Uruguay (y su capital no es la excepción) es una de las zonas más envejecidas de la región.

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Mirá cómo Montevideo se está vaciando de niños y qué tan envejecido está tu barrio

En la capital de Uruguay cada vez nacen menos bebés y en las zonas más pobres empieza a desplomarse la cantidad de hijos por familia
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04 de julio de 2022 a las 05:04

En estas vacaciones de julio hay menos niños aprovechando su descanso. Al menos comparado con hace unos años. El segundo domingo de agosto, el Día del Niño, habrá menos pequeños estrenando sus bicicletas, sus instrumentos musicales o autitos a control remoto. El 31 de octubre, el día de Halloween, habrá menos pequeños recolectando caramelos al grito de “dulce o truco”. El próximo clásico de fútbol habrá menos mascotitas. Serán menos los que se deslicen con cartones desde las canteras del Parque Rodó y los que amanezcan con lagañas a la hora de ir a la escuela. Porque Montevideo, como Uruguay, se está vaciando de niños.

Los niños menores de cinco años, que hace menos de una década eran más del 10% de la población de Casavalle o de los Bañados de Carrasco, ahora son cerca del 6% de los habitantes de esos barrios. Y en algunas de las zonas más envejecidas de la capital, como Punta Gorda o Tres Cruces, la proporción de niños se desplomó hasta cerca del 4%.

El Observador analizó cómo viene cayendo el porcentaje de niños en cada barrio de Montevideo. El estudio –que contó con el asesoramiento técnico del director de Normalización e Investigación del Instituto Nacional de Estadística de Uruguay, el estadístico Juan Pablo Ferreira, y del demógrafo Ignacio Pardo del Programa de Población de la Udelar– tomó como información base la Encuesta Continua de Hogares de los últimos diez años. Y el resultado pone sobre un mapa lo que los expertos vienen señalando: que Uruguay es uno de los países más envejecidos de la región. No solo porque los uruguayos viven, en promedio, más años, sino porque tienen cada vez menos hijos.

El año pasado, por primera vez desde que hay registros, en Uruguay murió más gente que la que nació. En parte fue porque crecieron los fallecimientos (covid-19 mediante), y, en gran medida, porque sigue a la baja la cantidad de nacidos vivos: hubo menos de 35.000 o, lo que es lo mismo, menos de 1,4 hijos por mujer en edad de ser madre.

Ese hito es nuevo, no así la caída de la natalidad. Cuando los uruguayos salieron a su principal avenida a festejar el Maracanazo, en 1950, en América Latina las mujeres en edad de ser madres tenían, en promedio, seis hijos. En casi todos los países de la región la pirámide poblacional era “perfecta”, con una base muy ancha y un pico muy extremo, como las de Egipto. Había muchos niños y pocos adultos. En Uruguay, en cambio, las mujeres ya tenían un promedio de tres hijos y a la baja. Poco a poco la pirámide se iba ensanchando en las edades medias, pareciendo un rombo como las sociedades europeas.

“Uruguay empezó la transición demográfica antes que el resto de la región. Ya a fines del siglo XIX inició una baja de la mortalidad, a la que le siguió, como era esperable, una caída de la fecundidad”, cuenta el demógrafo Pardo.

¿Por qué sucedió esto? El campo, donde existe un incentivo mayor para tener hijos, empezó a despoblarse más temprano. Los inmigrantes europeos bajaron de los barcos con las ideas del Viejo Continente, en que la mujer se daba paso al trabajo y al estudio (ya no solo quedarse en la casa). Y como Uruguay era un país más desarrollado que sus pares de la región –en épocas de vacas gordas y de la Suiza de América–, la pirámide de población se fue europeizando.

Pero a la interna del territorio uruguayo seguían (siguen) las diferencias. Montevideo, con su barrios más ricos en la costa sureste y los más pobres en el centro-norte, daba (da) cuenta de esa heterogeneidad.

Pardo explica que “en los barrios más pobres la gente tiene, en promedio, más hijos y, a la vez, vive menos años”. Un estudio en Madrid, la capital española, demostró que aquellos nacidos en las zonas más desfavorecidas vivían ocho años menos que los nacidos en las regiones más acaudaladas.

Como contrapartida, en los barrios más ricos las familias sacan cuentas del costo-beneficio de tener un hijo en determinado momento: ¿podré mantenerlo? ¿Podré salir a estudiar? ¿Si estudio antes tendré un mejor salario? “En los barrios más pobres también se trata de decisiones con un componente de cálculo racional, pero el costo de oportunidad de tener hijos es menor, porque es muy probable que el acceso al empleo sea en peores condiciones y con peor remuneración”, cuenta Pardo. Y, como si fuera poco, el acceso y la política anticonceptiva estaban volcada a favor de quienes viven al sureste de la capital.

Pero eso está cambiando. En los últimos seis años la cantidad de nacidos vivos cayó a una velocidad que los demógrafos ni siquiera proyectaban para después del 2050. Más de la mitad (52%) del desplome de nacimientos se explica por la baja del embarazo en adolescentes y jóvenes que se concentraba, sobre todo, en las zonas más pobres. De ahí que en barrios como Casavalle –donde seis de cada diez habitantes tienen al menos una necesidad básica insatisfecha según el último censo– se haya visto ese vaciamiento notable de niños.

