Los abogados de seis imputados en la Operación Océano presentaron un recurso de queja ante la jueza del caso, María Noel Tonarelli, para que excluya del juicio chats entre los imputados y las víctimas, por haber sido "manipulados".
El miércoles de la semana pasada la denuncia del abogado defensor Eduardo Sassón agitó nuevamente el clima en el Palacio de los Tribunales y terminó con la suspensión de las audiencias planteadas para los días siguientes. Sassón afirmó que la Fiscalía había introducido chats apócrifos a la prueba, cosa que las representantes del Ministerio Público negaron a través de un comunicado en el que expresaron que se había cometido un error y se había subsanado meses atrás.
Allí se abrió un período de 48 horas para que la Fiscalía envíe los archivos con los errores enmendados y otras 48 horas para que los abogados cotejen que la información enviada era la correcta. De acuerdo al escrito que suscribieron los abogados Nicolás Pereyra, Martín Frustaci, Santiago Alonso, Pablo Barreiro e Ignacio Durán, y al que tuvo acceso El Observador, el equipo encabezado por la fiscal Mariana Alfaro envió los documentos en la misma noche del miércoles.
"Desde noviembre de 2021 las carpetas con la información completa están a disposición de las defensas de los imputados y es una carga de las mismas retirarlas para ejercer su derecho", esgrime el comunicado de la Fiscalía. Pero fuentes de la defensa resaltaron que actualmente la carpeta investigativa es muy extensa —pesa aproximadamente cuatro teras— y que tal como la selección de chats apócrifos se había enviado a través del correo electrónico oficial de la fiscalía, debía haberse comunicado que hubo un error que se subsanó por la misma vía.
De acuerdo al escrito que presentaron los abogados este 31 de marzo "verificados y cotejados los documentos, varios defensores, detectaron que los informes que oportunamente la Fiscalía envió en una primera instancia en el mes de octubre del año 2021, y posteriormente agregó a su carpeta en el mes de noviembre del mismo año, habían sido al menos modificados". Razón por la que solicitaron que “se excluyan los documentos que se pretenden ingresar a juicio" y solicitaron que se remitan los nuevos elementos a la Fiscalía de Flagrancia a la que se encomendó la primera denuncia por irregularidades.
"No es comprensible, ni lógico, mucho menos justo y equitativo para con las partes del proceso, que una vez más, la Sede, otorgue un nuevo plazo para que la Fiscalía enmiende las omisiones en las que incurre", reclamaron.
La audiencia que desató el escándalo
El 15 de octubre del año pasado, la Fiscalía envió un correo electrónico a las defensas de la Operación Océano con la selección de chats entre la víctima y los imputados que se utilizaría como prueba anticipada. El miércoles, el abogado Eduardo Sassón denunció que esos chats eran apócrifos, lo que suscitó que el resto de los defensores evaluaran su propia situación y que, otra vez, se suspendieran las audiencias. El equipo fiscal, encabezado por Mariana Alfaro (que ocupa ese lugar tras la salida de Darviña Viera) afirmó en un comunicado que los "errores" se habían subsanado en noviembre.
Si bien los defensores reconocen que se subsanó en noviembre, afirman que nunca se les avisó de que inicialmente había habido un error.
En noviembre —mes citado por el comunicado fiscal— fue fecha en la que un policía especializado que designó el fiscal de Corte, Juan Gómez, ordenó la carpeta investigativa luego de que en audiencia se detectara que hubo pruebas que no fueron ingresadas al juicio. En ese entonces, se suponía que había quedado lista y con la información completa para entregar a los defensores.
A partir de la denuncia de Sassón, varios abogados detectaron diferencias entre los documentos a los que habían accedido y los presentados por la Fiscalía. En lo que coinciden todos los consultados por El Observador es que las conversaciones estaban alteradas, pero no en forma aleatoria. Es decir, tenían una coherencia semántica. Desde el equipo de Alfaro se aseguró que no hubo ningún tipo de intencionalidad ni mala fe.
Los casos varían. Por un lado, hay chats en los que están intercalados mensajes de distintas épocas. A modo de ejemplo, un mensaje enviado en abril tiene una respuesta que en realidad corresponde a junio. Por otro, hubo un chat en el que no era correcta la fecha del cese de la comunicación. Es decir, se afirmaba que el imputado y la víctima habían estado en contacto hasta determinado mes y se encontró que habían tenido conversaciones posteriores cuyo contenido no estaba incluido.