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Otra vez en soledad

El gobierno uruguayo decidió salirse del TIAR por la resolución contra Venezuela
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27 de septiembre de 2019 a las 05:04

En dicho ámbito, 16 de sus miembros apoyaron una resolución que contó con un solo voto negativo a cargo de Uruguay. Una vez aprobada, el canciller uruguayo convocó una conferencia de prensa donde anunció el retiro de Uruguay del Tratado argumentando que este se está utilizando como excusa para invadir militarmente a Venezuela. Además, entiende que este tratado es obsoleto y ya no cumple con los fines para los cuales fue creado en 1947.

Aprovechando la realización de la Asamblea General de las Naciones Unidas desarrollada en Nueva York, los cancilleres de los países miembros del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) mantuvieron esta semana la Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores. Dicha reunión, fue convocada el 11 de setiembre en el marco del Consejo Permanente de la OEA con la aprobación de 12 votos, cinco abstenciones y una ausencia.

Cabe recordar que a diferencia de gran parte de la comunidad internacional y de todos sus socios en el Mercosur, Uruguay ha mantenido el apoyo a Maduro como Jefe de Estado y no reconoce al gobierno de Guaidó como legítimo, más allá de que con la aplicación del Protocolo de Ushuaia, entendió que en ese país se registró un quiebre democrático. Esta acción debería haber cambiado de forma definitiva la posición de la cancillería, ya que no podría ser considerado legítimo un gobierno que atentó contra las instituciones democráticas.

En definitiva, este es el tema central, ya que, a partir de la definición de seguir reconociendo a Maduro como presidente de Venezuela, todas las acciones llevadas a cabo por los organismos regionales donde asista una delegación que represente a Guaidó, serán consideradas ilegítimas por parte de Uruguay.

Otra consideración tiene que ver con la lectura que se hace de la resolución. Si bien es evidente que la activación del TIAR tiene por objetivo aumentar el nivel de presión contra el gobierno de Maduro, tomando en cuenta que los esfuerzos de las diferentes iniciativas de negociación no han tenido resultados, la decisión no necesariamente implica una intervención armada como aduce la cancillería de Uruguay. De hecho, el gobierno de Trump ha demostrado que no tiene interés en tomar esa decisión, lo que entre otras cosas derivó en la destitución del Asesor de Seguridad Nacional John Bolton, por mostrar una visión muy dura respecto a las relaciones internacionales.

Independientemente de las polémicas generadas por su estilo, el gobierno de Trump ha demostrado sumo pragmatismo a la hora de enfrentar los diferentes conflictos en los que Estados Unidos participa directa o indirectamente, priorizando hasta el presente las conversaciones. Un ejemplo han sido las históricas negociaciones que ha impulsado con Corea del Norte, pero también, cómo ha manejado sus diferencias con Irán, Rusia y China. En la región, podría haber mostrado una política mucho más agresiva contra Venezuela y Cuba. En definitiva, si bien es claro que lo que se pretende es aumentar el nivel de amenaza contra el régimen de Maduro, la opción de una intervención militar en el marco del artículo 8 del TIAR no parece ser una opción realmente valorada por los Estados firmantes, al menos en el corto plazo.

Además, debe tenerse en cuenta que el propio TIAR hace referencia a los artículos 51 al 54 de la Carta de las Naciones Unidas, por lo que, de tomarse una decisión de esa magnitud, no sería unilateral, sino en conjunto con la participación del Consejo de Seguridad de la ONU. Como es sabido, además de Francia, Reino Unido y Estados Unidos, son miembros permanentes con derecho a veto China y Rusia, dos potencias que sostienen al régimen de Maduro. Uno de los argumentos utilizados por Uruguay tiene que ver con los intereses de Estados Unidos en Venezuela, los que naturalmente existen. Pero hacer mención solo a la primera potencia mundial es una tremenda simplificación de la realidad, ya que Rusia y China también muestran presencia en Venezuela, sin mencionar los vínculos del régimen de Maduro con Cuba.

La decisión apresurada de retirarse del TIAR, termina siendo un nuevo exabrupto diplomático del gobierno uruguayo. Definiciones de esa naturaleza ameritan un análisis más profundo, con consultas a todos los actores políticos y no deberían ser tomadas en base a una decisión coyuntural. El debate sobre la utilidad de este tratado es legítimo, pero su denuncia debido a la resolución recientemente aprobada contra Venezuela termina dando una señal de apoyo de Uruguay al régimen de Maduro, transformándose en un paso más hacia el alejamiento de las instituciones regionales.

El debate central, al menos a nivel nacional, no debería ser la activación o no del TIAR, sino por qué Uruguay sigue considerando como legítimo a un régimen que, como confirmó el informe de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, ha cometido numerosas violaciones de los derechos humanos. Claramente la intervención armada no es la mejor opción, pero sí es necesario aumentar al máximo la presión para recuperar las instituciones en Venezuela y superar la profunda crisis humanitaria. Lamentablemente, en este caso, el gobierno uruguayo se ha aislado.

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