Nacional > Jefe de campaña de Lacalle Pou

Nicolás Martínez, el fiel estratega del padre y el hijo

Comenzó a trabajar con Lacalle Herrera hace 27 años y su vínculo lo llevó a ser “hermano” y mano derecha del líder del sector Todos
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03 de agosto de 2019 a las 05:03

La noche del 1 de junio de 2014 Luis Lacalle Pou subió y bajó dos veces las escaleras de la casa del Partido Nacional. La primera fue la protocolar, para saludar al Directorio blanco como novel candidato de todo el partido. La segunda fue para cumplirle el sueño a Nicolás Martínez,  al que más que un jefe de campaña o mano derecha, considera un hermano que le dio la política.

 “¿Dónde estás?”, le dijo por teléfonoLacalle Pou a Martínez mientras cientos de militantes esperaban el discurso del ganador de las elecciones internas de hace cinco años atrás. “En la sede, me quedé trabajando”, le respondió su jefe de campaña, mientras se disponía a cerrar el local que por ese entonces estaba en 18 de Julio y Martín C. Martínez y en el que ya no quedaba un alma. “No te puedo esperar más, tengo que subir la escalera del directorio”, insistió Lacalle Pou recordando el único pedido que le hizo Martínez: subir juntos como ganadores. Martínez logró llegar a la casa nacionalista en el preciso momento en que Lacalle Pou bajaba los últimos escalones. Pero al verlo, el líder del sector Todos lo abrazó y juntos caminaron la escalera cuesta arriba como habían hablado durante la campaña que lo tuvo a Jorge Larrañaga siempre por encima en las encuestas. 

“Yo quería subir ganando porque soy militante. Yo soy del partido”, cuenta más de cinco años después Martínez, sentado en el escritorio de su despacho en la nueva sede del sector, en bulevar Artigas entre Chaná y Guaná. 

Si bien en su casa su madre y su padre eran votantes herreristas, la militancia política les estaba impedida porque Jack Martínez, padre de Nicolás, trabajaba en las Fuerzas Armadas y no podía figurar en actos u ostentar símbolo alguno de un partido. Por eso, la actividad política de Martínez hijo le llegó entrados los 18 años, en 1992, y nació en una oficina del piso 7 del edificio Libertad, al lado del despacho de Luis Alberto Lacalle Herrera, por entonces presidente de la República. 

A pesar de que Jack Martínez debía manejar sus preferencias políticas por lo bajo, comenzó a vincularse con Lacalle Herrera antes de que iniciara la campaña que lo llevó a ser presidente entre 1990 y 1995 asesorándolo en temas de defensa. Al asumir su cargo, Lacalle lo nombró edecán y durante ese período trabajó en el piso 8 del edificio presidencial. 

Nicolás Martínez era un adolescente, había comenzado a estudiar la carrera de analista en sistemas y en el verano de 1992 tuvo que volverse antes de tiempo de sus vacaciones con amigos en el camping de La Paloma porque se quedó sin dinero. Al llegar a su casa y pedirle plata prestada, su padre le cambió el rumbo de sus vacaciones y, sin saberlo, de su carrera laboral. “Ustedes son cuatro hermanos y hay que trabajar. Se terminaron las vacaciones”, recuerda que le dijo y le pidió que se cortara el pelo y comenzar a usar traje porque su nueva oficina estaba al lado del despacho del presidente de la República. 

“El personaje tiene que ser Luis (Lacalle Pou) y los de abajo ayudamos. Hago mi trabajo, tengo más obligaciones que todos, tengo empatía con los dirigentes, pero no dejo de ser quien ayuda al personaje", Nicolás Martínez

Por ese entonces, los mandatarios tenían un secretario que se encargaba de leer su correspondencia. La señora que hasta 1992 hizo esa tarea murió y Lacalle Herrera necesitaba a alguien de confianza que la supliera, pero que además manejara algún conocimiento de computación porque había que pasar lo que estaba en papel a un sistema informático hecho especialmente para Presidencia. Martínez cumplía con las dos condiciones: era de confianza porque su padre conocía a Lacalle desde hacía años y estaba estudiando para ser analista en sistemas. 

Y sin que alguna vez se le ocurriera trabajar con un presidente, Martínez comenzó a leer cada misiva que Lacalle Herrera recibía. “Tenía que leer todas las cartas que me llegaban y pasar a una computadora el nombre del remitente, la localidad desde la que escribía y qué era lo que pedía. Luego eso se lo mandaba a Marta de Fuentes (secretaria del presidente) qué decidía a qué organismo mandarla o si tenía que ser leída directamente por Lacalle y volvía a mí, que las procesaba y las distribuía”, explica y se ríe al recordar que por leer tantas cartas de miles y miles de personas se “contagió” de faltas de ortografía. 

