sé. Estoy abierto a escuchar propuestas. Yo solo soy un contribuyente de comité de base y recolector de firmas contra la LUC.

Pasó un año y medio desde las elecciones, y el Frente Amplio no culminó su proceso de revisión interna...
(Interrumpe) Bueno, estamos en un momento muy particular, ¿no?

¿Eso no lo deja como trancado en su búsqueda de su rol opositor? ¿No está como estacionado, sin cerrar esas heridas de 2019?
Es que discutirlo en aquel momento, con visiones tan disímiles, con cuestiones que habían pasado… Yo que sé, veníamos muy escorados, muchas cosas que afectan el alma propia. No digo el frenteamplista común, el que no te pisa un comité de base pero es frenteamplista a muerte, que son el 95%. En ellos no ves rispidez. Hay un 5% de frenteamplistas que es donde está más crispada la cosa, y son quienes están más cerca de la cotidiana. En definitiva quienes deciden, quienes van a los congresos, quienes participan de las decisiones políticas son el 5%. Primero que en aquel momento había que bajar la pelota, y después la pandemia tampoco ha ayudado para nada. Corrió el eje. Es más, algunos te dirían: ¿y estos pelotudos están discutiendo el balance de una cosa cuando tenemos los problemas que tenemos?

Otra gente puede decir: se necesita que el FA termine de cerrar esa etapa justamente para afrontar de mejor manera esos problemas y esta situación.
Ya te digo. Vamos a hacer un balance e igual muchos van a seguir pensando lo que pensaban. No va a cambiar mucho y no sé si... hay que ir más a la grandeza histórica.  

Daniel Martínez, excandidato a presidente, se define ahora como un "militante de base" que quiere ayudar a sanar heridas en el Frente Amplio

¿El FA está sintonizando bien los reclamos de la sociedad y el clima de la sociedad uruguaya?
Yo lo que tengo claro es que en todos los segmentos de la sociedad hay personas que votaron al Frente Amplio y hoy siguen enojadas con el Frente Amplio. Es un segmento de gente que transversaliza a la sociedad. Es buena parte del 9% de votos que perdimos entre la elección de 2014. No nos votaron en octubre, y luego muchos sí en el balotaje.  

Parece haber al menos dos formas de abordar la derrota. Por un lado, el análisis de “autocrítica”, que se basa en creer que hubo errores que explicarían la pérdida de votos. Otra lectura apunta a que la gente directamente dejó de sintonizar con lo que pregona el FA. ¿Alguna de estas hipótesis le parece más cercana a la realidad?
Creo que es más bien esa segunda. De alguna forma u otra no llegamos a la gente.   

¿Cómo debe afrontarlo el FA?
Primero, tiene que estar de acuerdo. Es lo que yo interpreto, y algunos compañeros también. Pero no sé si todos los frentistas están de acuerdo. Yo lo veo y me preocupa, porque de repente de esa forma, podrá haber un mal gobierno, podrá haber concentración de la riqueza, aumento de la pobreza, y sin embargo podemos llegar a perder otra vez, si no entendemos cuál era el verdadero problema. 

¿Y ve ese riesgo?
Sí, ojalá me equivoque. Mi preocupación es que por no entender realmente qué está pasando, marchemos al espiedo. De alguna forma el mensaje del FA o no llega o no es bien visualizado por sectores de la sociedad, algunos de los cuales nos apoyaron en los últimos 20 años.

¿Eso debería llevar al FA a revisar algunas de sus propias concepciones programáticas, o tiene que seguir con su libreto?
Yo no estoy cuestionando el eje en el desarrollo con más hincapié, en la obsesión por la redistribución de la riqueza y la igualdad del punto de partida. Eso no se negocia. 

