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Pablo Darscht: "Inefop era una especie de lugar de plata fácil para el gobierno”

El director del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional criticó la falta de evaluación de las políticas en la gestión anterior
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09 de agosto de 2020 a las 05:00

Vinculado desde hace 10 años al Partido Independiente, particularmente enfocado en las áreas de competitividad y trabajo, Pablo Darscht recibió una vez armada la coalición la pregunta del actual ministro de Trabajo, Pablo Mieres, de si estaba disponible. Darscht considera que viene del mundo de la innovación, cuenta con un doctorado en ingeniería de software hecho en Alemania y también con experiencia en el sector público. Fue director del Programa de Desarrollo Tecnológico (2000-2003) y dirigió el Programa de Apoyo a la Competitividad y Promoción de Exportaciones de Pymes (2006-2009).

A continuación, un resumen de la entrevista al director del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop), que habló de la estrategia que llevará adelante la institución y fue crítico con la administración anterior, su forma de volcar los recursos y la falta de evaluaciones en las políticas. 

¿Cuáles son las perspectivas para el Inefop, cuando muchos especialistas lo catalogan como un organismo clave?
Cada vez que me dicen eso trato de bajar las expectativas, o por lo menos pedir plazos. El Inefop no va a resolver los problemas de cortísimo plazo. 

Los fundamentos de la economía uruguaya, tampoco. 
Ni los fundamentos de la economía ni la debacle del empleo que generó la pandemia. El Inefop tiene un rol muy importante en tratar de ayudar a que más uruguayos puedan insertarse en el mundo laboral que se viene. La pandemia lo que hizo fue acelerar procesos. En número de puestos de trabajo en principio no podemos tener una incidencia demasiado fuerte. En relación con la mutación, ahí sí podemos ver cómo ese puesto de trabajo que tenía una cajera en un supermercado se puede reciclar para que pueda trabajar en otra actividad que no esté condenada a desaparecer o ya lo esté haciendo. El mundo laboral hoy muestra que los trabajos rutinarios cognitivos o no cognitivos son los que están desapareciendo más rápido.

¿Esos son los focos a atender?
Tenemos que hacer foco en las competencias que se requieren para trabajos no cognitivos y de baja complejidad, pero que son difícilmente automatizables. El cuidado de personas, por ejemplo. Después necesitamos que aquellos que puedan avancen a los trabajos de alta complejidad, cognitivos o no. Ahí es donde aparecen oportunidades. Uruguay ahora presenta desempleo masivo en casi todos los sectores, mientras dos o tres tienen una demanda de trabajadores no satisfecha.

Como ocurre con las TIC, ¿es un nicho a apuntar en la capacitación?
Hay que hacer un esfuerzo grande en que la población económicamente activa incremente sus competencias digitales y otras transversales. Los que trabajan en las TIC son como una élite que tenemos que tratar de que sea cada vez más grande, pero no es posible que cualquier persona con cualquier nivel de base termine insertándose como ingeniero de desarrollo en una multinacional de tecnologías de la información. Sí hay una escala de otras tareas que puede hacer, pero también hay muchos que no quieren trabajar ahí.

En un país con mucho mayor énfasis en la formación humanista.
Que está todo bien, no pretendemos convertir a los 1,8 millones de uruguayos en edad de trabajar en suministradores de la industria TiC. Lo que queremos es que se adquieran competencias digitales y que esa industria cuyo principal problema para crecer es la falta de recursos humanos, pueda cerrar ese gap. En este sentido, hay un programa muy interesante de la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (CUTI) que es financiado por Inefop, que se va a seguir apoyando.

El Consejo Directivo del Inefop aprobó el balance de 2019 con un déficti de $ 800 millones (US$ 20 millones). En lo que va de 2020, el instituto volcó al fondo coronavirus US$ 6 millones. Según su director, como instrumento contracíclico que es, este año habrá déficit nuevamente, pero se intentará que no sea tan importante. 