Jazmín lo sabe hasta debajo de la piel. En su brazo izquierdo y por fuera de la vista, más fino y chico que un escarbadientes, yace el motivo por el que esta adolescente del oeste de la capital puso fin a una herencia que agobiaba a su familia. Su madre la había parido cuando tenía solo 16 años. También su abuela había estrenado la maternidad cerca de los 15, y su bisabuela, y su tátara abuela. Pero el anticonceptivo de larga duración, ese implante subdérmico que le colocaron sin costo a la adolescente uruguaya, cambió el destino.

A nivel poblacional, este descenso en la fecundidad de las más jóvenes ha llevado los indicadores a niveles tan bajos que, según Pardo, “hace muy esperable un efecto rebote a niveles no tan bajos en los próximos años”.

Pero para que la pirámide de los barrios más pobres cambie del todo, y se parezca más a un rectángulo que a la de Guiza, falta. En Montevideo, como en Uruguay, los más adultos siguen concentrándose en unos pocos barrios.

¿Cuáles son los barrios más envejecidos?

La Ciudad Vieja es cada vez más vieja. La zona que concentra más monumentos históricos, es el barrio con menos menores de cinco años (solo el 3,3%). Y poco a poco escala entre los barrios más envejecidos.

Pero las zonas residenciales, como Buceo, Pocitos o Punta Carretas son las reúnen mayores porcentajes de personas mayores —como se les dice, si se es políticamente correcto, a quienes superan los 65 años. En cualquiera de estos tres barrios del sureste, uno de cada cinco pobladores ya se considera adulto mayor (y eso que Pocitos, con su casi 80 mil residentes, es el barrio más densamente poblado).

La emergencia sanitaria dejó una postal que parecía inevitable: varios hoteles convertidos en residenciales para adultos. Porque si bien en Uruguay es bajo el porcentaje de personas mayores que están institucionalizadas, cada vez son más los veteranos que requieren de cuidados.

Las personas en edad de jubilarse ya son más que las menores de 15 años. Ese es uno de los indicadores que más debatieron en la comisión de expertos que pensó la reforma de la seguridad social. Pero por fuera de esa mirada “economisista” de la vejez, los especialistas advierten que Montevideo (como las grandes ciudades) tendrá que repensarse: ¿está adaptada para los más adultos?

En el Municipio E, donde hay barrios como la Unión con más del 17% de su población que supera los 65 años, los vecinos tienen, en promedio, una policlínica a 31 cuadras. En el Municipio CH, en cambio, esa distancia se achica a 11 cuadras. Los datos "parecen mostrarnos que existe un Estado pero cuya presencia, según el lugar, es tenue", había advertido el investigador Gonzalo Bustillo, quien lideró el estudio de distancia a los servicios por la Facultad de Arquitectura de la Udelar.

Esta necesidad de adaptación de la ciudad tiene a ser más apremiante en aquellos barrios que concentran la población más anciana dentro de los adultos mayores.

¿Qué barrios concentran más adultos mayores entre la población mayor?

La costa sur y este es, otra vez, la región más sobreenvejecida de Montevideo. Así le llaman los técnicos a las zonas en que la población de más de 84 años tiene un peso mayor entre las personas mayores (la población mayor de 65 años). Más de la quinta parte de los adultos mayores de Punta Gorda, Tres Cruces y Parque Rodó son octogenarios, nonagenarios o centenarios.

El Prado, donde la aristocracia uruguaya había edificado sus grandes casas quintas hace más de un siglo, se cuela en el top 5 de barrios sobreenvejecidos: también allí uno de cada cinco adultos mayores supera los 84 años.

En el extremo opuesto están algunos de los barrios que tienen más niños, como Bañados de Carrasco, Villa García, Casavalle y La Paloma. Tan pocos ancianos hay que Casabó, uno de los diez barrios más poblados de la capital, tiene menos de 400 mayores de 84 años. Este fenómeno, dice el demógrafo Pardo, “no solo se explica porque en las zonas más pobres se vive menos años, sino por la alta fecundidad de esas zonas, que hace que el resto de las edades tenga menor peso relativo. El otro factor que afecta la composición por edad de un territorio son los patrones de movilidad residencial, cuando quienes entran o salen de un barrio tienen cierto perfil por edad. Por ejemplo, cuando las personas de más edad tienden a mudarse a otro barrio”.

¿Cómo se procesó la información?

Las estimaciones fueron obtenidas en base a los microdatos públicos de la Encuesta Continua de Hogares (ECH) que realiza de forma continua el Instituto Nacional de Estadística (INE) y se encuentran disponibles en la página web de dicho Instituto. Teniendo en cuenta la cantidad de barrios para los cuales se requería tener estimaciones o cifras confiables con una periodicidad anual  y debido a que el tamaño de muestra anual de la ECH por barrio no es suficiente, se utilizaron las medias móviles de los últimos tres años  con el objetivo de aumentar el tamaño de muestra efectivo y así poder obtener estimaciones más estables y confiables.

Si desea acceder a la hoja de cálculos, siga este enlace.

 

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