Referéndum contra la LUC

¿Ya firmó contra la LUC? ¿Está haciendo campaña?
He conseguido algunas firmas. Promuevo a la firma. He mandado algunos departamentos y gente del exterior que me han pedido. 
¿Hay algún artículo en particular que le preocupe especialmente?
No, a ver. Genera inestabilidades en lo laboral, en las jubilaciones, también me preocupa lo de ANCAP… Pero creo que lo fundamental es lo que dije en la campaña: que era un cheque en blanco. Me hace acordar a Tarigo que le dijo a Bolentini: yo no firmo un cheque en blanco. Acá es lo mismo y lo decía en campaña. 
Pero de estos 135 que se cuestionan, una gran mayoría estaban planteados en el Compromiso por el país que votó la gente, ¿no?
Sí, está bien. ¿Pero quién la discutió? ¿Quién supo claramente qué era lo que se incluía? Lo que está escrito es mucho más específico y desarrollado que aquel anuncio global. Y discutirlo en 90 días nadie puede decir que es una decisión seria. 
Pero en esa discusión de la falta de sintonía del Frente Amplio con los reclamos de la sociedad, algunos de los mojones de la LUC –como el capítulo de seguridad, el cambio de gobernanza en la educación, la prohibición de ocupar los lugares de trabajo–, ¿no son justamente asuntos que la ciudadanía se pronunció en octubre y noviembre de 2019?
Yo no estoy tan seguro. Lo de la seguridad creo que amerita una discusión profunda y no una pour la gallerie. A veces la seguridad nos saca el enano fascista de adentro y el “hay que matarlos a todos”. Ahora, ¿eso es lo democráticamente correcto? 
A lo que voy es si la LUC no conecta con el reclamo de la gente y su pronunciamiento en las urnas.
Por un lado de segmento de la sociedad, sí. Pero te digo: hablo con gente en barrios que dicen que la seguridad está peor que nunca... De repente hay cosas que se hicieron bien. Tampoco se puede comparar


¿Cómo vivió la derrota en setiembre?
Yo soy muy resiliente. En la vida, pah... si habré tenido golpes y me he levantado. Yo además nunca me sentí predestinado a nada; sí un luchador que está dispuesto a, desde donde esté, sea haciendo un trabajo de base o en la responsabilidad que pudo haber tenido, ser coherente y contribuir a un proceso. Y estoy más que satisfecho de lo que fue el período en la Intendencia. Si vos me decís: ¿estabas 100% convencido de que tenía que ser candidato? No, nunca estuve 100% convencido.

¿En cuál de las dos?
No, en la última. En la anterior yo sabía que iba a perder. Apenas empezamos la campaña, un asesor comunicacional externo (el argentino Mario Riorda), estudioso de las encuestas, me dijo que prácticamente me olvidara, que era casi imposible ganar, que la posibilidad de éxito era del 10%. En algún momento al final la manija me hizo creer que de repente... no en el balotaje, que al revés, estaba loco de la vida de haber perdido por poco. Yo sabía que ese era mi papel en un momento histórico, y ta, punto. No era el mejor momento histórico para estar ahí, pero bueno, punto. Tácate. Me tocó, contribuí al FA y me moriré con el orgullo de haber sido candidato del FA. No me duelen prendas. Después lo que otros digan y eso, problema de ellos. Yo sé cómo son las cosas. En el  caso de las departamentales, en un momento tenía decidido que no iba a ir, después con el pedido de un montón de sectores terminé tirándome al agua. Y de repente en el fondo de mi corazón yo no quería. Pasaron cosas y yo transmití cosas. Mucha gente me ha dicho: “vos no tenías ganas, ¿no?”

¿Cómo explica el haber terminado tercero en la interna departamental entre los frenteamplistas que un año antes pedían el voto para convertirlo en presidente? 
Yo que sé. Fue un período muy especial. También está el papel que uno tiene y hasta el convencimiento que uno transmite. Siempre las elecciones departamentales son ante todo con cuestiones del departamento. Y estas no lo fueron; fueron elecciones políticas.  

¿Y no siente que hubo cierto desgaste de su figura producto de la campaña anterior?
No tengo idea. Fue una elección muy particular. Algún día se hablará, pero el desgaste fue grande. Y por muchas razones. Las cosas que pasaron y que afectan a la persona. Uno mete para adelante y yo fui una topadora. Tal vez no lo fui de la mejor forma. Sustituía esfuerzo por otro montón de cosas que pasaba, que tampoco voy a meterme a...

Llegó a hablar del impacto físico que eso le produjo, desde que estuvo “al borde del surmenage” hasta que perdió la memoria...
Sí, eso fue por dos semanas, que después... Fui un boludo. Haber dicho eso fue una boludez. Me salió de adentro. Lo dije. Ta, soy así. Daniel Martínez es así. Dice lo que piensa. Eso duró dos semanas. Después la maquinita y la fábrica de humo la aprovechó, y algunos también que estaban del mismo lado de la frontera y compitiendo. Ahora es al revés, estoy logrando disfrutar tranquilamente la vida y cada cosa que hago. Yo desde los 16 años empecé a correr y no paré. Nunca paré. Siempre tuve diez mil cosas. Esta vez tengo, pero diferentes. Estoy disfrutando la distancia social, lo que puedo hacer de un laburito...

