Nacional > combate a las bocas

Nueva brigada antidrogas departamental incrementó el trabajo de los fiscales de drogas

La actividad del nuevo cuerpo policial recaía en la Dirección General de Represión al Tráfico Ilícito de Drogas, lo que para el ministro Larrañaga afectaba su eficacia, ya que se dedica a los grandes operativos
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12 de octubre de 2020 a las 05:02

Al inaugurar la Brigada Departamental Antidrogas de la Jefatura de Policía Montevideo, el ministro del Interior, Jorge Larrañaga, remarcó una vez más que entre sus principales objetivos estaba "llevar adelante allanamientos contra el narcotráfico y el narcomenudeo", en línea con una de las instrucciones más importantes del presidente Luis Lacalle Pou en el combate contra la declarada emergencia en seguridad.

Se designó al comisario Yony Mezquita –que hasta entonces era el jefe de investigaciones de Zona III, una de las áreas montevideanas más conflictivas y con peores índices de delitos– para que comandara una dirección que iba a tener como principal tarea desarticular las bocas de droga de la capital. Y, según señalaron a El Observador fuentes de la Fiscalía, a dos meses y medio de su inauguración, se produjo un incremento de trabajo en los fiscales especializados en Estupefacientes.

En concreto, en el equipo de funcionarios que trabaja bajo las órdenes de la fiscal Mónica Ferrero están especialmente conformes con el desempeño de la brigada capitalina, aunque todavía no hay números procesados para medir la evolución de las imputaciones por la incidencia de la brigada.

Ferrero –que fue amenazada de muerte en mayo por un cartel internacional– tiene a cargo algunas de las causas contra el narcotráfico más importantes del Ministerio Público, como la indagatoria de una célula en Uruguay del Primer Comando de la Capital, o la investigación contra los responsables de los 4,5 de cocaína incautadas en Hamburgo (Alemania) en un contenedor que había salido del puerto de Montevideo.

La actividad del grupo policial comandado por Mezquita –así como el de la brigada creada también este año en Canelones–, recaía antes en la Dirección General de Represión al Tráfico Ilícito de Drogas. Eso, para Larrañaga, era un problema, porque afectaba la eficacia de la brigada nacional, que debe estar abocada a las investigaciones de gran porte y que apuntan a frenar la incidencia en el país de los grandes grupos narcos.

"La lucha contra las bocas de pasta base es importante, y por eso creamos las brigadas departamentales antidrogas de Montevideo y de Canelones. ¿Por qué lo hicimos? Porque en Montevideo y Canelones ese trabajo prácticamente lo hacía la Brigada Nacional de Drogas, quitándole tiempo para intervenir en operativos grandes que a veces requieren de muchísimo tiempo para estar fuera de la capital por lo que no era posible brindar una atención prevalente", dijo el ministro el 29 de setiembre, cuando compareció ante la comisión de Hacienda integrada con Presupuesto de Diputados.

"De esta manera, liberamos a la Brigada Nacional Antidrogas para ese trabajo que realmente implica otro accionamiento, otra forma de pararse en territorio y en la cancha, otra forma de recurrir a la tecnología, incluso a los mecanismos de interceptaciones telefónicas, etcétera, para alcanzar los objetivos que en esta materia nos parecen importantes", añadió.

"Quitarle liquidez a los chiquitos"

De acuerdo a los números oficiales, durante los primeros seis meses de la gestión de Larrañaga fueron cerradas 696 bocas de droga, lo cual es una "cifra récord", según dijo el ministro en su última visita al Parlamento.

El jerarca también destacó el número de allanamientos. Dijo que también registran "récords" en esos operativos ya que del 1º de marzo al 31 de agosto realizaron 1.656 allanamientos.

Fuentes ministeriales dijeron a El Observador que casi la tercera parte de esa cifra –441– corresponden a procedimientos por droga realizados en Montevideo, y que desde fines de julio están a cargo de la brigada capitalina.

Hasta junio, según datos a los que había accedido El Observador, en comparación a igual período de 2019 –cuando estaba el ministro Eduardo Bonomi– se habían llevado adelante 30% más de allanamientos. Ahora, de acuerdo a cifras que no fueron detalladas en la comisión, la cartera también tuvo un crecimiento respecto al año pasado de la cantidad de interceptaciones telefónicas realizadas a delincuentes, con previa autorización de un juez.

Ante los legisladores, Larrañaga justificó su apuesta política a desbaratar las bocas, ante algunas críticas –que no especificó ni individualizó en nadie– que cuestionan el hecho de que se destine recursos a un objetivo vinculado solo indirectamente con los delincuentes más pesados.

"No se trata de decir: 'No, pero este ministro está orientado a los chiquitos, pero no a los grandes'. ¡No! ¡No! –exclamó– Dijimos que nos importan los grandes, nos importan los medianos, estamos procurando trabajar en todos los ámbitos. No hay nada más irritante para el vecino saber que todos los días, a la tardecita se anuncia que se abre la boca de pasta base con algunos cohetes, algunos disparos, y ver cerrarse temprano en la mañana desapareciendo todo vestigio de lo que sucedió durante la noche", afirmó.

Larrañaga dijo entonces que entendía "fundamental" debilitar los puntos de venta de drogas en la ciudad, porque esa es "la forma de ir quitándole liquidez a los chiquitos, menguándoles las ganancias a los medianos y afectando a los grandes; esa es la forma de la cadena".

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