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Otra vez al búnker: la nueva carrera armamentista

Los álgidos días de la Guerra Fría amenazan con volver de la mano de Trump y Putin que se empeñanan en parir la nueva era militar del siglo XXI
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03 de marzo de 2018 a las 05:00
Si ustedes no son creyentes, este es el momento para que reconsideren esa situación". Esas palabras –o alguna ligeramente diferente- escogía el académico ruso-israelí, Dima Adamsky, para advertirle a sus estudiantes que la historia que iban a escuchar podía cambiar su percepción de la historia.

El experto en estrategia y disuasión nuclear hacía la advertencia antes de contar una de las tantas historias en la que un error humano pudo haber conducido a un apocalipsis atómico.

En un búnker de inteligencia de la Unión Soviética se activaba el sistema de alerta temprana. La señal indicaba que estaban recibiendo un ataque inminente. Había pocos minutos para responder con algunas de las tres plataformas de lanzamiento (submarinos, bombarderos estratégicos o misiles balísticos intercontinentales despegados desde tierra) que aseguraban la capacidad de absorber la ofensiva y dar un "segundo golpe".

A esa posibilidad se le llamó el régimen de destrucción mutua asegurada (MAD en inglés) y es lo que hubiera pasado si Stanislav Petrov no hubiera aplicado su buen criterio para reconocer una alerta de ataque con misiles como una falsa alarma el 26 de setiembre de 1983. Es altamente probable que sin el buen tino de Petrov esta nota jamás se hubiera escrito.

Los años de la Guerra Fría ilustran mejor que cualquier otro momento histórico la peligrosidad de una carrera armamentística, que transforma el asunto de la seguridad en un verdadero dilema según el cual el intento de estar más seguro solo trae nuevas inseguridades.

Lea también: ¿Qué países tienen los misiles más peligrosos?

La paradoja subyace de una situación en la que la incorporación de armas por parte de un estado A –que está en una situación de competencia o rivalidad con un estado B- obliga al estado B a ponerse a tiro. De esta manera se genera un espiral en el que ambos buscan mejorar su seguridad.

Pero las acciones que tienen que llevar adelante para cumplir con ese objetivo tienen un alto costo económico que no siempre es posible de mantener.

No importa que haga el otro estado la tendencia será siempre a invertir en armas para estar a la par o lograr superioridad. Así fue como durante los momentos más cálidos de la Guerra Fría Estados Unidos y Rusia llegaron a tener entre 30 mil y 40 mil cabezas nucleares. Así fue también como una expansiva carrera había culminado años antes con la erupción de la Primer Guerra Mundial.

Inversión en modernizar

La caída del muro de Berlín, la desintegración de la Unión Soviética, el inicio de la "pax americana" y la entrada en vigencia de tratados de desarme generaron una baja de la cantidad gasto militar en el mundo. Los años 90 mostraron un descenso significativo en el gasto armamentístico que, sin embargo, para el 2008 ya estaba en los mismos niveles que en 1988.

Sin embargo, parecería que en los últimos dos años los temores y las inseguridades volvieron a florecer con singular fuerza a juzgar por el actual nivel del gasto militar ( el histórico récord de US$ 1,69 mil millones en 2016) y la búsqueda de los principales potencias por renovar su tecnología nuclear para superar las capacidades de sus rivales.

"Los datos muestran que, si bien el número total de armas nucleares en el mundo continúa disminuyendo, todos los estados poseedores de armas nucleares están en proceso de modernizar sus arsenales nucleares y no estarán dispuestos a renunciar a ellos en el futuro previsible", informó el Instituto Internacional de Investigación de Paz de Estocolmo (SIPRI, en inglés) en junio de 2017.

Al inicio de 2017 había nueve estados –Rusia, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte- que poseían aproximadamente 4150 armas nucleares operacionales y desplegadas. Pero si se cuentan todas las ojivas nucleares el número asciende a 14935, 460 menos que en el año anterior. Entre Estados Unidos y Rusia abarcan el 93% del total de armas nucleares, según SIPRI.

La tendencia es a una reducción lenta de los inventarios de armas de largo alcance pero, al mismo tiempo, Rusia, Estados Unidos y China están llevando adelante y extensivos y costoso programas de modernización nuclear.