De su primer día de trabajo le quedó la imagen de una puerta que se abrió y tras la que apareció Lacalle Herrera con un habano encendido en su mano y su custodia detrás. Saludó a su secretaria pero demoró en notar que De Fuentes no estaba sola. “Él es Nicolás, que empieza a trabajar con nosotros”, le dijo la secretaria e inmediatamente vio a un joven de poco más de 60 kilos parado a su lado. Se acercó y le hizo un pedido: “Quiero mucho a tu padre y admiro mucho a tu madre. No los defraudes”. Cerró la puerta y se fue. 
Aquel primer contacto fue el inicio de un vínculo que trascendió las miles de cartas escritas a mano. Cuando Lacalle Herrera terminó su mandato, le preguntó a Martínez si quería quedarse en Presidencia –porque su cargo se lo permitía- o seguir trabajando con él. Martínez no lo dudó. Su militancia blanca venía siendo alimentada desde hacía tres años y la respuesta fue corta: “Me voy contigo”. 

Un nuevo camino 

La oficina de Martínez se mudó a la casa de los Lacalle, en Murillo 6446, a cinco cuadras de la suya.  “Iba caminando y ahí manejaba, escribía correspondencias y era un poco el vínculo entre los dirigentes y Cuqui (apodo del expresidente). Nos íbamos mucho al interior, era la época en que hacíamos giras y estábamos capaz dos semanas en el interior, dejé la carrera por lo que no tengo título ninguno”, cuenta. Lacalle solía pasarlo a buscar para comenzar las giras al interior y sus vecinos reconocían la bocina de la camioneta Toyota en la que se movía, que sonaba a las 8 de la mañana en la puerta de la casa de Martínez.  

“(Si Lacalle Pou gana las elecciones) me veo en algo ejecutivo, cerca de Luis. Ser la persona que está con el presidente, eso me gustaría. ¿Cuál es el título de esa persona? No lo sé”, Nicolás Martínez 

La vida laboral con jornadas que parecen no terminar le son difíciles de abandonar. En 2002, cuando su primera hija era recién nacida,  entró por concurso como administrativo al Banco de Seguros del Estado y ganó también uno del Banco Central. Recién cuando se enteró del resultado le avisó a su jefe político. Sentía que tenía que ordenar su vida. Sin embargo, esa rutina no era para él y seis años después renunció a llegar sobre las 17 horas a su casa. No en vano, en otro concurso que perdió, la psicóloga le dijo que era “ansioso, nervioso, enérgico y que carecía de condiciones para el cargo”. 

En la ruta 

Con Lacalle Herrera recorrió varias veces el país. Como jefe de campaña lo acompañó en la de 1999 –la primera con elecciones internas constitucionales- en la que Lacalle no logró llegar al balotaje y que le ganó el colorado Jorge  Batlle a Tabaré Vázquez. El mismo rol cumplió en la de 2004, en la que perdió la interna con Jorge Larrañaga y lo repitió en 2009, donde el herrerismo venció al wilsonismo pero no pudo llegar nuevamente al gobierno.

En ese caso, el coordinador de la campaña fue Gustavo Penadés pero las tareas de Martínez se mantuvieron intactas. 

El cambio 

Ver los primeros pasos de Lacalle Pou en la política fue una situación un tanto extraña para Martínez. “Era raro porque yo trabajaba con Cuqui, mi vida era él y Luis era como el rebelde. Nosotros teníamos el herrerismo y por fuera él estaba armando su movimiento. Se lo planteó a los padres y era ver qué pasaba, pero lo mío era con Cuqui. Luis creó su movimiento y él ahora es más que el herrerismo, aunque hizo su propio camino con base herrerista. Cuando estaba arrancando había un intercambio en la familia y le pedían que esperara un poco. Pero a Luis con ese ímpetu que tiene no lo frenaban”, dice.

Martínez conocía muy bien a Lacalle Pou. Había pasado horas y horas en su casa, es tan solo tres meses mayor que él y el vínculo con su padre lo hizo casi uno más de la familia. De hecho, de vez en cuando lo miraba y pensaba que podía tener futuro como líder de un sector político. “Tiene actitud de líder. Es un poco el centro sin que se lo proponga. Tiene imán con la gente, lo tenía de chico”, dice convencido. 

A fines de 2011, o principios de 2012, padre e hijo estaban cenando con Martínez en la casa de Murillo cuando Lacalle Pou le confirmó a Lacalle Herrera que iba a ser precandidato en las elecciones internas de 2014. “¿Y por qué no le pedís a Nicolás que te ayude?”, sugirió el expresidente. No hubo mucho más que hablar. 

Desde ese momento, Martínez pasó a dividirse sus jornadas laborales entre Lacalle padre e hijo. Conforme pasaban los meses y la campaña estaba más cerca, el trabajo con Lacalle Pou se intensificó. “La mayoría de mi tiempo es con Luis. Todavía me llaman por cosas de Lacalle, por ejemplo entrevistas que las coordino yo. Ahora está más retirado de la política pero sigo vinculado. A veces me voy  de mañana temprano a tomar mate o me llama y me dice en broma que lo tengo abandonado”, dice. 