¿El acuerdo firmado con Microsoft va en esa línea, en capacitar a 10 mil trabajadores en habilidades digitales?
Tiene más que ver con las competencias transversales de la población. Hoy en día toda persona que se quiere insertar en el mercado laboral independientemente de donde quiera trabajar –TIC, salud, transporte– debería ser capaz de manejar ciertas herramientas: abrir una planilla de cálculo, armar un currículum vitae, expresarse de forma correcta en su propia página web. Yo lo comparo con el saber leer y escribir de hace 100 años. A principios del siglo xx no toda la población leía y escribía, pero con el tiempo se volvió un requisito en el que no importa para que te estén contratando, te exigen esa capacidad. Algunas de esas competencias son digitales, pero otras tienen que ver con qué dicen esas diapositivas para comunicar eficientemente mis ideas. Hay que generar una mezcla de habilidades informáticas con las cognitivas de otro tipo. 

No es lo mismo capacitar tampoco a un joven de 20 años para este tipo de habilidades que a un mayor de 50 años que perdió su trabajo ¿Hay alguna estrategia en particular para esas diferencias?
Dentro de las líneas estratégicas del instituto para este período acordamos que tiene que ser el de la formación permanente. Quizá hace 30 años se podía aprender algo o hacer una formación técnica y trabajar 20 años hasta que la empresa se fundiera, y capaz ahí había reciclarse. Hoy no funciona así. En general la persona se forma en algo y tiene bastante dificultad para encontrar su primer trabajo. Uruguay tiene un problema gravísimo de desempleo juvenil. Más o menos uno de cada tres jóvenes que buscan trabajo tienen dificultad para su primera inserción laboral. Hay muchos problemas para entrar a laburar y cuando se entra el tipo de competencias que se requieren está mutando a tal velocidad que, si no se está formando continuamente, en diez años está obsoleto. Y si la empresa donde está trabajando no se dio cuenta, es probable que en diez años esa empresa tampoco exista.

¿Qué otros temas hay que abordar?
El desafío es mucho más sistémico y general, por lo que un instituto como este tiene que estar continuamente alertando a la gente de la necesidad de mantenerse actualizada. Además de rescatar gente porque se quedó sin laburo, tenemos que tratar de que se mantengan formándose. Siempre pongo el mismo ejemplo de la automatización de los supermercados. Debe ser fuerte para esos pocos que quedan en las cajas manuales ver venir las máquinas ganando espacio. Entonces, ¿por que tenemos que esperar a que la persona que está viendo eso la sustituyan por un robot y ahí recién decirle que ahora tiene derecho a un curso gratis del Inefop? Es deficiente económica y humanamente. Es más lógico suponer que en cinco años ese puesto de trabajo va a desaparecer. Busquemos entonces las competencias que permitan insertar a esa persona en otros trabajos, capaz que en la misma empresa, quizá en otra, pero que le permita seguir una vida laboral, con sus implicancias en lo social.

¿Se hacían las mediciones adecuadas sobre los resultados de las políticas llevadas adelante en Inefop?
En particular el instituto tiene un número grande de convenios con otras instituciones que ejecutaban sin que se tuviese mucho control de lo que se hacía. Funcionaba más bien como un financiador generoso. Encontramos muchos que funcionan bien, como el que renovamos la semana pasada con Uruguay XXI. Pero también muestra algunas debilidades.

¿En qué sentido?
El programa de Uruguay XXI que financia Inefop proporciona apoyo económico para que las empresas de servicios globales capaciten a su gente y traigan sus inversiones a Uruguay. El programa funciona muy bien. Pero de esos programas hay un montón que no tienen una evaluación ni reportes tan claros y buenos como los que hace Uruguay XXI. Al margen de cómo funcionan, no hay buenos reportes de resultados. Hay programas que consideramos que son excelentes, pero no logramos que documenten los resultados. El problema es que no podemos decidir en función de lo que nos parece, tenemos que tener alguna evidencia.

