Economía y Empresas > INDUSTRIA DEL LIBRO

Más oferta que nunca en un mercado que alcanzó su techo

Distribuidores, editoriales y librerías analizan la situación del sector
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04 de noviembre de 2014 a las 10:22

A principios de octubre se conocieron los datos preliminares del estudio Imaginarios y Consumos Culturales 2014 del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), realizado en colaboración con la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República. Entre otros, el trabajo relevó cuánto dicen leer los uruguayos. En comparación con la edición pasada del estudio –que data de 2009– en 2014 el 28% de los consultados dijo leer “varios” libros al año, cuatro puntos más que cinco años atrás. El 32%, en tanto, contestó leer “alguno” al año, frente al 26% de 2009. Asimismo, descendió un punto los que respondieron que “casi nunca” leen libros, hasta llegar al 14% de los consultados. Pero la caída más pronunciada se dio entre quienes afirman nunca leer libros: mientras que en 2009 era el 34%, este año fue el 26%.

Aunque no hay una relación lineal entre lectura y comercialización de libros, lo cierto es que Uruguay viene importando cada vez más estos productos. Mientras que en 2009 el país adquirió libros por US$ 498.306, el año pasado esa cifra había trepado a US$ 1.469.862, según datos proporcionados por Uruguay XXI.

Si se toma en cuenta el ISBN (Número Internacional Normalizado para Libros, en español), un sistema para la numeración de libros, que da un código de identificación para los títulos registrados en las agencias de cada país, en Uruguay se registraron el año pasado 2.052 títulos, el 25% más que en 2004, cuando se inscribieron en la Biblioteca Nacional 1.636 títulos.

En tanto, con el objetivo de medir el peso de la cultura dentro de la economía, en 2009 el MEC implementó una Cuenta Satélite en Cultura que, entre otros, daba cuenta de la importancia del sector libros y publicaciones. Actualmente se está procesando una segunda edición con datos actualizados.

Ampliar el abanico
En la Cámara Uruguaya del Libro dijeron no contar con el dato certero de cuántos libros se imprimen y cuántos se editan en Uruguay, pero sostuvieron que sí se percibe un aumento en la oferta. “Hay una propuesta que lo que ha hecho es ampliar el abanico en cuanto a editoriales, autores y géneros”, señaló su presidenta, Alicia Guglielmo.

Guglielmo dijo que prueba de este fenómeno son las ternas a los premios Bartolomé Hidalgo: “Los libros provienen de una gran variedad de editoriales y esto refleja que la producción a la cual accede el lector en el mercado uruguayo es muy diversa”, expresó.

Nuevos actores
La llegada al escenario de editoriales nuevas es uno de los factores que explica esa diversificación de la oferta. Martín Fernández Buffoni es el fundador de Casa Editorial Hum y Estuario Editora, nacidas en 2007. Fernández Buffoni creó los sellos como respuesta al hecho de que autores que le interesaban como lector estaban siendo, a su juicio, “descuidados” por el mercado.

Hoy –luego de haber arrancado publicando unos 15 libros al año– entre los dos sellos se lanzan entre 25 y 30 títulos y con tiradas mayores.

De acuerdo a Fernández Buffoni, a la hora de llegar a los estantes de las librerías “los que mandan son los libros”. No se puede pretender , dijo, que “un autor desconocido aguante más de un mes en una librería de un shopping”. Las editoriales, añadió, saben cuáles son “las librerías que manejan fondo editorial y cuáles son las librerías de rotación constante”.

El responsable de la histórica Ediciones de la Banda Oriental, Alcides Abella, indicó que los editores “padecen los mismos avatares de las discográficas: dependemos que por esas cosas que tiene la sociedad, un libro o varios tengan éxito”. Según Abella, los bolsillos de los lectores no son el único elemento a tener en cuenta, dado que durante situaciones económicas complejas han tenido éxitos de ventas. “Para tener un bestseller no dependemos simplemente de que la gente tenga dinero sino que de repente el título tenga un gancho bárbaro y se venda brutalmente”, apuntó.

Abella manifestó que el sector editorial “se mantiene bien” y que en los últimos años ha sostenido su ritmo habitual de ediciones y reediciones. En el caso de Ediciones de la Banda Oriental eso implica terminar 2014 con entre 60 y 70 títulos editados.

A pesar de que sostuvo que el libro “goza de buena salud”, Abella reconoció que se llegó “al tope del público lector de libros”.

En el mundo, uno de los pesos pesados del sector editorial es Penguin Random House Grupo Editorial, quien en julio de este año realizó una jugada importante para el mercado hispanohablante al comprar Santillana Ediciones Generales, parte de la empresa española. Entre otros, con este paso se hacía con el sello Alfaguara.