"Nico es como un hermano más a esta altura. Hace muchos años que estamos juntos y si hay algo que no le gusta es estar en este momento en frente a ustedes. Pero es el recurso humano político mejor del país sin duda y de las mejores persona que uno se puede rodear", Luis Lacalle Pou en su discurso al ganar la interna del 30 de junio. 

Ya sea con Lacalle Herrera como con Lacalle Pou, Martínez mantiene un perfil bajo. Evita las cámaras y no es común verlo subiendo escenarios con dirigentes y técnicos del sector Todos. El acto de cierre de la campaña interna de este año, en Las Piedras, lo vio desde las gradas a un costado del escenario junto a los hijos del ahora candidato nacionalista. . 

Quienes trabajan con él creen que eso tiene que ver con que busca no hacer prevalecer su interés personal por sobre el del sector y apunta a que su rol sea el de articular, organiza y ejecutar. Martínez dice que le gusta permanecer en la sombra porque  él no es el personaje en ninguno de los caminos de los Lacalle. “Yo hago mi trabajo, soy un militante más, tengo más obligaciones que todos y nunca dejo de ser quien ayuda al personaje”, afirma. 

Y mientras responde recuerda cuando algunos de sus cuatro hijos le preguntan de qué trabaja. “Soy amigo de Lacalle Pou. Ustedes digan eso: que su padre es amigo de Lacalle Pou”, dice a las risas y luego se sincera: “En realidad lo que hago es coordinar todo”. 

Por ese rol coordinador, Martínez suele ser el que abre las reuniones de cada lunes que tiene el comando de campaña y se proyecta con un rol ejecutivo al lado del presidente de la República si el Partido Nacional gana las elecciones. “Mi rol va a seguir siendo estar al lado de Luis, de alguna manera. Quien te dice que no vuelva a leer cartas. Ahora con lentes porque cada vez veo menos”, bromea. 
Sin dejar lugar a la improvisación, planifica cada paso y deja todo por escrito contagiado por el gusto de Lacalle Pou de tener todo previsto con antelación. 

Quizá por eso reconoce que el haber perdido las elecciones nacionales en 2014 fue “un porrazo”. “Pensábamos que se nos daba y no supimos calibrar. Pero es lamerte las heridas una semana y seguir”, dice casi cinco años después y en una nueva carrera electoral. 

Este 30 de junio, Martínez se despertó a las 6 de la mañana, fue el cuarto en votar en su circuito y sobre las 8.30 se instaló en la sede de Todos, de la que solo se movió para almorzar con su familia. La noche comenzó con un abrazo con Lacalle Pou luego de conocer el masivo apoyo que habían logrado en las urnas. 

El grito de victoria fue similar al de 2014, aunque advierte una diferencia: está convencido de que Lacalle Pou en particular y el sector en general maduraron. A ese grito le siguió el agradecimiento público de su jefe, que lo definió como un “hermano”. “Es de las mejores persona que uno se puede rodear”, dijo emocionado. 

Ese día, Lacalle Pou no lo tuvo que esperar y subieron juntos las escaleras del Partido Nacional. 

CV 
Ocupación: Jefe de campaña de Luis Lacalle Pou
Nacionalidad: Uruguayo. Nació en Montevideo, vivió dos años en Minas y seis en Rocha por el trabajo de su padre, que era militar. Cuando estaba en segundo de liceo toda la familia se instaló en la zona de Punta Gorda. 
Nacimiento: 11 de mayo de 1973
Edad: 46
Estado civil: Casado con Paula 
Hijos: Guillermina (17), Tomás (15), Manuel (12), Bautista (11). 
Denuncia archivada y en el olvido
Un artículo del portal Proyecto Fósforo - del que participan el entonces periodista de Brecha, Ricardo Scagliola junto a Agustín Acevedo Kanopa, Gabriel Delacoste, y Esteban Kreimerman– publicó una nota el 23 de abril de 2013 en la que informaban que un periodista de ese medio presenció cómo desde “una camioneta, matrícula SBO 7490, con numerosas calcomanías de la Lista 10 de Pedro Bordaberry en su vidrio trasero”, movieron un contenedor “hasta la mitad de la calle”.
El artículo mencionaban que otra camioneta también con calcomanías de Bordaberry participaba de la quema de contenedores. A raíz de esta nota, el diputado colorado Fitzgerald Cantero, integrante del grupo liderado por Bordaberry, Vamos Uruguay, presentó una denuncia penal para que se aclararan los hechos. Dentro de los indagados estaban Nicolás Martínez y su padre, el coronel Jack Martínez, que debieron comparecer ante un juez. Sin embargo, la Justicia encontró varias inconsistencias en la denuncia y terminó archivando el caso  por falta de pruebas que complementaran la versión de uno de los periodistas, que fue citado a declarar. El caso quedó en el olvido para los Martínez. 

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