¿Eso fue lo que ocurrió con las becas del Programa Uruguay Trabaja? 
La principal cuestión ahí fue que no tenemos evidencia más allá de la opinión de una funcionaria de ANEP que salió a la prensa a decir que el programa funciona bárbaro. No tenemos evidencia de que realmente sea una buena política pública. Además, hay una tardanza no admisible en la presentación de la solicitud. No se puede presentar una solicitud de apoyo para el año lectivo de 2020 en junio. El primer punto es la información de qué se ha hecho durante todos estos años con ese dinero, cómo se seleccionaron los estudiantes, qué diferencias hay entre los que se apoyó y los que en similares condiciones no se apoyó. Qué impacto tuvo. Vamos a solicitar una evaluación externa a ANEP y a Inefop para que nos digan cuáles son los resultados. En función de eso, si el instituto comprende que es parte de su rol seguir financiando las becas, se hará.

¿Había bajas exigencias?
Se manejó con muy bajas exigencias en cuanto a rendición de cuentas por parte de quienes utilizaban sus fondos. Y eso es especialmente cierto para el relacionamiento con todo el sistema público educativo. Era como una caja chica… 

¿Del exministro de Trabajo Ernesto Murro? 
De Murro y de (Wilson) Netto. Eso queremos que se corte porque como directores estamos incumpliendo la ley si no estamos asegurando que los dineros se utilicen bien. Eso es parte de lo que nos viene diciendo la auditoría.

¿Por qué se decidió bajar los viáticos que se paga por las clases asistidas?
El instituto tiene como política que al trabajador que está en seguro de desempleo y recibe asistencia del Estado se le da una capacitación que iba acompañada de un viático para alimentación y transporte (se bajó de $ 212 a $ 90). Este dinero puede parecer menor, pero sumando todo hace un monto importante. No parecía justo que además de pagar el acceso a una capacitación gratuita, con escasez de recursos que nos impide hacer todas las capacitaciones que nos gustaría, se subsidie a algunos cuando no es función del Inefop hacerlo. No se trata de gente que hace dos años esté desempleada, es la que está en el seguro y ya subsidiada. Lo que tenemos que lograr es que la mayor porción de esas personas, que hoy son 200 mil, adquieran nuevas competencias laborales. La prioridad de nuestro dinero es para eso. Además ese viático representaba un incentivo perverso. Al instituto llegaba el más desesperado y uno de los incentivos era tener algún dinero mientras se hace el curso. El instituto paga al capacitador en función de las asistencias, que se controlan en una hoja donde la gente firma. Se podían así firmar todas las asistencias a clases en una vez y así todos felices porque uno cobra los viáticos y el otro el curso. No digo que sea generalizado, pero es probable que eso pase. En materia de política pública se deben evitar a toda costa los incentivos perversos y en este caso se daban.

En julio, Inefop firmó un acuerdo con la multinacional Microsoft para la formación y capacitación de 10 mil personas en un plazo de un año a través de cursos que otorguen “habilidades digitales para la empleabilidad”. El costo de la iniciativa será de US$ 300 mil e involucra a 40 formadores de instituciones capacitadoras. 

Se ha manejado en los últimos días deudas del gobierno con Inefop ¿A cuánto ascienden? 
El Inefop se financia con el Fondo de Reconversión Laboral (0,1% del salario). El Estado debería aportar lo mismo que aportan trabajadores y empresas. Hay un compromiso legal del Ministerio de Economía y Finanzas de hacer aportes, pero no se han hecho. Por razones que no termino de entender, se manejan distintas cifras, y la verdad no la tengo. También creo que es afortunado que hasta el presente no se hayan vertido porque el diagnóstico sobre la forma en que se condujo la administración anterior en relación con la asignación de fondos que tenemos es muy mala. Quizá fue acertado que Economía no vertiera más recursos, porque era una especie de lugar de plata fácil para el gobierno. Todos los problemas que había se resolvían con plata de Inefop. Con Envidrio como un buque insignia.

Volviendo a lo anterior ¿Fue Inefop la caja chica de Murro? 
No sé si chica. 

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