La gerenta editorial del grupo en Uruguay, Virginia Sandro, sostuvo que ellos sí han notado un crecimiento en la venta de libros en Uruguay.

En 2013, Penguin Random House editó entre 40 y 45 títulos nacionales. Por el lado de los importados, mensualmente recibe alrededor de 50 títulos desde Argentina y otro tanto de España. Sandro comentó que, en el mercado nacional, un libro al que le vaya “muy bien” vende 10 mil ejemplares en un año. La gerenta editorial dijo que un libro que los “sorprendió” y “desbordó” el año pasado fue Hasta la última gota, la biografía del exjugador de fútbol Fabián O’Neill. “Pero eso es un éxito que no tengo idea si se repetirá alguna vez”, dijo.

Este año, en el terreno de autores nacionales, para la editorial los primeros puestos se los llevan dos mujeres: Cecilia Curbelo y Susana Olaondo.

Curbelo, cuyo primer libro salió en 2011, ya lleva vendidos en Uruguay 60 mil ejemplares, algo “inédito”, según Sandro. Además, sus libros fueron publicados en Chile, Colombia, México y Argentina, y próximamente también saldrán en España.

Gussi es de los distribuidores de libros más importantes de plaza. Su director, Gustavo Fuentes, dijo que luego de un pico de ventas entre 2009 y 2010, este año se alcanzó una “meseta”. En 2013, Gussi vendió más de medio millón de libros. “No esperamos una subida, y menos con el verano que se viene, muy malo con respecto al turismo argentino”, dijo Fuentes.

Importar no es leer
La difusión del trabajo de los escritores sería muy difícil sin la existencia de las librerías.

Uno de los centros neurálgicos de la venta de libros en Montevideo es la calle Tristán Narvaja y su zona de influencia. Para el responsable de la librería Rayuela, Roberto Gomensoro, es poco probable que la venta de libros haya aumentado. La suba en las importaciones de libros, según él, no significan nada porque los libros están exentos del pago de IVA, lo que facilita la entrada de estos productos. “Se importan muchísimos libros pero ¿cuántos de esos libros realmente se venden?”, cuestionó.

Para Gomensoro, la librería “pequeña e independiente” tiende a bajar sus ventas. Él tenía dos librerías, pero debió cerrar una, El Inmortal. “Los costos no paran de aumentar y la venta de libros no aumenta de acuerdo a los costos”, fundamentó. El responsable de Rayuela señaló dos fenómenos positivos. Por una parte, el hecho de que gente que hasta ahora no era público de librerías, ante un “excedente económico”, comenzó a comprar. También el “renacimiento de la editorial nacional”.

Fundada en 2002, Puro Verso logró hacerse un lugar y hoy tiene dos sucursales. De acuerdo a Nefeli Forni, del local sobre la calle Yi, las ventas durante los últimos años han sido “estables”, con algunas subas puntuales. Forni sostuvo que, aunque es cierto que han cerrado algunas librerías, han abierto más de las que han tenido que bajar cortina. A su parecer, el diferencial de librerías como Puro Verso frente a sus pares ubicadas en las grandes superficies radica tanto en la atención como en el material que ofrecen. “Nuestro cliente es muy lector y generalmente vuelve a la librería”, agregó.

En 2009, ventas llegaron a US$ 26 millones

De acuerdo a lo recabado en Cuenta Satélite en Cultura, de 2009, medida en dólares corrientes, la producción del sector en ese año fue de US$ 32 millones.

En aquel momento, más del 50% de la producción de las editoriales estuvo representado por el producto libros generales impresos, mientras que el restante 50% se repartió entre libros infantiles, libros escolares y libros profesionales, técnicos y universitarios, de acuerdo a lo consignado en el documento que daba cuenta de los resultados.

Se estimaba que el valor de las ventas en Uruguay de libros habían llegado en 2009 a US$ 26 millones. El 70% de este total fue comercializado en librerías.

Entre editoriales, mayoristas y librerías acumularon ventas por casi US$ 62 millones: “En términos de volumen de negocios, las editoriales presentan ventas en el año por un valor de US$ 13 millones, los distribuidores mayoristas por US$ 16.4 millones y las librerías por US$ 33 millones (incluyendo artículos de papelería)”, se sostiene.

Valor agregado y empleo
Las empresas del sector generaron un valor agregado de casi US$ 17,7 millones . En 2009, el sector libros y publicaciones generó 3.745 puestos de trabajo. Representó el 0,21% del PIB.

En el Ministerio de Educación y Cultura señalaron que aunque aún no pueden difundirse las cifras actualizadas, estas no variarían significativamente respecto a las de 2009.

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