¿Los famosos nietos?
¿Ves? Eso te demuestra en qué forma yo no soy un político tradicional, en ningún sentido. Para mí la militancia en política fue siempre un compromiso con mis sueños. Nunca fue una forma de vivir. Entonces claro, lo dije porque es parte.

Daniel Martínez, excandidato a presidente, se define ahora como un "militante de base" que quiere ayudar a sanar heridas en el Frente Amplio

¿Cómo ve la gestión de Carolina Cosse en la Intendencia?
Es un momento muy difícil de evaluar. Los acentos cambian. Tampoco sé si es bueno que yo opine. Soy frenteamplista y fue la que ganó.

¿Cómo toma el hecho de que Carolina Cosse haya barrido con gran parte de su equipo?
Eso lo decide quien es electo. Así como yo en su momento decidí, y me banqué los palos, por haber hecho mi reparto que fue muy poco político, y apuntaba a tener componente técnico y un buen equipo. Eso fue una elección que me generó sus costos.

Hablando de elecciones que tuvieron su costo, ¿cómo ve en retrospectiva la elección de Graciela Villar como compañera de fórmula? En octubre, un documento disparador de la autocrítica lo mencionaba como un desacierto. 
La verdad que sería hacer una apuesta de quiniela. Si yo me guío por lo que yo estaba convencido, ya estaba perdida la elección. Era muy difícil ganarla. No puedo saber si hubiera cambiado algo. Me da la impresión de que no.  Capaz que sí, pero tomé esa decisión. 

La idea original era que fuera una outsider...
Claro. Lo dije siempre y Graciela lo sabe. Yo busqué primero que fuera alguien tipo Mercedes Clara. Me encantaba como persona y como imagen. Hubiera contribuido a algo que era muy difícil, pero no lo digo en desmedro de Graciela. Tampoco sabía que Graciela iba a tener ese primer posicionamiento –cuando dijo que la elección era entre oligarquía y pueblo–, que ella misma se dio cuenta que se había equivocado, que no se ajustó al tono, y no contribuyó. Pero no tengo boletas de facturas con nadie. Las boletas de factura son el cáncer dentro del FA.

Daniel Martínez, excandidato a presidente, se define ahora como un "militante de base" que quiere ayudar a sanar heridas en el Frente Amplio
 

¿Y con Lacalle Pou quedaron facturas?
No. Es más, algunas veces hemos intercambiado mensajes. Ahora tan últimamente no. La vez aquella en una presentación del libro en la que se dijo que no lo saludé. Yo tengo una cosa que se llama fotofobia. Me deslumbro con las luces. Yo en la playa, cuando hay mucha luz y resplandor, si no uso lentes me duelen los ojos. Llegué corriendo, las cámaras me metieron así, y yo pasé... Después le escribí: “che, mirá que no te vi; no soy guarango, cómo no te voy a saludar”. Me dijo: “Daniel, no pasa nada”. Yo soy incapaz de hacer eso, sería una pendejada y una estupidez. No lo vi porque tenía los ojos así, que me dolían de las luces de los focos. Ya te digo: hasta me lo midieron. No lo vi porque tenía la luz así y los ojos me duelen y los entrecierro. 

En febrero de 2020, cuando aceptó ser candidato a intendente, decía que “nunca hay que ponerse a llorar sobre el error, sino aprender de él”. ¿Qué errores fueron determinantes en este año y medio, y qué aprendizaje tiene Daniel Martinez, y cuál debería tener el FA?
No es momento... En lo personal tengo toda una listita. No es momento. Mirando para atrás hay muchos propios.

Socialista con carnet, pero sin relación 

¿Qué relación tiene en este momento con el Partido Socialista?
En este momento ninguna.
¿Pero afiliado?
No me desafilié. 
¿Lo pensó?
No sé. Llegará el momento de ver lo que uno hace. Hace tiempo ya que tengo una relación sui generis con el partido, sin participar de la orgánica.
¿Quedó dolido con la actual conducción? 
Bueno, tomó una decisión de priorizar su alianza con el Partido Comunista. La respeto pero no la comparto, y no porque tenga nada contra el Partido Comunista. 
¿Y qué es lo que no comparte de esa alianza?
Y porque creo que el PS tiene un papel, históricamente el FA ha tenido un papel para generar que no era contribuir a la formación de grandes bloques, sino al revés aportar esa pluralidad y ser germen de ideas. Pero es un punto de vista.
¿Le gustaría tener actividad en el PS, liderar alguna corriente?
¡No, no! Las internas... Si hay algo con lo que me quemé con leche, mucho antes de las elecciones, son los internismos. No estoy para el internismo.
 


