Como la amplia mayoría de la población uruguaya nunca pisó una cárcel, el comisionado parlamentario penitenciario, Juan Miguel Petit, se deshace en metáforas para explicar lo que la prisión debería dejar de ser. Si se mirara el país desde un helicóptero, las cárceles deberían dejar de ser, por ejemplo, un manchón gris y borroneado cuando todo a su alrededor es nítido. O deberían dejar de ser una automotora donde algunos autos marchan bien, pero otros son un auto sin frenos que no podrían venderse ni a la más módica oferta.
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