Los Estados Unidos, por ejemplo, planean gastar $ 400 mil millones en 2017-2026 en el mantenimiento y la actualización integral de sus fuerzas nucleares.

El cuadrilátero

Que los presidentes Donald Trump y Vladimir Putin sean dos realistas desconfiados que creen en el poder del músculo explica en buena medida el escenario actual, que toma la forma definitiva de un mundo multipolar. En todos los documentos estratégicos que publicó la Casa Balnca en los últimos meses, China y Ruisa aparece como la gran amenaza al status quo.

Washington y Moscú se acusan mutuamente de violar el Tratado INF (Intermediate-Range Nuclear Forces), el único de los acuerdos armamentísticos vigentes entre EEUU y Rusia que fue firmado durante la Guerra Fría.

También se acusan de evadir sus obligaciones bajo el tratado New Start (firmado por Barck Obama y Vladimir Putin en 2011) para que ambos estados reduzcan su arsenal de armas "estratégicas" (de largo alcance o intercontinentales).

El Pentágono publicó a principios de febrero su nueva "posición nuclear", que busca dotar a Estados Unidos de nuevas armas tácticas (de corto y mediano alcance y menor potencia) en "respuesta" al rearme ruso y a la modernización de China.

Según algunos especialistas, el desarrollo de estas armas rebajaría el umbral nuclear a un punto inédito desde el fin de la Guerra Fría. El temor ruso es que Washington localice esas armas en algunos de los países de la OTAN que están dentro de su histórica zona de influencia en Europa Oriental.

Estados Unidos sigue siendo la potencia militar de este mundo; el que más gasta y el que tiene las armas más sofisticadas. En enero de 2017, contaba con 6.800 cabezas nucleares, según SIPRI.

Para finales de 2016 era el estado que tenía por lejos el mayor porcentaje del gasto militar en el globo (36%), tres veces más que China y nueve que Rusia, y además es el estado que más millones de dólares obtiene por la venta de armas en el mundo (58%).

Es el único país con capacidad armamentística para pelear dos grandes guerras al mismo tiempo y sigue manteniendo diferencias relevantes con sus rivales en términos de capacidades, información y tecnología, así como en el uso extensivo del mar, el espacio y el aire.

En la otra esquina del cuadrilátero está la Rusia resurgida de la mano de Vladimir Putin. El presidente se jactó este jueves de tener nuevos tipos de misiles cruceros con "alcance ilimitado" y con la capacidad de vulnerar el escudo antimisiles estadounidense, drones submarinos a propulsión nuclear, cohetes supersónicos e inclusive un arma láser "sobre la cual es muy pronto para brindar sus detalles".

"Antes de que tuviéramos los nuevos sistemas de armamento, nadie nos escuchaba. ¡Escuchadnos ahora!", aseguró Putin durante un encendido discurso sobre el estado de la nación ante ambas cámaras del Parlamento.

Putin presentó los esfuerzos de Rusia como una "respuesta" a la nueva posición nuclear estadounidense, que fue denunciada por Moscú como "belicosa", "antirrusa" y capaz de desatar una nueva carrera armamentista.

El carismático líder ruso ha repetido en muchas ocasiones que su país no se verá empujado a una carrera armamentista que agote sus recursos como ocurriera con la Unión Soviética cuando el presidente Ronald Reagan lanzó la conocida "Guerra de las Galaxias".

Pero en los últimos años el Kremlin ha invertido cientos de miles de millones en modernizar su tríada nuclear, aunque el presidente asegura que la doctrina militar rusa sólo contempla el uso de armas nucleares en respuesta a una agresión exterior.

"No amenazamos a nadie y no tenemos intención de atacar a nadie (...) Estamos interesados en una cooperación constructiva con EEUU y la Unión Europea", dijo.

En enero de 2017 Rusia tenía siete mil cabezas nucleares, un 4% del total del gasto militar a nivel mundial y sus compañías son responsables de un 7% del total de millones de dólares que se venden por armas en el mundo, según SIPRI.

Un tercer vértice del ring es ocupado por China, un estado que aumentó y modernizó de forma sustantiva su capacidad nuclear, al tiempo que se convirtió en uno de los estados que más gasta en cuestiones militares después de EEUU con un 13% del total mundial.

Por último, India y Arabia Saudita multiplicaron su arsenal convencional de forma exponencial y cualitativa en los últimos años en base a importaciones.

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