¿Dónde va a estar en los próximos años?
Donde la vida me ponga. Yo ahora estoy loco de la vida donde estoy. 

¿Una revancha política se le pasa por la cabeza o lo tiene descartado?
Vuelvo a decir: nunca voy a dejar de militar. Durante muchos años, mi usuario en la etapa primitiva de internet era elpeladoutópico. Yo sigo creyendo en esa sociedad de valores. La gente que me votó que sepa que para mí lo fundamental no es dónde esté, sino el estar. Y estar puede ser haciendo carteles. No siento que mi vida tenga que ser con Daniel Martínez ocupando un cargo o siendo dirigente. 

¿Lo descarta?
Bueno, hay cosas que lo veo muy difícil. Sobre todo si uno quiere contribuir a cerrar heridas. 

Entonces volver a ser candidato a presidente no está en su cabeza.
La veo difícil. Pero lo importante es ser coherente. 

¿Y a la Intendencia le gustaría volver?
No sé. Hoy hay una intendenta a la que apoyo como frenteamplista.

"El neoliberalismo tuvo treinta años y nos critican por quince"

Sobre la situación social, el gobierno señala que la pandemia "desnudó" la vulnerabilidad de mucha gente tras 15 años de crecimiento. ¿Había mucha gente en situación precaria?
Ahí discrepo. No puedo asegurar que el aumento de la pobreza sea... La pandemia ayuda, pero todo depende. Si ves que viene un tren, y vos estás parado en la vía y no te movés, te va a atropellar. Entonces creo que hay mucho en lo que se hizo o no se hizo. Después lo otro: a alguna gente, cuando habla de 15 años de gobiernos frenteamplistas, le digo: ¡pero papá, en Uruguay hubo 30 años de neoliberalismo! Y el neoliberalismo lo que hizo fue aumentar la pobreza y la desigualdad social.
¿La vulnerabilidad que había en 2020 era culpa de esos 30 años de esas políticas que llama neoliberales? 
No, no. Yo lo que te digo es que lo importante es el rumbo al que vas. Porque cambiar temas estructurales es difícil. Son cuestiones acumulativas. Yo te pregunto: a esa gente que yo conozco, que son cuatro familias de clasificadores, donde la última persona que tuvo un trabajo formal fue el abuelo de la madre de uno de ellos, esa familia que hace cuatro generaciones que no estudian y sobreviven día a día en la inmediata, ¿la recuperás de un día para otro? Los que promovieron un neoliberalismo que lo que hizo fue engrosar el sector de la sociedad que ni siquiera podía pensar en tener un futuro, nos vienen a cuestionar a quienes hicimos políticas que lograron ir sacando a la gente de a poco y empezando a generar un ciclo virtuoso de inclusión social. Nos critican por 15 años. Yo digo: pah, el neoliberalismo por lo menos tuvo 30. Toda la dictadura, más los gobiernos anteriores al Frente Amplio fueron todos extremadamente neoliberales.
En el período posdictadura bajó considerablemente la pobreza. Desde ahí hasta la crisis de 2002...
Bajó considerablemente, sí. Pero después hubo altibajos. Y nunca... perdón, ¡a las pruebas me remito! El índice de Gini llegó a niveles históricamente bajos en gobiernos del FA. 
¿Pero lo que plantea usted es que la vulnerabilidad que quedaba tras 15 años de gobiernos frenteamplistas se arrastra de 30 años anteriores? 
Y de una historia que empezó... La debacle de Uruguay empezó en el 50.
¿No habla también de ciertas falencias de las políticas sociales de los 15 años de gobiernos frenteamplistas?
Te vuelvo a decir: ¿cómo hacés con una persona que viene de cuatro generaciones de excluidos del todo, para reincorporarlos sistemáticamente y que estén igual, no te digo al que nace en Carrasco, pero al que nace en Cordón. No sé, no existe la magia. Se debió avanzar de la forma que se podía avanzar. No es fácil porque algunas cosas son mucho más que poner recursos. Lo que la historia va a decir es que durante el gobierno del Frente Amplio hubo un nivel de crecimiento, de redistribución de la riqueza y baja de la pobreza como nunca. Ni con peine fino se van a sacar que nunca existió un período tan largo de crecimiento pese a crisis internacionales y con redistribución de riqueza como nunca.

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