Níger no es el único país que está en ebullición. La región occidental africana suma ocho naciones que fueron colonias francesas

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Ocho golpes de Estado africanos en tres años, pobreza y la sombra del colonialismo

A la crítica situación en Níger se suman el reciente golpe de Estado en Gabón más los gobiernos militares en Burkina Faso, Sudán, Guinea y Malí en los últimos tres años. La Comunidad Económica de los Estados del África Occidental quiere desplegar una fuerza militar en la región
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31 de agosto de 2023 a las 05:01

Un grupo de militares dio este miércoles un golpe de Estado en Gabón, una ex colonia francesa, y derrocó al presidente del país, Ali Bongo, quien se encuentra “bajo arresto domiciliario”. Un grupo militar identificado como Comité para la Transición y la Restauración de las Instituciones anunció que tomaba el poder ante lo que califica de “grave crisis institucional, política, económica y social”.

Gabón tiene 2,3 millones de habitantes y Ali Bongo es hijo de Omar Bongo, quien presidió el país desde 1967. Como otras ex colonias francesas, Gabón tiene altos índices de pobreza y vivió una alta dependencia de la que fuera la potencia colonial que le dio la independencia en 1960.

Lo de Gabón es una seguidilla de convulsiones en África. Niamey, la capital de Níger es un hervidero. Desde que los militares mantienen preso al presidente Mohamed Bazoum, un sector de ese país pobre con 25 millones de habitantes, apoya la asonada al punto tal que miles de nigerianos rodearon la base militar permanente que tiene Francia con 1.500 soldados.

El mandatario francés Emmanuel Macron advirtió que, si los golpistas no reponen en el poder a Bazoum, podría haber una escalada de violencia incluyendo el accionar de su fuerza militar de elite. En Níger se habla francés, la moneda es el franco CFA, una moneda creada bajo la administración colonial francesa.

Níger no es el único país que está en ebullición y además la región occidental de África suma ocho naciones que fueron colonias francesas, además de otras distribuidas en el continente. El franco CFA también es la moneda de Benin, Burkina Faso, Costa de Marfil, Mali, Senegal, Togo y Guinea-Bisáu. Salvo esta última, que fue colonia portuguesa hasta 1974, el resto tuvieron una independencia formal de Francia a mediados de los ‘60 del siglo XX.

El triunfo de la Revolución Argelina en 1962 llevó al entonces presidente Charles De Gaulle a llamar a un referéndum entre los argelinos para confirmar la desanexión administrativa de Francia. Nueve de cada diez votaron por esa solución y desde entonces no sólo Argelia depende de sí misma, sino que comenzó un proceso de descolonización en el resto de las posesiones francesas, británicas, belgas y holandesas. Las ex colonias portuguesas debieron esperar hasta mediados de los ‘70.

Las malas noticias para esas naciones siguieron existiendo. Economías extractivas, empresas de los países centrales relacionadas con las élites nativas que marcaron una dependencia económica a lo que se sumaron instituciones hechas a la medida del neocolonialismo. África fue y es el continente más pobre.

Los ocho golpes de Estado entre agosto de 2020 y agosto de 2023 en la región son una muestra de que los conflictos pueden escalar. En efecto, en Níger, el general Abdourahamane Tiani se convirtió en el hombre fuerte del país y dejó en prisión al presidente pro-francés Mohamed Bazoum.

Los golpistas nigerianos tomaron contacto con quienes, también de facto, gobiernan Burkina Faso y Mali. En esos países, como en el resto del continente, de las religiones originarias más las llevadas por los colonialistas –evangelismo y catolicismo– viraron hacia una preminencia de comunidades musulmanas. Un sector, minoritario, optó por sumarse al Estado Islámico, que somete aún a musulmanes que no comparten sus dogmas.

En este escenario, no sólo Macron, sino funcionarios de la Unión Europea y de los Estados Unidos, advierten que, si el general Tiani no disuelve su gobierno, podrían intervenir. De momento, para presionarlo, la ayuda humanitaria está frenada en las fronteras de ese país donde la emergencia alimentaria comprende, al menos, a un 15% de la población.

La Comunidad Económica de los Estados del África Occidental (CEDEAO), un organismo aliado a europeos y estadounidenses, también advirtió que puede pasar del trato diplomático a desplegar fuerzas militares.

La CEDEAO fue creada en 1975 como una zona de libre comercio y tratados a la medida de las empresas europeas y estadounidenses. Los países miembros son Benin, Cabo Verde, Costa de Marfil, Gambia, Ghana, Guinea-Bisáu, Liberia, Nigeria, Sierra Leona, Senegal y Togo. Aunque también la integran Burkina Faso, Guinea, Mali y Níger, que fueron suspendidos por los golpes militares.

No es un secreto que China desde hace tres décadas construyó puertos, rutas y toda la logística que en distintos países de África le permiten obtener materias primas. Tampoco es un misterio que los países suspendidos de la CEDEAO tienen relaciones con Rusia, también para venderles materias primas. Así como están los soldados franceses y de los Estados Unidos, el grupo Wagner tuvo y tiene relaciones con los gobiernos golpistas.

Pero hay un problema adicional que tienen Francia y el resto de las potencias europeas y no lo tienen ni China ni Rusia. Durante décadas, los habitantes de esas naciones africanas contaban con facilidades para ir a residir a Francia, Bélgica, Gran Bretaña, Portugal y Países Bajos. Desde ya, para realizar tareas subalternas, como limpieza de calles, de casas, jardinería, agricultura y construcción.

El empobrecimiento acelerado de esas naciones africanas y los ajustes económicos en Europa cambió la ecuación. Las barcazas de migrantes que cruzan el Mediterráneo son la cara más feroz de ese proceso. La integración de la cultura africana, especialmente de culto musulmán, es difícil. La muerte de Nahel, un chico descendiente de argelinos en Nanterre, Francia, el pasado 27 de junio, despertó una ola de violencia que expresa la gravedad de las tensiones incubadas durante años.

Ya no hay trabajos para los migrantes. Tampoco asilo ni visas. África depende de sí misma en un mundo donde la geopolítica pasa sin solución de continuidad de malos arreglos diplomáticos a intervenciones militares o ataques yihadistas.

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